República Dominicana
Poder, racismo e identidad
Ha sido una tarea extremadamente difícil hablar sobre la evolución de
la identidad entre las mujeres negras, porque hay muy pocas
investigaciones sobre las cuales podemos basar dicha exploración.
Históricamente, la condición de subordinada y blanco de la
discriminación se ha negado constantemente. Los académicos, bajo la
influencia de esta ideología racista muy difundida, no consideran que
el tema es digno de explorar.
La mayoría de las mujeres que tiene acceso a un mundo académico e
intelectual donde se llevaría a cabo este tipo de investigaciones no
son negras, y por lo tanto, generalmente no tienen conciencia del tema.
El resultado es que no existen indicadores acertados sobre la situación
económica, política, social y cultural de la mujer negra. El racismo
ha limitado nuestro acceso a la investigación que podría relatar
nuestra realidad
.
El proceso para darle forma a la identidad étnica es un asunto complejo
para desenredar. Las mujeres negras no se ven a si mismas en ninguna
representación política, cultural, ideológica o espiritual. Y cuando
están representadas en la sociedad, están dadas identidades falsas,
estereotipadas, impuestas por las fuerzas nacionales y regionales. Las
mujeres negras no tienen la fuerza social y el poder para desafiar a
estas identidades.
Esta identidad impuesta se manifiesta mas fuertemente al nivel
personal, y tiene un impacto profundo sobre la manera en que las
mujeres negras experimentan su sexualidad, perciben sus cuerpos, y
responden a la pregunta ??quien soy?, conectan con su autoestima, su
auto-odio, su conflicto con el paradigma dominante, su pelea interna
con el espejo, y su resultante una identidad fragmentada.
Pero la identidad no es una colección de fragmentos; más bien, es una
unidad que va más allá de los folclores, bailes, rituales, colores y
fenómenos sociales. De hecho, la identidad va mas allá del
inconsciente. Es un camino entre la interrelación compleja de las
múltiples variables sociales, políticas, ideológicas y culturales que
interactúan en las esferas; pública, privada e íntima.
Tenemos que volver a definir el proceso mismo de llegar a una
identidad. Esto se tiene que basar en un principio multicultural y
democrático que reconocería las diversidades existentes, para que el
proceso de construir una identidad deje de ser una barrera para las
mujeres negras, y se vuelva una herramienta para cambiar y agrandar sus
ideas políticas e involucrarlas activamente en el ámbito político.
El movimiento feminista latinoamericano no ha sabido forjar un enfoque
integral y de género para enfrentar al racismo a los niveles teóricos
y prácticos. El gran desafío dentro del movimiento es desarrollar un
enfoque que podría ayudar a transformar la realidad global, y no
solamente una pequeña parte de ella.
El feminismo afrocéntrico del norte ha proporcionado un apoyo valioso
para la especificidad étnica de la región latinoamericana. Ha ayudado
a ampliar la visión transcultural del feminismo latinoamericano y
proponer nuevas categorías de análisis. Ha permitido a las mujeres
negras en la región para estructurar al debate y establecer bases
teóricas para articular la relación entre género y etnicidad. Y más
importante es que ha promovido un proceso de auto-descubrimiento
dirigido a una reafirmación positiva de la mujer negra.
El problema de la identidad de la mujer negra es una realidad que no se
puede dejar al lado. El discurso de la diversidad y pluralismo debe
convertirse en parte de nuestras agendas. Tenemos que trabajar hacía
un modelo de desarrollo que avance la reafirmación, reconocimiento y el
respeto para las identidades étnicas, raciales y de género. En la
medida que nuestro trabajo avance, nuestra esperanza crece.
* Sergia Galván es miembro del Movimiento Identidad
** Publicado en el Boletín Cimarronas No. 6, abril de 1999