El Grito de los Pueblos Caribeños

2003-08-29 00:00:00

En el mundo actual hay cerca de dos billones de personas que
viven en la pobreza, siendo que a cada día, 60 mil personas
pasan a vivir en la extrema pobreza. Hay más de un billón de
personas analfabetas, y en los países pobres para 1/3 de las
personas, la expectativa de vida no pasa de los 40 años. En
tanto 40 a 60% de las exportaciones de los países pobres se
destinan al pago de los intereses de la deuda externa, 300
millones de personas dependen de la economía informal, sin
ninguna seguridad social y sin derecho a jubilación. Por lo
menos 80 millones de niños son obligados a trabajar. Por otro
lado 70% de los pobres son mujeres. Esa realidad mundial está
presente de forma extremadamente dramática en los pueblos
caribeños que fueron o son colonias británicas, francesas,
holandesas y estadounidenses. En el caso de los EUA su
dominación también está presente en la región a través de
tropas y bases militares.

Las economías de la región, en general dependen del turismo,
del comercio de productos agrícolas y, recientemente, de los
servicios financieros e informáticos. Los gobiernos caribeños
aplican las políticas neoliberales que empobrecen a cada día
que pasa los pueblos del Caribe. Tales políticas alcanzan de
manera especial la agricultura, provocando el éxodo rural y
la migración de campesinos y trabajadores agrícolas para
otros países. Hay una quiebra general de las pequeñas y
medianas industrias y el desempleo crece en la misma
proporción de las privatizaciones.

En el caso de República Dominicana, 70% de la población vive
en la pobreza, siendo que dos millones de personas, 1/4 de la
población migró para el exterior. El endeudamiento externo,
fruto de la política de ajustes estructurales hizo aumentar
la deuda externa de 3,3 billones de dólares para 7,3
billones de 2000 a 2002.

El caso de Haití, tal vez sea el que releja más las dolorosas
consecuencias de las políticas neoliberales. Se encuentra
entre los 50 países que en los últimos 30 años tuvieron su
renta per capita disminuida. Pasan hambre 3,8 millones de
haitianos, lo que significa 46% de la población. De un país
autosuficiente en la producción de arroz, pasó a importar de
los EUA el equivalente a 250 millones de dólares por año, ya
que no puede competir con el producto americano. En el campo
de las políticas neoliberales, este país, que ya tenía poca
inversión en la educación, dejó de invertir 50% a menos. El
dato que más revela el drama en que vive el pueblo haitiano
es que en la capital Puerto Príncipe, 92% de la población
vive de la economía informal, siendo que la media nacional es
de 64%.

En Puerto Príncipe, el desempleo llega a ser de 18% entre los
cuatro millones de habitantes de la isla. Su condición de
país colonia de los EUA es la médula de toda la problemática
política, social y económica. Son 107 años de sumisión y
opresión. El imperio mantiene diez mil militares, en la base
de Puerto Rico.

En Martinica, el colonialismo experimenta formas mas
perfeccionadas de dominio. Departamento de Francia, esta isla
viene enfrentando una fuerte acción propagandista de que en
el país no hay problemas. Acción con miras a encubrir la
triste realidad de los 20% de desempleados y de la migración
forzada. Hoy, 150 mil, de los 400 mil habitantes de la isla
intentan mejorar sus condiciones de vida emigrando para
Francia. Las transferencias financieras fueron drásticamente
rebajadas y la providencia sufre de serios cortes. El pueblo
se ve sin trabajo, sin ayuda y sin perspectiva. Sumado a
este caos social, el pueblo martiniqueño, prohibido de hablar
su propia lengua durante algún tiempo, y de conocer su propia
historia, sufre hoy en día un problema de destrucción mental.
O sea, más de 30% de la población posee disturbios mentales.
La OMS – Organización mundial de la Salud considera que 10%,
es ya un índice grave. Es al interior de este contexto que
20% de la población lucha por la independencia.

Es dentro de este escenario que los países promueven una
reflexión colectiva sobre su situación y sus organizaciones
de base y marcan alianzas y acuerdos para fortalecer formas
de lucha y resistencia.

La III Asamblea de los Pueblos del Caribe, que ocurrió entre
los días 19 y 24 de agosto, en Cabo Haitiano, Haití, viene
desarrollando un proceso de articulación de las diferentes
luchas del pueblo caribeño, en defensa de los derechos de los
trabajadores, de la mujer, de los estudiantes, de los
campesinos, de la tierra, vivienda, educación, salud y del
medio ambiente, contra las políticas neoliberales de
privatización, endeudamiento, militarización y dominio de
los pueblos caribeños. Es por este mismo propósito que el
Grito de lo Excluidos Continental, estuvo presente en la III
APC para apoyar, participar y promover este trabajo de
integración y sociedad de los más variados movimientos de la
lucha del Caribe y de las Américas. Un trabajo que tiene como
resultado la formación de coordinaciones nacionales en varios
países de las Américas y del Caribe.

Con estrategias y plataformas propias de la lucha de cada
país y de fortalecimiento de los movimientos de resistencia
al neoliberalismo, el Grito de los excluidos viene trabajando
para colaborar en la construcción colectiva de acciones que
contribuyan para fortificar las luchas y movimientos sociales
en cada uno de los países. Hoy, presente en 22 países de
América Latina, América Central y del Caribe. La campaña del
Grito Continental es por Soberanía e Independencia de los
pueblos. Para esto, los pueblos se organizan se suman y se
hacen oír por este continente, para denunciar la exclusión
social vivida por millares de personas (ancianos, jóvenes,
niños, mujeres, negros, indios…) causada por un modelo
económico injusto, concentrador y excluyente; para cuestionar
toda forma de dominación, dependencia y proyectos que
irrespetan la soberanía nacional de cada país; para anunciar
valores y caminos nuevos en función de la construcción de una
sociedad nueva. Creemos que otra América, otro Caribe y otro
mundo son posibles, necesarios y urgentes.

* Luiz Bassegio y Luciane Udovic, de la secretaría
continental del
Grito de los Excluidos – Por trabajo, Justicia y Vida.