No a la mercantilización de la vida
Foro de los Pueblos Indígenas Minería, Cambio Climático y Buen Vivir
Museo de la Nación, Lima, Perú, 18 al 20 de noviembre de 2010
Mesa Redonda sobre la crisis climática plantea cumplimiento de los derechos indígenas y movilización global por la Madre Tierra
La Mesa Redonda de Cochabamba a Cancún, evaluación y perspectivas, planteó hoy que todos los proyectos y negociaciones referidos al cambio climático deben tomar en cuenta los derechos de los pueblos indígenas y subrayó la necesidad de desarrollar una movilización global en defensa de la vida y de la Madre Tierra.
En la jornada final del Foro de los Pueblos Indígenas Minería, Cambio Climático y Buen Vivir, la Mesa Redonda reunió a Valentín Muiba de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), Miguel Palacín Quispe de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), Víctor Sánchez, del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCCIC, Perú), Michael Weeder, sudafricano del Diálogo de los Pueblos, y Alejandro Villamar, mexicano, de la Alianza Social Continental. Moderó Marcial Arias de la Alianza Mundial por los Bosques.
Valentín Muiba señaló que la COICA ha tratado de informar qué es lo que viene en el llamado desarrollo. Este no es para los pueblos indígenas, es para los que tienen el poder. Los pueblos indígenas nos basamos en el desarrollo colectivo y la reciprocidad.
Se refirió a la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), que significa el endeudamiento de nuestros países y enormes impactos negativos para los pueblos indígenas. Y no nos toman en cuenta.
En el tema de los agrocombustibles, dijo que estos multiplican sus ganancias, mientras nuestros productos ya no valen nada.
Los pueblos indígenas, subrayó, pedimos el respeto, la participación efectiva, el diálogo. Tenemos que dialogar y unirnos.
“Lo que queremos los pueblos indígenas es conservar los bosques, los ríos, los páramos, la biodiversidad de nuestros territorios. Queremos la garantía del reconocimiento de nuestros territorios. Son nuestra casa, nuestro mercado, nuestra farmacia: ese es el buen vivir para los pueblos indígenas amazónicos”, concluyó.
Miguel Palacín indicó que los estados se reúnen en conferencias y cumbres, hay un Protocolo de Kyoto en el que los estados se comprometen a reducir sus emisiones hasta el 2012. Pero Estados Unidos, siendo uno de los países más contaminantes, no lo ha firmado y en general los compromisos no se cumplen.
En cuanto a la adaptación, dijo que los pueblos indígenas siempre nos hemos adaptado a este proceso. Por ejemplo, la papa la cultivamos a 200 o 300 metros más arriba. Y tenemos inventiva para protegernos de los friajes en las zonas altoandinas.
El agua, subrayó, es uno de los principales elementos que entran en disputa. Es escasa por efecto de la desglaciación. Es un recurso que quiere ser controlado por las multinacionales. Esto tendrá efectos sobre la soberanía alimentaria. Es importante que la ONU haya declarado el agua como un derecho humano.
Palacín expresó que los mayores causantes, los países industrializados, no sufren las consecuencias de la crisis climática. Su modo de vida es el despilfarro y no lo van a cambiar, no van a reducir su súper consumismo. Por eso el acuerdo de reducir emisiones está lejano de concretarse en Cancún. Recordó que ya en Copenhague no estuvieron de acuerdo en darle carácter vinculante a las conclusiones.
Esto significa que está fracasando su manera de resolver el problema, dijo. Puso como ejemplo que Estados Unidos requería una ley de energía y esta no ha sido aprobada.
Con respecto a la transferencia tecnológica limpia, indicó que esta debe ser sin condicionamiento a los países en desarrollo, porque si no se convierte en negocio. Se refirió al Fondo Verde, para el cual se acordaron 30 mil millones de dólares y nada se ha concretado. Las corporaciones internacionales quieren privatizar este proceso. Por ejemplo la captura de carbono. Los bonos van al mercado. Y los pueblos indígenas son reducidos al papel de guardabosques.
Insistió en que los pueblos indígenas somos los más vulnerables. Nuestras prácticas de reciprocidad con la Madre Tierra deben estar en las discusiones. Y los países industrializados deben honrar su deuda histórica y ecológica con nuestros pueblos.
Asimismo, reiteró que la crisis climática no se va a resolver en las negociaciones. Tenemos que movilizarnos, participar en la Minga Global de la Madre Tierra cada 12 de octubre. Algunas de nuestras prácticas están a punto de desaparecer. La minga, por ejemplo. Y con eso las consecuencias serán más desastrosas. Hay que ir a todos los espacios y no tener miedo, concluyó.
Víctor Sánchez enfatizó que el modelo desarrollo actual es el principal problema. De allí nacen proyectos como la carretera interoceánica, priorizan ese tema de integración sin considerar la deforestación. Las hidroeléctricas que afectan áreas naturales protegidas. Que agudizan la crisis climática.
La Conferencia de Partes de Cancún (COP 16), dijo, preocupa porque viniendo del fracaso de Copenhague, no hay muchas expectativas. Los países industrializados no quieren llegar a un acuerdo de reducción de emisiones. En pocos años la temperatura aumentará más de dos grados y eso será catastrófico.
Al tocar el tema del agua, mencionó la desglaciación y el cambio de los patrones de lluvia. Si desaparecen los glaciares, las lagunas se secan y cambian los patrones de lluvia, el agua será cada vez más escasa.
Reconoció que la transferencia de recursos es importante, pero esta no debe ser reembolsada ni manejada por las instituciones financieras internacionales. Entre otras cosas, porque estas financian proyectos que contribuyen al calentamiento global.
La tecnología debe transferirse, insistió, pero no la manejan los países sino las transnacionales, que son las que pueden venderla. Lo fundamental es la recuperación de las sabidurías ancestrales. Los pueblos indígenas saben qué hacer cuando hay una helada. O la recuperación de bofedales. Hay que documentar estas prácticas y difundirlas.
Los países industrializados, señaló, nos siguen considerando como patio trasero. Siguen emitiendo las emisiones que les da la gana y hacen pequeños proyectos en nuestros países, concluyó.
Michael Weeder inició su exposición con un saludo sudafricano: “ te saludo con todo lo que tienes, a lo que veo en ti y lo que no veo y reconozco en ti todos tus ancestros desde las ápocas más antiguas”.
Recordó que los pueblos originarios ocuparon áfrica del sur antes que nadie. “Cuando los blancos llegaron y declararon sus intenciones de quedarse ahí para nuestro perjuicio, nuestros ancestros se levantaron con coraje contra eso”.
El fundamento de los pueblos africanos es nuestra relación con la Madre Tierra, subrayó. Por eso la colonización nos despoja de las tierras. Hemos sido desplazados. Y nos amontonaron en pequeños espacios. Y debemos pagar impuestos. Y dejar nuestra agricultura para trabajar en las minas. La identidad africana fue reducida. Necesitamos recuperar la tierra para los africanos.
“El sistema social nos oprimió, nuestras casas se venían abajo, las incendiaban con nosotros adentro y luchábamos por nuestras propias vidas. Debemos regresar y recuperar desde las cenizas lo que habíamos perdido”, narró.
Los problemas del calentamiento global están en la agenda, pero tal vez no somos conscientes de los daños, advirtió.
Reveló que los pueblos africanos tienen un principio filosófico principal: el Ubuntu, que significa que una persona es una persona porque existe otra. “No es un concepto que abarca solo a los africanos, nos permite solidarizarnos con ustedes. Debemos unirnos los pueblos de todos los continentes en solidaridad con la vida”, concluyó.
Alejandro Villamar destacó que la Cumbre de Cochabamba pasará a la historia. “Hace un año fracasaron las negociaciones en Copenhague. Entonces el gobierno de Bolivia llamó a una conferencia de los pueblos. Rompió el esquema tradicional en que solo los gobiernos negocian, incluyendo a los pueblos por primera vez”, dijo.
En Cochabamba –añadió- se introdujo por primera vez en todas las discusiones a la Pachamama, significando esto un avance teórico fundamental. Eso no cabe en la cabeza de los gobiernos y los empresarios.
La Declaración de Cochabamba, exigió, debe meterse tal cual en las negociaciones por los gobiernos que la suscriben. Pero cómo hacer para que los gobiernos cumplan sus compromisos, si ya incumplen el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Por ello planteó construir un Tribunal Internacional de Justicia Climática. Y cambiar el lenguaje colonizado. Por ejemplo financiamiento, que es un negocio. Y lo quieren dejar en manos de los mismos que han creado los problemas. “No es financiamiento, es deuda ecológica histórica. Y la tienen que pagar”, manifestó.
Villamar enfatizó que Cochabamba sacó una agenda extraordinaria con una conclusión política. Los gobiernos no van a cumplir lo que prometen ni cambiar su agenda y su política. Tenemos que actuar, la acción múltiple del pueblo, participando, compartiendo información, movilizándonos.
Reconoció que de Cancún no se espera mucho, pretenden llevar los temas para acordarlos en la próxima reunión de Sudáfrica. Y enganchar a los países pobres en los negocios de la naturaleza.
“REDD es como una gotita de agua en el deshielo de los glaciares. Lo peligroso es el TEBB (Informe y Proyecto de Economía de los Ecosistemas y Biodiversidad), que implica un millón de millones de dólares. Tiene que ver con la biodiversidad que es protegida y recreada por los pueblos indígenas”, informó. Y el mecanismo de desarrollo verde es en verdad colonialismo verde.
Hay que entender que la lucha va más allá de Cancún, es una lucha que viene desde hace 518 años. Cancún es una estación de paso, hay que pelearla y prepararnos para los próximos años. El 7 de noviembre será la movilización internacional. Vamos a dialogar en Cancún todos los pueblos del mundo, detalló. Insistiremos en la creación del Tribunal Internacional de Justicia Climática y la participación en el referéndum planteado por el gobierno de Bolivia.
“Tenemos amenazas y riesgos, pero también oportunidades. Habrá una Asamblea de la ONU ya convocada sobre los derechos de la Madre Tierra”, finalizó.