Un comercio que genere riqueza para los pueblos

2006-12-07 00:00:00

Uno de los temas ineludibles de los debates sobre integración es el comercio. Desde la perspectiva neoliberal, los flujos comerciales son considerados como la base de las relaciones entre países. Gonzalo Berrón, de la secretaría de la Alianza Social Continental, entrevistado por ALAI/Minga Informativa, destacó que esta visión es una forma perniciosa de integración entre los pueblos. “Que circule libremente las mercancías no significa que eso sea bueno para uno y otro pueblo –señaló-. Por ejemplo, en México, con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que entró en vigencia en 1994, los pueblos, que producían el maíz como sustento y como principal producto para su supervivencia, sufrieron con el ingreso del maíz subsidiado desde EEUU”.

Berrón considera que el comercio sí puede ser una herramienta para el desarrollo, si permite a los países generar y distribuir riqueza para su pueblo, “pero en sí mismo, no es una herramienta para el desarrollo”. Desde los movimientos sociales, cuyos delegados están reunidos en Cochabamba, se propone más bien un comercio que no necesariamente tiene que ser libre, y que sí debe ser regulado, de acuerdo a las necesidades de los pueblos; que esté al servicio de la lucha contra la pobreza y por el desarrollo de los pueblos. Así, por ejemplo, dice que: “No queremos que la industria de Bolivia sea fundida por las importaciones de productos de Brasil. Queremos que se desarrollen industrias complementarias, pero no que se pierdan empleos ni se desestabilice el trabajo”.

Un proceso de integración, en su aspecto comercial, exige voluntad política para desarrollar políticas que apunten a convertir las economías de los distintos países de la región, para tornarlas complementarias, según Berrón. Y acota: “sabemos que la voluntad política solo se genera si hay presión por parte de los movimientos sociales del continente. Y por eso estamos aquí discutiendo de la integración, y también del comercio dentro de la integración”.

En este sentido, muchas organizaciones sociales reconocen a la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) como una gran oportunidad. No obstante, también perciben que hay “algunos conflictos dentro de la CSN que de alguna forma pueden estar atentando contra el proyecto de un comercio distinto –afirma Berrón-. Por ejemplo, algunos países han firmado un Tratado de Libre Comercio con EEUU., que podría hacer imposible un entendimiento a nivel de la región”. Frente a ello, los mismos movimientos presentes al hablar de integración en Cochabamba también resisten a los acuerdos de libre comercio, “y esperamos que eventualmente podamos revertir estos acuerdos”, añade.

La experiencia del MERCOSUR también inició bajo un modelo neoliberal. Su primera formulación aspiraba a un mercado común, con un área de libre comercio, que ha sido nocivo para los pueblos, particularmente en el caso de Paraguay, que es un país con un nivel bastante inferior de desarrollo. También el pueblo de Argentina ha sufrido problemas con productos importados de Brasil. Con las últimas modificaciones al proyecto de MERCOSUR, sin embargo, éste comienza tener otro carácter, con algunos aspectos esperanzadores.

En cuanto a los pasos concretos a dar para una integración comercial distinta, Berrón reconoce que es un tema de debate también dentro de los movimientos sociales. “Al principio, tuvimos una actitud defensiva frente al libre comercio –afirma-. Después se vio que era necesario pensar en alternativas.

“Lo que proponemos es que se fomente el comercio, pero que no sea un comercio destructivo de los bienes y riquezas de nuestros pueblos. Se puede pensar en mecanismos de compensación; pero antes de ello, habría que estudiar cual es la capacidad productiva de nuestros países y en base a ello establecer reglas para el comercio”, concluyó.