Apropósito del la conmemoración del 21 de marzo, Día Internacional
por la no Discriminación Racial, es necesario reflexionar sobre
el momento político actual y la situación de las mujeres y pueblos
afrodescendientes, después de la Conferencia Mundial contra el Racismo
en donde uno de los resultados más importantes fue la visibilización y el reconocimiento.
El esfuerzo organizativo de los y las afro descendientes va desde el momento
mismo de la llegada violenta a este Continente. Los esfuerzos sistemáticos
colectivos dieron como resultado que se terminara la peor atrocidad
que ha visto la humanidad: la esclavitud. Cada paso que se ha dado en
la búsqueda de los derechos humanos ha sido resuelto con la sangre, el sudor
y las lágrimas. Paradigmáticamente los y las afro descendientes han tenido
que ir ganándose de a poco el ser reconocidos como humanos sujetos
de todos los derechos.

El aporte de las mujeres y hombres afro descendientes en las luchas sociales
en todo el Continente, así como su aporte en la lucha global por los
derechos humanos ha sido significativo, desde los procesos que impulsan
para ser reconocidos como ciudadanos, la lucha sistemática contra el racismo
y por el reconocimiento de los derechos civiles, así como sus inmensos
esfuerzos por los derechos económicos, sociales y culturales. No obstante
aún no se ha reconocido este importante aporte.

Por parte de las mujeres afrodescendientes han aportado al movimiento
de mujeres de América Latina, la necesaria discusión sobre la diversidad
desde la perspectiva política, así como de manera sistemática vienen colocando
el tema del racismo como ideología dominante que conduce a una
discriminación tan estructural como la discriminación de género.