El golpe militar en Honduras
Diálogo sin halcones
El anuncio del diálogo avalado desde Washington entre el señor Roberto Micheletti representante del régimen de Facto golpista y el presidente de Honduras Manuel Zelaya Rosales para ser mediado en Costa Rica por el Presidente Óscar Arias reviste especial interés porque se trata de un diálogo entre los violadores de los derechos humanos y constitucionales y la resistencia ante los golpistas.
La manipulación mediática internacional y nacional hace aparecer este trámite como un conflicto entre dos personalidades y la confianza descansa en que la varita mágica del Premio Nobel de la Paz y presidente de Costa Rica logrará que ambos se pongan de acuerdo y por lo tanto el problema del golpe se solucione.
En este breve texto me permito exponer una posición acerca de las premisas que condicionan ese diálogo:
Primera Premisa: El golpe militar no es producto de un problema de poder en el seno del Partido Liberal entre dos líderes: Manuel Zelaya y Roberto Micheletti
Segunda Premisa: El golpe es un evento planificado como respuesta a la incorporación de Honduras a los países del ALBA, a las grandes movilizaciones populares que apoyan este proyecto, al acercamiento del Presidente Zelaya a los sectores populares y la a dirección de su conciencia y mirada hacia el Sur.
En la planificación y ejecución del golpe intervienen los sectores siguientes: La oligarquía y la burguesía sin raíces hondureñistas en alianza ideológica, política y económica con las multinacionales del banano, el tabaco, la minería, las maquilas; la explotación de la madera, el camarón, la piña y otras industrias. El frente ideológico del golpe lo han constituido las jerarquías católicas y evangélicas (propietarias de medios de comunicación y centros educativos); los dueños de los medios de comunicación más poderosos del país, los intelectuales que han puesto su cerebro al servicio del régimen y las fuerzas represivas del Estado: el ejército y la policía.
La tercera premisa: La estrategia del golpe militar ha estado dirigida por los discípulos en la Escuela de las Américas, de John Dimitri Negroponte, de la Escuela de Pinochet y de los militares represivos en Argentina; los ideólogos de la Doctrina de la Seguridad Nacional y los miembros del Batallón 316, responsables de la tortura, ejecuciones de niños, niñas, mujeres y de los desparecidos en Honduras.
La cuarta premisa: La fuente nutricia internacional de este golpe militar ha sido los grupos ultraderechistas de Estados Unidos y Europa, algunos países de América Latina y el capital multinacional.
La quinta premisa: La oposición a este golpe ha estado siendo realizada por el pueblo organizado y movilizado; y dirigido por un Frente de Resistencia Popular contra el Golpe, por organizaciones indígenas, pueblos originarios garífunas, campesinas, obreras, magisteriales, estudiantiles, de mujeres; por el Partido de Unificación Democrática, por disidentes de los partidos tradicionales; por sectores de base de las iglesias católicas y evangélicas; por escritores, artistas, algunos medios de comunicación y periodistas opositores al régimen, pobladoras e intelectuales orgánicos.
Sexta Premisa: el golpe ha sido cruento, con muertos, detenidos, perseguidos, encarcelados, terrorismo y guerra psicológico y mediática y un discurso xenofóbico, racista y centrado en una ideología contra el ALBA; con mensajes similares y falsos de la Doctrina de la Seguridad Nacional de Pinochet para justificar la represión, la tortura interna contra el pueblo justificada por la creación del supuesto enemigo externo en los pueblos del ALBA; particularmente Venezuela y Cuba; y además con una ejecución perentoria en contra de los puestos de trabajo indispensables para mantener a las familias necesitadas, despidos a mansalva e injusticias directamente crueles.
Séptima premisa: El golpe militar, los golpistas y sus adláteres han tenido la condena de la Asamblea Mundial de las Naciones Unidas, la OEA, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, los Amigos de la Tierra Internacional y las organizaciones solidarias y de derechos humanos de América Latina, Estados Unidos, Canadá, Europa, Asia y África.
Con las premisas anteriores se concluye que el golpe militar hondureño es un quiebre significativo del Estado de derecho y del derecho internacional y representa una violación al ordenamiento jurídico, además de que cuenta con el apoyo de los sectores que tienen inspiración y práctica racista (tal como fue demostrado en la práctica con las declaraciones del Canciller del régimen de Facto Hondureño contra el presidente Barak Obama y a quien irónicamente los golpistas ahora nombran Ministro de Gobernación y Justicia.
El diálogo jamás debe excluir las demandas populares del Frente de Resistencia Popular contra el golpe; demandas que han sido coherentes con su lucha y que se resumen en: la restitución del orden Constitucional con el retorno del legitimo Presidente de los hondureños y hondureñas; la transformación de la obsoleta Constitución de Honduras y la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente con representantes de los diferentes sectores sociales del país con el fin de dar forma a una constitución igualitaria y justa.
Los ‘halcones’ deben estar ausentes de un diálogo; porque sólo quieren el diálogo con los fusiles y las metralletas y los tanques en las calles; el diálogo no puede realizarse con la suspensión de las garantías del orden constitucional y la expulsión de un Presidente y menos con el autoritarismo del régimen violador de los derechos humanos que hasta apresa al padre del niño que fue asesinado y aterroriza a la población con sus toques de queda y la persecución de los dirigentes.
Los Estados Unidos, la Comunidad Europea y todos los pueblos del mundo deben retirar a sus embajadores para hacer una presión real contra este golpe militar inhumano en pleno siglo XXI y las organizaciones que integran la Resistencia deben poner en práctica estrategias de peso para que esta vergüenza, de una vez por todas, acabe.