La democracia devaluada
Cuando las democracias parecían ir alcanzando su fortaleza y madurez en la región, lamentablemente surge en Honduras un golpe de Estado destituyente contra el gobierno del Presidente Manuel Zelaya Rosales, legítimamente elegido en elecciones populares y cuyo mandato finalizaba a principios del año próximo.
Gobiernos de la región, tanto como la OEA y organizaciones sociales y ecuménicas, han manifestado su repudio a este golpe institucional en el país centroamericano.
Valoramos enormemente el continuo fortalecimiento de las democracias en la región. Por eso, junto con las personas de buena voluntad de América Latina, el Caribe y del mundo deseamos expresar nuestra solidaridad al pueblo hondureño que sufre una vez más, sin decidirlo, este golpe a su joven democracia llevado adelante por sectores concentrados de la sociedad, a los que sólo les interesa proteger intereses sectoriales sin preocuparse por el bien común.
El pueblo hondureño ve postergarse, una vez más, la esperanza de que todos puedan alcanzar una vida en plenitud, donde cada quien sea considerado en su dignidad con equidad, justicia y solidaridad. Para que otro país sea posible en el concierto regional y global que se construye con ciudadanía, en el ejercicio y cuidado de estos jóvenes procesos democráticos.
Junto a las organizaciones sociales y al movimiento ecuménico de la región deseamos exigir el pleno respeto del ejercicio democrático que garantice el bienestar y aspiraciones del pueblo hondureño. Y animamos a la comunidad internacional, específicamente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA) a ejercer un rol protagónico y positivo para el respeto a la soberanía del pueblo, en el marco del Derecho Internacional que no debiera ser violado por ninguno de sus países miembros.
¡Paz y Bien!
Germán Zijlstra
Secretario Ejecutivo
Red Ecuménica de Centros Laicos