Especialistas adviertan sobre los graves impactos del retroceso de los glaciares

Estrategias de adaptación deben priorizar los conocimientos y las prácticas ancestrales

2012-05-28 00:00:00

Las estrategias de adaptación a los impactos del cambio climático en zonas de montañas deben partir de lo que las propias poblaciones locales ya están haciendo, lo que el caso de los Andes significa la revalorización de los conocimientos y prácticas ancestrales de los pueblos indígenas.
 
Tal es lo que se concluye de las ponencias presentadas en el II Encuentro Preparatorio de la CAOI hacia Río+20: Glaciares, Agua y Biodiversidad, tanto por Christian Devenish, investigador del Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Eco-Región Andina (CONDESAN), nodo regional de Alianza para las Montañas, como de Rosa Morales, del Ministerio del Ambiente del Perú.
 
Devenish disertó acerca de los desafíos y oportunidades para avanzar hacia un desarrollo sostenible para la cordillera andina dentro del contexto de Río+20. Dijo que el 33% del territorio de los siete países andinos (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile) está constituido por montañas y allí vive el 35% de la población total. Advirtió que el 46% de las eco-regiones andinas están en peligro. Asimismo, que el 57% de aves, 80% de anfibios y 30% de mamíferos andinos están en peligro de extinción. Y la tendencia va en aumento.
 
El especialista añadió que los páramos que proveen fuentes de agua y la regulan van disminuyendo sus áreas, lo cual es grave; las especies también ven reducirse sus áreas y crece su riesgo de extinción. El aumento de temperatura produce mayor evaporación del agua, disminuyendo la disponibilidad y provocando estrés hídrico.
 
A ello se agrega que las ciudades aumentan su población y con ello la demanda de agua. La costa depende de los andes para la provisión de agua. Ha aumentado la producción agrícola, con mayor uso de fertilizantes y agroquímicos (en zonas bajas), especialmente los cultivos costeños destinados a la exportación.
 
Particularmente preocupante es la creciente presencia de la minería en los países andinos, cuyas economías dependen en gran medida de las actividades extractivas. Cada vez son mayores las áreas concesionadas. Y los Andes son la región con la mayor tasa de reforestación en el mundo en los últimos años.
 
Devenish mencionó algunas recomendaciones de CONDESAN, entre ellas la de proteger los ecosistemas de montaña: páramos, glaciares, cuencas; diseñar acciones de adaptación aprovechando los conocimientos locales de producción agrícola y priorizando sus propios cultivos tradicionales.
 
Por su parte, Rosa Morales expuso sobre la iniciativa de los países montañosos frente a Río+20, colaboración entre países montañosos, investigación y uso del conocimiento tradicional para encontrar soluciones a los desafíos del cambio climático.
 
Dio que las montañas son el origen del 80% del agua dulce del mundo. Y aunque los países desarrollados son reticentes a la transferencia de tecnología, hay que priorizar los conocimientos y las prácticas ancestrales en sistemas hidráulicos, uso de tierras y gestión del agua y combinarlas con las prácticas contemporáneas.
 
Rosa Morales reiteró que el 71% de los glaciares tropicales están en el Perú. Y que en los últimos 30 años se ha perdido el 22% de la superficie glaciar. Los glaciares por debajo de los cinco mil metros sobre el nivel del mar pueden desparecer en los próximos 10 años. Además, se están formando nuevas lagunas, con consecuentes riesgos de desembalses.
 
Entre las propuestas que planteó destacan la promoción de la conservación de la biodiversidad para la seguridad alimentaria, el fortalecimiento del marco normativo institucional, y el reconocimiento del agua como derecho humano y como derecho consuetudinario de los pueblos indígenas, promoviendo su conservación.