Zelaya analiza las tareas pendientes del Frente de Resistencia para el 2011,
Tegucigalpa. 03 Enero 2011. El presidente hondureño expatriado por el golpe de Estado, José Manuel Zelaya, evaluó que el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) recibe el año 2011 con una carga importante de tareas pendientes ante la “incertidumbre” nacional por la crisis Política desde el Golpe de Estado, que no se ha resuelto.
El coordinador general del FNRP, Manuel Zelaya, estima que es “imperativo” que el Frente conserve su papel “de vanguardia, beligerante y constructivo”, y que lleve al pueblo resistente como su tarea principal la idea de reconstruir el orden democrático en el país.
Para tal proceso, la Resistencia debe unirse a fin de “acabar con la impunidad, la parcialidad de los jueces y magistrados a favor de los golpistas, y la indefensión a que tienen sometido al pueblo, así como la convocatoria al soberano para restaurar el pacto social”, manifiesta.
Expresa Zelaya que siendo “esencialmente política la razón de ser del FNRP”, ese debería ser el eje de su accionar. Sin que por eso descuide la obligación de definir si se participará o no, de manera directa, en las competencias políticas.
Pero, el quehacer principal de la Resistencia “debe ser involucrarse activa y constructiva en la vida nacional”, sostiene.
Zelaya evalúa que la búsqueda del poder, en “toda la argumentación del FNRP, aún sigue en el aire”, lo que apunta como algo que sirve para “nutrir de confianza a los adversarios”.
Y recomienda que en tanto llegue el momento, “a toda costa”, se debe continuar la “construcción de consciencia en el pueblo hondureño”.
Argumenta que el opositor permanente será el mismo, y el instrumento de poder estará siempre al servicio del Régimen, lo que sólo habrá de cambiar hasta que sea revertido el sistema de exclusión.
El coordinador general plantea a la Resistencia que debe “construir el momento oportuno” para decidir cómo llevar la lucha por el poder –lo que no puede quedar sólo en un “eufemismo”- y “hacer crecer permanentemente su capacidad para organizarse en los próximos años” hasta lograr las riendas del país y “llevar adelante esa misión con responsabilidad”. El tema fundamental de la unidad, pasa por tal decisión.
Zelaya indica que, en una dimensión continental, otro asunto importante, es el retorno de quienes, como él, viven un exilio.
En el 2010, se produjeron “forcejeos para crear dentro del Frente una política coherente alrededor de este tema”; hasta resolverse con las Actas Soberanas. “Luego de más de un millón trescientas mil firmas el tema quedó suficientemente aclarado”, recuerda Zelaya.
“El retorno es un problema político esencial, pues representa la preeminencia de las banderas del Frente, y del anti golpismo en América Latina”, asegura.
Zelaya respalda la esencia política del problema del retorno, mostrando que “el Régimen, en forma unilateral, busca fórmulas jurídicas para ‘arreglar’ el asunto político de mi destierro. Yo me he negado consistentemente a cualquier tipo de arreglo que implique renunciar a nuestras demandas”.
Y llama la atención necesaria para que el FNRP, “entienda esta dimensión política”; y promueva acciones “unitarias” con el propósito de presionar para que se respeten los derechos y las garantías de todo el pueblo hondureño, a fin de “terminar con la persecución política y la impunidad”.
Asimismo, debe hacerse un esfuerzo para que todos los dirigentes de las organizaciones sociales y políticas que conforman el Frente, "estén siempre informados y además, deben ser parte de su ejecución".
Zelaya destacó el papel del Sub coordinador, Juan Barahona, en la conducción del Frente; así como también, la satisfacción por la colaboración que le presta el Comité Ejecutivo y sus asesores.
Al tiempo que deseó satisfacciones en los hogares del pueblo, el coordinador general invitó al Frente a “seguir luchando con el tesón que lo han hecho hasta ahora, y a utilizar la honestidad y la razón como el arma que nos diferencia y nos hace mejores que los que nos reprimen”.
Manuel Zelaya advierte que el crecimiento acelerado de la deuda interna del país, la falta de producción y tributos reducidos, podrían convertir la situación actual, “en una maldición para muchos años”, sin mencionar “el peso terrible” de una deuda externa que sube “como espuma”. Y los efectos desalentadores “como siempre, irán a dar al pueblo”.