Brasil: Mensajes de la Marcha de la Reforma Agraria

2005-05-25 00:00:00

“Compañero Lula, el pueblo te eligió, cumpla la Reforma Agraria
que usted prometió”.

Este era el grito que más se oía el último día de la Marcha Nacional
por la Reforma Agraria, que partió del Estadio Mané Garrincha y se
dirigió al Congreso Nacional, pasando por la embajada de Estados
Unidos, el Ministerio de la Agricultura, la Plaza de los Tres Poderes,
Palacio de Planalto y el Ministerio de Hacienda, en Brasilia.

Como ocurrió a lo largo de los 230 kilómetros, recorridos en 16 días,
todo fue muy organizado y pacífico. De hecho, durante toda la marcha,
los 35 policías que la acompañaron tuvieron cómo única tarea, auxiliar
el tráfico a lo largo de las carreteras. Las palabras del comandante
de la operación fueron de agradecimiento a la organización y
colaboración de los manifestantes, quienes estaban ejerciendo el
legítimo derecho de luchar por sus derechos, según dijo. Al final de
sus palabras, además de agradecer a los marchistas, les deseó buena
suerte en su objetivo. Desgraciadamente, esta no fue la postura de los
policías designados para hacer la guardia del Palacio Presidencial.
Al contrario de los policías de tránsito que estaban dedicados a
garantizar el bienestar y la seguridad a los ciudadanos, parece que
estos estaban orientados a dificultar la manifestación pacífica y
legítima de los manifestantes, típicos de países democráticos.

Al final de la Marcha, una provocación innecesaria de los policiales
militares generó la animadversión de algunos caminantes que se
asustaron con la demostración de arrogancia de la policía que hacía
vuelos rasantes de helicóptero con armas que apuntaban sobre los
manifestantes, sin considerar la presencia de 133 niños y 19 bebés
que participaban en la misma. Cuando la policía no cumple su papel de
garantizar tranquilidad y seguridad durante sus operaciones, lo peor
puede suceder. Felizmente, a disgusto de la gran prensa que busca
sangre para hacer noticia, los marchistas estaban lo suficientemente
tranquilos como para no permitir que este hecho desviara el verdadero
objetivo de la Marcha, que fue el de sensibilizar al presidente Lula
para que cambie la política económica que viene siendo orientada por
el Sr. Palocci, junto con el FMI.

A lo largo de la Marcha hubo muchos aspectos positivos que merecen ser
recordados, ya que algunos sectores de la prensa no tuvieron interés
en relatarlos. El proceso de formación que todas las tardes se llevaba
a efecto es uno de los ejemplos. Los 12 mil marchistas seguían
diariamente, a través de una estación de radio montada en el
campamento, charlas, debates y estudios de documentos. La
organización y disciplina igualmente eran observadas en lo cotidiano
del campamento: montaje y desmontaje de las carpas, distribución de la
alimentación, cuidado con el medio ambiente y limpieza del local por
donde pasaba la marcha. Ni un simple papel era dejado en el suelo.
Durante los recorridos, jóvenes pasaban entre las hileras recogiendo
toda especie de basura. Por donde pasó la Marcha, sólo quedó la
admiración y el apoyo de la población que la acogía. De hecho, el
gran número de jóvenes marchistas muestra que el movimiento crece y se
fortalece cada día.

La presencia de los religiosos y religiosas de la Conferencia de
Religiosos del Brasil (CRB) que acompañaban la Marcha también emocionó:
una verdadera demostración de servicio, gratitud y compromiso
evangélico. Al contrario de una de las principales Iglesias de
Brasilia que, equivocadamente, temiendo la presencia del pueblo
caminante, cerró las puertas de la Casa de Jesús por 2 días,
frustrando inclusive a los turistas que por allí pasaban. Son las
contradicciones de una Iglesia santa y pecadora.

Corporativismo

La marcha evidenció de nuevo el grado de corporativismo de algunos
sectores que, otrora, se mostraban más organizados. Muchos sindicatos,
centrales sindicales, entidades y otras organizaciones estuvieron
totalmente ausentes y, ni siquiera serían recordadas si no hubiera
algunas telas y banderas esparcidas a lo largo del recorrido de la
marcha. Faltó apoyo político eficaz para una lucha que no es
solamente por la reforma agraria, sino, sobre todo, por el cambio de
una política que continúa generando profundas desigualdades sociales,
imposibilitando no sólo la reforma agraria, sino la garantía de los
derechos fundamentales del ciudadano como trabajo, vivienda, educación,
seguridad y vida digna. Es inexplicable cómo estas organizaciones aún
no comprendan que luchar por la reforma agraria es luchar por el bien
de todo el pueblo brasileño, es luchar contra el hambre, la migración
forzada y el crecimiento de las ciudades.

Los mensajes de la Marcha

Quedó claro el mensaje que el movimiento quiso dar a Estados Unidos y
al Ministro de Hacienda, Antonio Palocci. La simbología utilizada en
la Marcha habló por sí misma: “Un paso al frente, ningún paso atrás:
la reforma agraria es el pueblo quien la hace!”, gritaban los
manifestantes.

La embajada americana no se salvó. Miles de latas de coca-cola, cajas
de Mc Donald’s, y otras basuras impuestas por la cultura
norteamericana fueron dejadas frente a la embajada. Fue un gesto
simbólico para repudiar la imposición cultural y consumista
estadounidense que desprecia y destruye las cosas buenas de nuestro
país. También armas de plástico fueron quemadas para decir no a la
política militar de dominación de Estados Unidos.

La Marcha no se detuvo frente al Palacio de Planalto y sí en el
Ministerio de Hacienda, donde fue realizada una mística. Una gran
águila fue colocada en medio de varias banderas de Estados Unidos. Al
lado un cartel decía: “Hacienda del FMI”. Estaba dado el
mensaje. Es necesario cambiar la política económica. Es preciso que
Brasil sea una nación soberana, donde la economía no sea dictada según
los intereses del FMI y de las mega-empresas estadounidenses. Por
desgracia es evidente que quien viene señalando los rumbos del país es
el señor ministro de Hacienda. Es hora Presidente de tomar las riendas
de Brasil y cumplir las promesas que lo hicieron llegar al poder.

Mientras los trabajadores del campo necesitan luchar incansablemente
para que se destine crédito para la agricultura familiar o líneas de
crédito para los asentados, el agro-negocio tiene fácilmente todas las
regalías. Un ejemplo reciente es la presión que el gobierno federal
viene sufriendo para liberar 500 millones de reales para la
realización del “Agri- Show”. Una gran fiesta de los hacendados
y dueños de ingenios azucareros se efectuará en este año en
Ribeirão Preto. Algunos sectores en la prensa aún siguen
haciendo noticia de los 400 mil reales entregados por el gobierno de
Goiás para apoyar la marcha de los Sin Tierra que luchan por
trabajo, justicia y vida para todos.

Esta vez, los miles de caminantes fueron al Ministerio de Hacienda
para puntualizar que las cosas necesitan cambiar. Si nada ocurre, el
escenario de las próximas movilizaciones ciertamente será el Planalto,
en donde el presidente Lula deberá responder porque la reforma agraria
continúa siendo sólo una promesa de campaña.

- Luiz Bassegio y Luciane Udovic, Secretaría Continental del Grito de
los Excluidos.