Informativo número 12 - octubre 2001

2001-10-03 00:00:00

Editorial

Grito por la Paz
Manifiesto del Grito de los Excluidos

La enorme tragedia que sufrieron los miles de empleados muertos o heridos como
consecuencia de los ataques suicidas contra el World Trade Center y el Pentágono
evoca a los espectros del miedo, la ira y la guerra. El Grito de los
Excluidos/as entiende que estos actos no contribuyen en la lucha en contra el
atraso y pobreza de la mayoría de los países, sometidos al modelo neoliberal
impuesto por el gobierno estadounidense por medio de armas políticas, armas de
fuego o por la combinación de ambas. Tampoco contribuyen para la construcción
de un mundo sin desigualdad, miseria y exclusión, un mundo de justicia, pan,
placer y paz. Tenemos conciencia de que jamás lograremos esto sin la ruptura
con el modelo neoliberal excluyente, basado en el pensamiento único del mercado
que propaga que esta es la única solución.

Toda forma de terrorismo debe ser condenada. En la historia de la humanidad
siempre fue utilizado por personas o grupos y siempre ha provocado más
violencia. No es una forma de lucha política que organice al pueblo y que de
facto logre cambios en la conciencia y en la sociedad. Por tanto el Grito de
los Excluidos/as se solidariza con las víctimas del ataque terrorista y repudia
también el militarismo norteamericano. Los pueblos del continente estamos
contra toda forma de terrorismo y a favor de la protección y la garantía
irrestricta de los derechos para todas las personas, y por Trabajo, Justicia y
Vida. Esta es una forma más de la lucha contra la exclusión.

El terrorismo fue aplicado en tres formas distintas: por iniciativa personal, a
veces vinculados a disturbios psicópatas, por grupos sectarios y por los
Estados.

Varios gobiernos practicaron terrorismo de Estado en las últimas décadas como
instrumento sistemático de dominación de las poblaciones locales. Entre ellos
destácase: Sudáfrica, con su política de Apartheid; Israel, con su política de
dominación de Palestina y Líbano; Irak y Turquía contra las poblaciones kurdas
e; Indonesia, con relación a su propia población y los timorenses.

Después de la segunda guerra mundial y con el advenimiento de la guerra fría, el
gobierno estadounidense fue el que más ha utilizado el terrorismo de Estado,
para mantener su imperio e imponer su voluntad económica, política y militar.

Algunos ejemplos: atacó y realizó verdaderas masacres de civiles indefensos, en
el caso de Panamá, Granada, Somalia, Yugoslavia, Irak. A través de sus
servicios de inteligencia y operaciones militares indirectas, financió golpes de
Estado en muchos países, como: Chile, Brasil, República Dominicana, Nicaragua,
Guatemala, El Salvador y Ecuador, para citar los casos latinoamericanos. Su
política represiva contra los inmigrantes mata cerca de 500 personas por año,
solamente en su frontera sur.

Los datos son reveladores

130.000 civiles iraquíes muertos en 1991 por orden del Bush padre; 200.000
iraníes muertos por los iraquíes con armas y dinero aportados a Sadam Hussein
por los mismos americanos, quienes más tarde apuntaran su artillería contra él;
150.000 Afganistanes muertos por el Talibán, también con armas y dinero
americano; 200.000 japoneses muertos directa o indirectamente en Hiroshima y
Nagasaki, también por acción directa del águila.

Prepotencia y arrogancia

No debemos aceptar las actitudes de prepotencia y arrogancia que trasparentan en
los discursos del presidente Bush: "ahora es la lucha del bien contra el mal".
¿Quién dice que el gobierno que más produce y vende armas y que más produce
polución en el planeta, representa el bien?

Otra afirmación del presidente: "Quien no está con nosotros está a favor del
terrorismo". El Grito no está a favor ni de los terroristas y tampoco del
gobierno americano. Y esa debería ser la respuesta de todos los pueblos y
religiones que tienen sentimientos de humanidad.

¿Por qué?

Más que preguntarnos quiénes son los terroristas, hay que preguntarse: ¿por qué
ellos existen? En este sentido no podemos dejar de aludir que, las relaciones
sociales injustas generadas por el sistema capitalista global son la causa de la
mayor exclusión social y humana de la historia, y que hoy lo que los Estados
Unidos buscan proteger y preservar, a costo de la violencia militar que sea
necesaria, es causa de muerte y acumulación de injusticias, agravios y
resentimientos. Debemos repudiar la satanización que se genera hoy contra los
musulmanes y deslindar nuestro apoyo a los pueblos y a su soberanía con el
repudio a la violencia terrorista donde quiera que se origine.

"Los grupos sectarios que ahora actúan en el Oriente Medio, con la forma del
terrorismo contra los Estados Unidos, fueron antes entrenados por los Estados
Unidos. Son los casos del gobierno de Sadam Hussein, de Bin Laden y de otros
grupos de Paquistán.

Los fanáticos islámicos, a los que en tiempos alababa Washington, calificándoles
de 'luchadores de la libertad', son ahora «terroristas violentos» que atacan a
los Estados Unidos, dirigidos por su primer terrorista sospechoso, Osama bin
Laden, el mismo que en otros tiempos era apoyado por la CIA.

El problema es que los actos violentos de Nueva York y Washington no son el
detonante de ninguna guerra (al modo y manera de un «segundo Pearl Harbor») sino
que, más bien, son la continuación de una guerra que se viene manteniendo
durante mucho tiempo en el Oriente Medio, el Golfo y el Sur de Asia, entre
Estados Unidos, Israel y sus otros aliados por una parte, y las naciones y
pueblos árabes de dichas regiones por otra.

Si, como parece ser el caso, los extremistas musulmanes están implicados en los
violentos ataques de Nueva York y Washington, el Gobierno de Estados Unidos debe
asumir su responsabilidad: decenas de miles de fanáticos fueron financiados en
su violenta locura contra el secular régimen afgano, al que apoyaba la Unión
Soviética a finales de los años 70. Estados Unidos entrenó y pertrechó a estos
extremistas con la última tecnología armamentista, incluyendo misiles guiados
por calor (los llamados misiles de «ojo rojo»).

A principios de los 90, el régimen musulmán de Bosnia, con el apoyo de Estados
Unidos, reclutó tropas islámicas en la guerra afgana para que participaran en su
conflicto con Serbia. En Kosovo y Macedonia, Estados Unidos, además de
suministrarle armamento, se alió con el Ejército de Liberación de Kosovo,
integrado por gran cantidad de veteranos islámicos, combatientes de esas otras
guerras extranjeras. Washington ha creado un monstruo anticomunista que se ha
vuelto ahora en contra del amo que le pagaba. Y cabe a los Estados Unidos
explicar al mundo el por qué de ese cambio de posición".

La política del terrorismo nunca produjo resultados efectivos. Tanto cuando era
practicada por los grupos, como cuando era practicada por los Estados. A pesar
de la violencia y del sufrimiento de más pueblos, seguramente el avance del
terrorismo del estado de los norteamericanos, puede traer como consecuencia el
inicio del fin de su imperio. A final, ningún imperio será eterno.

Crisis de Valores

El debate que la sociedad y los movimientos sociales deberían hacer es por qué
acontecieron aquellos episodios y buscar proyectar nuevos valores para nuestras
sociedades. El espíritu de venganza, de violencia, de militarismo, proyectado
por los gobiernos de los Estados Unidos, refleja la crisis moral del extremo
individualismo de muchos sectores de la sociedad norteamericana: cada vez más
egoísta y consumista. Mucho más que una crisis económica, los episodios en los
cuales Estados Unidos están involucrados, revelan que su "modus vivendi", pasa
por una grave crisis de valores.

Llamado por la Paz

Esperamos que Estados Unidos, sus aliados y toda la comunidad internacional,
paralizados por lo ocurrido el 11 de septiembre, hagan lo siguiente para evitar
derramar más sangre: primero, recomendamos que intenten conseguir con mayor
firmeza una paz justa entre palestinos e Israel; segundo, los países más ricos
deben invertir más en el desarrollo, la educación y la sanidad de los países más
pobres, incluidos los islámicos, y así mismo, deben trabajar para la aplicación
de la agenda humanitaria redactada en las cumbres de la ONU celebradas durante
la última década; tercero, hemos de empeñarnos todavía más por conseguir un
diálogo interreligioso, sobre todo con el Islam, así como un diálogo con estados
laicos.

¿Por qué no direccionar los billones de dólares provenientes de intereses y
servicios de las deudas externas para el desarrollo humano en los países pobres,
liberando los pueblos de deudas ilegítimas y seguramente pagadas más de una vez?
¿No sería esta una buena y eficaz forma de construir la paz?

Si queremos combatir a quienes patrocinan y realizan actos de terrorismo, hemos
de hacerlo uniéndonos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de todos
los rincones del mundo, para erradicar del corazón humano los sentimientos de
odio, violencia, egoísmo, desprecio de la vida humana, xenofobia como causas
profundas de la injusticia, la pobreza y la desigualdad, que alimentan el odio.

Secretaria do Grito dos Excluídos/as Continental
Por Trabalho, Justiça e Vida
gritoexcluidos@uol.com.br

A Globalização Neoliberal

New York

Paz: fruto da Justiça e da Solidariedade
Carta ao Povo de Deus

As cenas violentas de terrorismo em Nova Iorque e Washington, exaustivamente
reproduzidas pelos meios de comunicação, chocaram o mundo e feriram nossas
consciências. "Foi um dia obscuro na história da humanidade, uma terrível
afronta à dignidade humana", afirmou o Papa.

Solidarizamo-nos com as famílias enlutadas por esta tragédia, assim como temos
nos solidarizado com as vítimas das guerras e guerrilhas, da violência urbana e
rural, do crime organizado, da miséria, da fome e de tantos outros atos de
desrespeito à vida, que matam cotidianamente e enchem de dor milhares de
famílias.

Como Igreja, somos servidores de Jesus Cristo que é fonte viva de paz.
Queremos:

- elevar a Deus mais insistentemente "súplicas, orações, intercessões, ação
de graças por todas as pessoas, pelos governantes e autoridades em geral
para que possamos levar uma vida calma e tranqüila, com toda piedade e
dignidade" (1Tm 2,1-12);

- abrir mais espaços de diálogo e convivência para crescermos no
conhecimento e no apreço às diversas crenças, culturas e raças, repudiando
toda discriminação e suspeição a pretexto de combate ao terrorismo;

- alimentar em nossos lares, escolas, movimentos e igrejas, os valores que
garantam as bases desta convivência, como o respeito à vida, à cultura e
ao modo de ser de cada pessoa e de cada povo;

- apoiar o esforço de todos que, pelo mundo afora, já vêm condenando os
métodos violentos da retaliação e da guerra para a solução dos atuais
conflitos, que empurram a humanidade para uma espiral de violência
incontrolável;

- promover e incentivar marchas e manifestações públicas pela paz.

A oração do Papa João Paulo II nos inspire a todos: "Rezo para que este ato
inumano desperte nos corações de todos os povos do mundo o propósito firme de
repelir os caminhos da violência, de combater o ódio e a divisão na família
humana, e de trabalhar para a chegada de uma nova era de cooperação
internacional inspirada nos mais elevados ideais de solidariedade, justiça e
paz" (João Paulo II, ao receber, dois dias após o atentado, o novo embaixador
dos Estados Unidos junto à Santa Sé).

Em nosso mundo, marcado pela desigualdade entre nações e dentro delas, uma paz
real só poderá ser alcançada pelo amor e pela justiça.

Acreditamos na paz e trabalhamos pela paz.

A Virgem Aparecida, Mãe e protetora do povo brasileiro, seja nossa educadora nos
caminhos da paz.

Brasília, 27 de setembro de 2001
Setor Pastoral Social - Conferência Nacional dos Bispos do Brasil

¿Guerra sin fin?

Por Walden Bello

El atentado sobre el World Trade Centre fue horroroso, despreciable, e
imperdonable. Sin embargo es importante no dejar de verlo en contexto, en
particular dentro de un contexto histórico: porque si bien es entendible una
repuesta que nace de la furia, como la ahora evidente por parte de los políticos
estadounidenses, es probable que sirva como otra prueba de la máxima de
Santayana, de que quienes no se acuerden de la historia están destinados a
repetirla.

La ecuación moral

La escala y las consecuencias del ataque contra el World Trade Centre son
masivas, pero éste norepresenta el acto terrorista más grande de la historia de
EE.UU., como algunos medios estadounidenses reivindican. Las más de 5,000 vidas
perdidas en Nueva York son irreemplazables, pero uno no debe olvidar que los
ataques contra Hiroshima y Nagasaki resultaron en la muerte de 210.000 personas,
la mayoría civiles, y la mayoría perecieron de manera instantánea. Por otro
lado, es posible argumentar que los dos eventos no son comparables porque,
después de todo Nagasaki e Hiroshima fueron blancos dentro de una guerra. Pero,
¿por qué no? el propósito principal de los bombardeos nucleares no fue destruir
blancos militares o de infraestructura, sino aterrorizar y destruir a la
población civil. De hecho, toda la campaña aérea de los aliados contra Alemania
y Japón durante 1944-45, que produjo tormentas de fuego en Dresden, Hamburgo y
Tokio, y que mató a decenas de miles de personas, tuvo como su objetivo central
herir y matar a la mayor cantidad posible de civiles. De igual manera, durante
la Guerra de Corea, el bombardeo para aterrorizar a los civiles constituyó la
política del Comando de Lejano Oriente de la Fuerza Aérea estadounidense, al
cual se le ordenó pulverizar cualquier cosa que se moviera dentro del territorio
del enemigo. Tan exitosa fue la política que en el verano de 1951, el
comandante pudo informar que "ya no existe estructura alguna que sirva de
blanco". Durante la Guerra Fría, la eliminación en masa de la población civil
del enemigo, junto a sus fuerzas militares e industrias, fue institucionalizada
en la estrategia de una retaliación nuclear masiva que radicaba en el meollo de
la doctrina de disuasión nuclear. En Vietnam, donde EE.UU se frustró por la
incapacidad de distinguir entre civiles y combatientes, la matanza
indiscriminada de civiles fue una parte central de la "guerra de contra
insurgencia" en la cual fueron sistemáticamente asesinadas 20,000 personas bajo
la Operación Fénix de la CIA en el Delta del Mekong.

¿No deben ser juzgadas las acciones contra civiles en el contexto más amplio de
quitar al enemigo el animo de luchar, y por lo tanto llevar a que la guerra
concluya? Pero en este caso ¿qué tan diferente resulta esta justificación,
comparada con el objetivo de los terroristas de cambiar la política exterior del
gobierno de EE.UU a través de erosionar el apoyo de la población civil de ese
país?

El punto no es atraparnos en un "cálculo maléfico" como Jeremy Bentham habría
llamado a este ejercicio, sino indicar que el gobierno de EE.UU simplemente
actúa desde una posición superior en la actual ecuación moral. Efectivamente,
se puede decir que terroristas como Osama Bin Laden, un ex protegé de la CIA,
aprendieron sus lecciones sobre el valor estratégico de los civiles como blanco
de la estrategia de guerra total, tradicional de Washington, en donde el daño a
la población civil no se ve como algo colateral sino como algo esencial para
alcanzar los fines de la guerra.

El cálculo de Clausewitz

Luego del atentado contra el World Trade Centre, han llamado a los perpetradores
del hecho cobarde, "irracionales", o "locos", o gente que son la encarnación del
mal. Esto se puede entender como una reacción emocional, pero es una base
peligrosa para la elaboración de políticas. La verdad es que los perpetradores
del hecho fueron muy racionales. Si realmente fue gente relacionada con Bin
Laden, muy probablemente su objetivo fue subir el costo que representa para
EE.UU el mantener sus políticas actuales en el Oriente Medio, a las cuales
consideran injustas e inequitativas, y ésta fue su manera de lograrlo.
Escogieron de forma muy racional los blancos y las armas, prestando atención a
cómo obtener no sólo el máximo nivel de destrucción sino también el máximo
simbolismo. La selección como blancos de las torres gemelas del World Trade
Centre y el Pentágono, y los aviones de American Airlines y United Airlines como
los vehículos y explosivos, fue el producto de un pensamiento y planificación a
sangre fría. La pérdida de sus propias vidas formó parte del cálculo. Lo que
vimos fue un cálculo racional de los medios para lograr los fines deseados.
Según el punto de vista de esta gente, el terrorismo, igual que la guerra, es la
extensión de la política a través de otros medios. Estas son mentes
clausewitzianas, y el peor error que se puede cometer es considerarles locos.

¿Pearl Harbour o TET?

Una metáfora utilizada por el sistema de Washington para captar la esencia de
los recientes acontecimientos es la de un segundo Pearl Harbour, con la
implicación de que, como el primero, la tragedia del 11 de septiembre impulsará
al pueblo estadounidense a alcanzar un nivel de unidad inédito para ganar la
guerra contra enemigos todavía no identificados. Es de sospechar que el otro
lado opere según otra metáfora, y ésta es la ofensiva Tet de 1968. El objetivo
de los vietnamitas fue lanzar levantamientos masivos y simultáneos que, aún en
el caso de que cada uno sea derrotado por separado, sin embargo llegaría a ser
una victoria estratégica al convencer al otro lado, y en particular a su base
civil, de que la guerra no se pudo ganar. El objetivo fue robar a EE.UU su
voluntad de ganar la guerra, y en esto tuvieron éxito los vietnamitas.

Los perpetradores del asalto sobre el World Trade Centre operan según un cálculo
parecido, y a pesar de la retórica nacionalista en Washington, no es seguro que
se hayan equivocado. ¿Está dispuesto el pueblo estadounidense a soportar
cualquier peso y pagar cualquier precio, en una lucha que se extenderá hacia un
futuro indefinido, sin ninguna certeza de victoria, de hecho sin una idea clara
de quiénes son los enemigos y de lo que consistirá una "victoria"?

Los medios están repletos de noticias sobre la creación de una alianza contra el
terrorismo, dando la impresión que la coordinación entre estados claves
combinada con la furia de los ciudadanos de todas partes otorgará a la coalición
liderada por EE.UU una ventaja insuperable. A corto plazo, quizás; aunque ni
esto es seguro. Porque el problema es que, como en una guerra de guerrilla,
esto no es una guerra que se puede ganar estricta o principalmente por medios
militares.

Los aspectos subyacentes.

Si la red de Bin Laden fue la responsable de los ataques contra el World Trade
Centre, entonces los aspectos subyacentes son los dos pilares gemelos de la
política de EE.UU en el Oriente Medio. Uno es la subordinación de los intereses
de los pueblos de la región al acceso sin trabas de EE.UU al petróleo del
Oriente Medio para mantener su civilización basada en el petróleo. Con este
fin, EE.UU derrocó al gobierno nacionalista de Mossadegh en Irán en 1953.,
cultivó el régimen represivo del Sha de Irán como policía del Golfo Pérsico,
apoyó a regímenes feudales anti democráticos en la península arábica, e
introdujo una presencia militar masiva y permanente en Arabia Saudita, donde
están algunas de las ciudad