Proclama del Grito de los Excluidos/as

2001-07-26 00:00:00

Por Trabajo, Justicia y Vida

El Grito de los Excluidos/as es una expresión popular de alerta
y de denuncia de las desigualdades sociales, de la concentración
de la renta y la riqueza, de las políticas de privatización de
servicios públicos y de los programas de ajuste estructural
impuestos por instituciones multilaterales como el Fondo
Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la
Organización Mundial del Comercio (OMC). Pertenecemos a
diversos sectores sociales en distintos países y unimos nuestras
voces de indignación en la construcción de un gran movimiento
por la justicia, la igualdad y esperanza.

Representamos a trabajadores y trabajadoras del campo y de la
ciudad, campesinos sin tierra, pueblos indígenas y
afroamericanos, desempleados y subempleados, migrantes, jóvenes
y niños excluidos y excluidas de los derechos fundamentales por
la sobrevivencia con dignidad. La humanidad nunca contó con
tantos recursos económicos, sin embargo como nunca hay tanta
pobreza, tanto desempleo y tanta desigualdad social. El llamado
G-7, grupo que reúne los países más ricos del planeta, domina
por todo el mundo las estructuras económicas, las organizaciones
financieras multilaterales, de la especulación financiera, la
potencia militar y la deuda externa.

Las políticas neoliberales y la nueva etapa del imperialismo
conocido como de la globalización del comercio y del capital,
aumentaron aún más las desigualdades entre los países del norte
y del sur. La población más rica del planeta retiene 86% de la
renta y de la riqueza, mientras que miles de millones de seres
humanos viven sin las condiciones mínimas. El patrimonio de
solamente 4 multimillonarios más ricos del mundo representa un
valor superior al Producto Interno Bruto (PIB) de los 42 países
más pobres, con 600 millones de habitantes. Existen hoy en el
mundo cerca de 1,3 mil millones de personas que viven abajo del
nivel de la pobreza, siendo mujeres el 70%. Nunca existieron
tantos pobres en América Latina. En al año 2000, datos del
Cepal indicaron la existencia de 224 millones de latino-
americanos viviendo en situación de pobreza, o sea, el 36% de la
población.

La exclusión social, que generan las políticas neoliberales,
afecta de manera más aguda a los pueblos indígenas, a los/as
afrodescendientes, a las etnias y sectores sociales afectados
por múltiples formas de discriminación; quienes enfrentan, en
todas partes, las brechas históricas generadas por la
estructuración de sociedades basadas sobre el racismo, el
sexismo y la desigualdad. Existen más de 150 millones de
migrantes y refugiados en las Américas, siendo que de cada
cincuenta migrantes, uno es refugiado. El Grito de los
Excluidos/as denuncia la situación de la población de los/las
migrantes, que constantemente son víctimas de discriminación y
de restricciones al derecho al trabajo, principalmente en los
EE.UU. Esta población aumenta como consecuencia de las
políticas de exclusión del modelo neoliberal. Al mismo tiempo
en que los países pobres pierden su poder de control sobre el
capital financiero, crecen las restricciones a los derechos de
los inmigrantes.

El Grito de los Excluidos/as también denuncia la deuda
externa, en tanto es uno de los instrumentos principales de la
transferencia de recursos de los países del sur para el norte,
además de que representa un instrumento de control y de
dominación para nuestros pueblos. Las elevadas tasas de
intereses tan sólo son un mecanismo de expoliación, siendo que
se imponen tasas 3 a 4 veces superiores a las practicadas en
el mercado internacional. La especulación cambiaria y el
dominio del dólar como moneda internacional, transformaron los
países pobres en exportadores de capital para los países
ricos. En el ano 80, la deuda de los países del sur sumaba
567 mil millones de dólares. Desde entonces, estos países han
enviado bajo la modalidad de intereses, de amortizaciones, de
beneficios y royalties, nada menos de que 3.500 billones de
dólares. A pesar de esto, la deuda externa es hoy de
aproximadamente 2.700 billones de dólares. Por lo tanto, la
deuda externa ya fue pagada y en los modelos actuales, ella es
inmoral, inicua, anti-ética e impagable.

Al mismo tiempo, la carrera armamentista consume anualmente
cerca de 800 mil millones de dólares en el mundo. En América
Latina, el Grito de los Excluidos/as denuncia el Plan
Colombia, como nueva forma de dominación de nuestro
subcontinente por parte del gobierno norteamericano, que prevé
el costo de 1.300 mil millones de dólares, de los cuales por
lo menos 80% están siendo aplicados en un aparato militar.
Desde el inicio del Plan Colombia, en agosto del 2000, el
promedio de muertes en combates y asesinatos políticos en ese
país aumento, llegando a 20 personas al día. Solamente en
enero de 2001, por lo menos 27 masacres habían ocurrido, en
las cuales habían muerto cerca de 200 civiles.

La política del gobierno norteamericano

Como si no bastaran las estructuras económicas y sociales
dependientes e injustas, ahora con la posible recesión de su
economía, el capital y gobierno norteamericano, amplían su
ansia de ganancia sobre todos los países de las Américas. Su
política comienza a ser redireccionada hacia nuevos frentes.
En primer lugar está realimentando la guerra fría con China y
otros países pobres, motivados por la necesidad de nuevas
inversiones en el complejo industrial-militar para de este
modo salir de la crisis interna. Amplía sus presiones para
mantener el dólar como moneda internacional y más aún, ejerce
presión sobre los diversos países para que adopten el dólar
como moneda nacional. Además del Panamá y Puerto Rico, hoy,
Ecuador, El Salvador y Argentina ya adoptaran el dólar como
circulación libre en la población. Con eso, se quiere
dolarizar el continente y buscar formas para descargar sobre
todo el pueblo latino americano el elevado déficit comercial
de 400 mil millones de dólares anuales, que posee los Estados
Unidos.

Mirando hacia el futuro, el sector de la biotecnología
despunta como uno de los sectores donde el capital logrará más
beneficios y más desarrollos en este siglo, vinculando la
industria farmacéutica, la de agrotóxicos y de semillas
transgenicas. Para esto el capital y el gobierno
norteamericano se vuelven con todas las fuerzas para dominar
la biodiversidad en la Amazonia. Mientras que en el
hemisferio norte, están registradas apenas 3 mil especies de
vegetales, sólo en la Amazonia Brasileña ya existen
catalogadas más de 55 mil especies. Por lo tanto, el control
de la Cuenca Amazónica esta directamente relacionada con el
control de la biodiversidad y con las inversiones del capital
en aquellas industrias citadas. Así, el Plan Colombia y el
Plan Puebla/Panamá, están de hecho relacionado con la
ingerencia norteamericana en la región, más allá de cualquier
gesto de buena voluntad para combatir la violencia y el
cultivo de las drogas. La opinión pública internacional sabe
que lo narcotráfico moviliza billones de dólares en el sistema
financiero internacional, y que los Estados Unidos es el país
que más consume estas substancias. Por lo tanto, atacar a
Colombia, como para combatir las drogas, no pasa de disculpas
sin fundamentos.

Los focos principales de la violencia, que causan la expulsión
de la población indígena de sus tierras, coinciden con las
regiones más ricas de la biodiversidad, donde se encuentra el
95% de los recursos naturales colombianos. El aparato militar
patrocinado a través del Plan Colombia facilita la
implementación de mega-proyectos hidroeléctricos, petrolíferos
y de mineralización, patrocinados por el Banco Mundial y por
empresas multinacionales. Asimismo, más de mil millones de
hectáreas de la flora colombiana ya fueran contaminadas por
agentes químicos, bajo el pretexto de combatir el cultivo de
la hoja de coca. Este desastre ecológico es conocido como
"Tormenta Verde".

Lo mismo sucederá con el Plan Puebla-Panamá, una obra que
apunta solamente a favorecer el envío por tierra de productos
americanos y también recibir los productos de las llamadas
maquiladoras. Esta carretera atravesará el Sur del México,
pasando pela América Central hasta el Panamá. Como parte de
su estrategia de dominación en América Latina, el gobierno
norteamericano también intenta imponer el ALCA (Área del Libre
Comercio de las Américas). Si aceptan el ALCA, los países
latino-americanos serán obligados a cumplir las
determinaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC)
sobre acuerdos comerciales, lo que significaría adoptar la
tarifa cero para 85% de sus productos, en un plazo indicado de
10 a 15 años. Otra consecuencia dañina sería la apertura de
la oferta pública a las compañías en los sectores de
servicios. Además de eso, el ALCA causaría y profundizaría la
desregularización financiera, con la limitación del control
del estado al capital especulativo, tornando realidad el
inmoral Acuerdo Multilateral de Inversiones - AMI.
Finalmente, el ALCA quiere la apertura de las fronteras para
las mercancías, los capitales y bienes de servicio, pero no
para los trabajadores.

Las ventajas comerciales del ALCA para los Estados Unidos
también incluyen al sector agrícola. La implementación del
ALCA pondría en riesgo la seguridad alimenticia en América
Latina y facilitaría el control de la producción de las
semillas por grandes multinacionales como la Monsanto. Por lo
tanto, para los países latinos americanos, lo que está en
juego en este acuerdo es el propio derecho a definir su
estrategia de desarrollo y a proteger sus economías. La
difusión y el control de las semillas transgénicas se inserta
en el marco de los intereses de las empresas multinacionales
de origen Norteamericano y Europeo para controlar, en el
futuro, la biodiversidad, la producción de alimentos y el
comercio agrícola mundial. La producción de las semillas
transgénicas no se relaciona con el aumento de la
productividad de las plantas ni con el combate al hambre.
Pero sí, todas las investigaciones indican que el 95% de las
semillas transgénicas disponibles en el mercado son de hecho
inductoras de consumo de agrotóxicos producidos por estas
empresas. Felizmente hay una reacción internacional a este
proceso de dominación, y de los 42 millones de hectáreas
cultivadas en el mundo con los transgenicos, 90% de ellos se
encuentran en solamente tres países: Estados Unidos, Argentina
y Canadá. Todos los demás están poniendo restricciones y
controles. Evidentemente que el gobierno de los Estados
Unidos, como muy bien declaró su presidente, no tiene ningún
compromiso con la calidad del medio ambiente para la
humanidad, y mucho menos con las consecuencias futuras. Ellos
están preocupados solamente con los beneficios de sus empresas
contaminantes y destructoras del medio ambiente.

Propuestas del Grito de los Excluidos/as

1. Es necesario que globalicemos la justicia social, los
derechos humanos y la igualdad entre todos los seres humanos.
Los procesos del desarrollo necesitan priorizar la
realización del ser humano, la preservación del medio
ambiente, para las generaciones futuras, y no solamente la
ganancia del lucro y de la acumulación del capital.

2. Los Estados y sus gobiernos necesitan organizar la economía y
los servicios públicos en función del bien común y de la mejor
calidad de vida de las personas, dejando de ser meras
"marionetas" del capital y de las multinacionales.

3. Toda la persona tiene derecho al trabajo, a la tierra, a la
vivienda digna, a la educación y a la atención de salud. Pero
no basta proclamar como derecho, será necesario combatir los
intereses del capital privado para garantizar la prioridad de
los recursos para este fin.

4. Los gobiernos nacionales deben ser electos por procesos
verdaderamente democráticos y que ejerzan su soberanía nacional.
Los organismos internacionales como el FMI, OMC, Banco Mundial
deben dejar de existir, pues tan solo traen maleficios para la
población del hemisferio sur.

5. Exhortamos los gobiernos para ratificar a la Convención
Internacional sobre la protección de los derechos humanos de
todos los trabajadores migrantes y de sus familias, aprobados en
1989, firmados y ratificados por 12 Estados, siendo que se
requiere 20 para que pueda entrar en vigencia. Queremos la
revisión de las leyes y las regulaciones migratorias
discriminantes de los países del norte y el respeto de los
derechos humanos de los inmigrantes. Nos unimos a la campaña
por la legalización de los inmigrantes indocumentados que
emprenden organismos civiles diversos en los EE.UU.

6. Exigimos la anulación de la Deuda Externa de los países del
sur pues ella ya fue pagada varias veces. Los recursos de esta
operación deben ser destinados al desarrollo sostenible, bajo la
supervisión democrática y ciudadana. Es la hora de rescatar las
deudas sociales y ecológicas con los niños, los jóvenes,
indígenas, las mujeres, los migrantes, los negros, las personas
pobres del campo y de la ciudad.

7. Proponemos que se cumpla la declaración del OIT relativo a
los principios y los derechos fundamentales del trabajo adoptado
en 1998 que estipula la libertad de asociación, libertad
sindical, y el reconocimiento efectivo del derecho de la
negociación colectiva y la eliminación de la discriminación en
materia de uso y ocupación. Es hora de recuperar la dignidad y
revalorizar el trabajo en los procesos de producción.

8. Exigimos de los Estados el respeto de los derechos para la
autodeterminación de los pueblos indígenas, la puesta en marcha
de medidas y políticas, inmediatas, para erradicar el racismo,
la xenofobia y todas las formas de discriminación, el refuerzo
de la acción nacional e internacional de decidir los problemas
en lo que se refiere a los derechos humanos, el medio ambiente,
el desarrollo, educación y a la salud. Exigimos que el proyecto
de la declaración de las Naciones Unidas sobre los pueblos
indígenas, que es analizado desde hace varios años, sea adoptado
sin más demoras.

9. Estamos en contra del Plan Colombia y del Plan Puebla/Panamá,
por atentar contra la soberanía de los pueblos y el derecho a su
autodeterminación. Ambos contribuyen con la destrucción del
medio ambiente, obligan la movilización de millares de
migrantes, oprimen y destruyen las culturas indígenas y
pretenden apropiarse de las riquezas naturales y de la
biodiversidad. Defendemos la soberanía de nuestros pueblos
sobre la Amazonia.

10. Apoyamos y hacemos nuestra la Campaña Global para la Reforma
Agraria de los campesinos y de las campesinas sin tierra.
Exigimos de los gobiernos que adopten medidas para garantizar la
seguridad alimenticia, y políticas de protección para los
medianos y pequeños productores que abastecen los mercados
internos. Nos oponemos a la producción y a la comercialización
de los organismos genéticamente modificados y a la privatización
y patenteamento de los recursos genéticamente modificados.

11. Convocamos a los pueblos de todo el mundo a organizarse en
sus locales de trabajo, escuelas, campos, iglesias y ambientes
culturales, para que articulen luchas de masas. Pues con mucha
lucha y movilización podremos hacer frente a la saña del capital
y conquistar nuestros derechos. Nada nos será dado.

12. Convocamos a todas las organizaciones populares, sociales,
sindicales, antiracistas, de mujeres, eclesiales, a que
intensifiquen el trabajo de base, de conciencia y de
movilización. Que participen activamente en las iniciativas en
curso, no solo en el Grito de los Excluidos/as, sino también en
la preparación de un Plebiscito Popular, Continental, contra la
implantación del ALCA, a realizarse en 2002. Que participen en
las actividades preparatorias del Foro Social Mundial en sus
países y después en Porto Alegre-Brasil. Que participen en la
Campaña Internacional del Jubileo Sur contra el pago de la Deuda
Externa. Que participen en la Campaña Internacional de la Vía
Campesina, en defensa de la soberanía alimenticia de cada país,
y por la declaración de las semillas como patrimonio de la
humanidad.

13. Que participen en todas las manifestaciones públicas contra
la OMC, contra el FMI y el Banco Mundial y contra la dominación
de los gobiernos de los países ricos.

Segundo semestre de 2001

Grito de los Excluidos/as
Por Trabajo, Justicia y Vida