Movimientos Sociales en lucha contra la Exclusión Social

2003-08-27 00:00:00

Otra globalización es posible, pese a que con el tercer milenio
nos encontramos con niveles nunca antes conocidos de exclusión
social, a consecuencia de la imposición de un modelo de
globalización neoliberal que ha presionado, y presiona, novísimas
formas de actuación de los movimientos sociales.

Otra globalización es posible. La globalización esperanzadora,
solidaria y de inclusión que vemos emerger en perspectivas a
partir de los levantamientos populares que han seguido a Chiapas
(1994), Seattle (1999), Génova (2001) y su redimensionamiento en
el Foro Social Mundial.

Allí se ha manifestado el viento huracanado de los movimientos
sociales batiendo fuertemente sobre los cimientos de la dominación
reclamando el fin de toda práctica de exclusión que deja fuera,
niega toda oportunidad de progreso y margina a las mayorías de los
habitantes del planeta.

En cierta medida vivimos hoy una reedición de la movilización
popular que asestó un duro golpe al viejo colonialismo en los 60s,
el cual provocó en los 70s y 80s el derrumbe de las sanguinarias
dictaduras como la de Salazar en Portugal; la de los gorilas de
Brasil, Argentina, Pinochet y el clan los Duvalier y sus Ton Ton
Macutes en Haití.

Más, los movimientos sociales actuales no se limitan a
confrontarse con los regímenes autoritarios, su blanco de ataque
es el cúmulo de injusticias sociales y el bloqueo existente a la
participación popular en el sistema político, apostando también a
la construcción de una nueva ciudadanía. Desde esa perspectiva nos
explicamos la caída de gobiernos civiles como los de Carlos Andrés
Pérez en Venezuela, Bucaram en Ecuador, Fujimori en Perú, Menen y
De la Rúa en Argentina, entre otros, obligados a dimitir bajo la
revuelta de las mismas masas que los eligieron.

Sin menospreciar ni pasar por alto situaciones adversas para el
movimiento antiglobalización como los acontecimientos del 11 de
septiembre, escenario de lucha a favor de una globalización
solidaria se consolida a más de una década de la culminación de la
guerra fría, como consecuencia de las respuestas populares contra
las políticas aplicadas desde los centros de poder global del
sistema que instrumentaliza los organismos internacionales (FMI,
BM y OMC) para imponer la lógica del mercado frente a la
solidaridad.

El avance para muchos es imperceptible, en tanto el movimiento por
la inclusión social se bate hoy día con un Imperio Romano
redimensionado en su máxima expresión y al mismo tiempo degenerada
su figura en lobo devorador de todas las culturas nacionales y
populares, se mercadea desde la plaza de los que se han proclamado
a destiempo vencedores a ritmo de ruidosos aires neoliberales.

Pero sorprendidos y atónitos reaccionan los espectadores cuando ,
apenas han se han escuchado los primeros vítores al que han creído
el "último hombre" se producen levantamientos populares en Chiapas
que se repiten con diferentes tonalidades en Ecuador, Bolivia ,
Guatemala, Perú, Argentina, entre otros, poniendo en evidencia la
emergencia del movimiento social indígena junto a otros
movimientos anteriores, y algunos nuevos como el ecologista y los
de Derechos Humanos que marchan al unísono con los pobladores y
habitantes, trabajadores, campesinos, maestros, estudiantes,
gremios profesionales, organizaciones de mujeres y toda una
avalancha que recorre el tercer mundo., pero que como hemos dicho,
repercuten también el centro del corazón de los propios países
imperiales.

Se percibe un poderoso sismo huracanado que recorre el mundo
prediciendo los nuevos desafíos a la globalización neoliberal,
desplomándose la creencia publicitada que presenta a lo progresivo
como "nostalgia". Transitamos en la senda de construir las nuevas
perspectivas globales que adquieren dimensiones solidarias y
humanas.

Así, desde Seattle al presente ha quedado claro que en verdad, con
la globalización neoliberal ha nacido lo que aparenta ser el
"último monstruo", puesto de pie en sus tres patas fundamentales (
Deuda Externa, Militarización y Libre Comercio: ALCA – OMC-FMI -
BM).

¿Movimientos sociales o movimientos de los excluidos y excluidas?

La lucha contra la exclusión social y a favor de los derechos
económicos, sociales, étnicos, culturales y políticos, entre ellos
el derecho de las naciones a su autodeterminación y soberanía han
sido base fundamental del surgimiento y permanencia de los
movimientos sociales desde la posguerra a la actualidad.

Los estudiosos de los movimientos sociales han destacado como
estos se constituyen en conflictos sociales que cuestionan las
bases de todo orden injusto de dominación, llenando la vida
cotidiana de acciones contestatarias y conflictos sociales que
rompen los esquemas preestablecidos.

Las consideraciones van desde toda acción colectiva que manifiesta
un conflicto a través de la ruptura de los límites de
compatibilidad del sistema de referencia (Alberto Melucci),
agrupación con miras de defender o promover unos objetivos
precisos (Guy Rocher) hasta enfocarlos como sistemas de practicas
contradictorias que cuestiona fragmentaria o absolutamente la
estructura de dominación (Manuel Castells).

Alain Touraine considera a los movimientos sociales como
contraofensivos, es decir , reivindicativos e impugnadores,
capaces de "rechazar todo el orden social y de ser el instrumento
de la dialéctica de la acción histórica" (ALAIN TOURAINE: "Las
Sociedades Dependientes" ).

En fin, los movimientos sociales están situados en sectores
sociales actuantes los cuales de alguna manera y en determinados
grados cuestionan el orden social basado en la injusticia, la
exclusión y las desigualdades y al mismo tiempo apuntan a ser
parte fundamental de los sujetos del cambio social.

El rostro de la exclusión en la era de la globalización

Si por exclusión social entendemos la negación de oportunidades,
la segregación, discriminación de las minorías y de los pueblos
indígenas, los obstáculos legales que sufren los inmigrantes, el
bloquear el avance y la marginación que sufre la mayoría de la
población mundial, resulta de fácil comprensión la esencia de la
globalización neoliberal en tanto corriente capaz no solo de
mundializar la circulación del capital, las mercancías, la pobreza
y las desigualdades con lo cual barre y privatiza los derechos y
conquistas históricas de los pueblos, mientras simultáneamente
restringe la circulación de las personas.

Con cuáles otras palabras, que no sea exclusión, podemos explicar
a cualquier ser racional que sigamos hablando de progreso,
desarrollo y avances con cuadros tan desgarradores como los
siguientes:

Cuatro de cada cinco habitantes del planeta ( 4 mil 800 millones)
viven en unos 100 países subdesarrollados donde mil 300 millones
son declarados miserables obligados a sobrevivir con menos de un
dólar por día, sin agua potable ni vivienda adecuada, siendo la
mujer una de las más golpeada por esta situación.

Otros 3 mil millones de personas son declarados pobres en estos
países donde perciben a penas dos dólares por día. 800 millones
están desnutridos, mientras la tercera parte de la población total
no dispone de energía eléctrica y uno de cada seis es analfabeto,
mientras el 40 % de la población campesina no posee tierra.

En esta cruel realidad 300 millones de niños y niñas sufren
explotación, la mitad está desnutrida y 14 millones mueren cada
año antes de cumplir cinco años.

Son conocidos los dramas que vive una parte importante de la
población de los países subdesarrollados que se ve forzada a
emigrar hacia el norte, buscando superar las trabas legales. Entre
1993 y el 2000 unas mil 574 personas murieron tratando de llegar a
Europa, cientos en la frontera entre México y Estados Unidos,
mientras en muchos países de Europa la xenofobia y el racismo ha
creado situaciones muy difíciles a la comunidad de inmigrantes.

La globalización neoliberal proceso multiplicador de la exclusión

La imposición de los mecanismos de recolonización imperialista de
la globalización (deuda externa, militarización y libre comercio)
han servido eficazmente a los propósitos de mundializar la
exclusión social y dominación de los países del sur, pero no han
podido acallar la protesta que crece por todas partes,
particularmente en América Latina.

El PIB mundial es de unos 25 trillones de dólares del cual el G-7
concentra nada menos que 18 dejando a los restantes 180 países a
penas 7, lo que indica la desigual e injusta distribución de la
riqueza entre los países del mundo, lo que es más cuando se
analiza en sus particularidades.

El gasto similar al realizado por EE.UU. para invadir a Irak o su
equivalente en gasto militar anual (80 mil millones de dólares)
sostenido por diez años es equivalente a lo que se precisa para
proveer a la humanidad de agua potable, educación, salud y cuidado
de la mujer.

El 20 por ciento de los más ricos reciben el 86 por ciento de la
riqueza en el mundo, mientras el 20% de los más pobres a penas
perciben el 1% de la misma.

Por su parte las 3 personas más ricas del mundo ( Bill Gates, Paul
Allen y Warren Buffet) en los últimos 20 años han concentrado una
fortuna equivalente al PNB de 42 países con una población de 600
millones de seres humanos. En el mismo período, el ingreso per
cápita de los países del tercer mundo se hizo menor que el de los
años 80s.

De 1980 al 2002 la deuda externa del tercer mundo se multiplicó
por 4, mientras en el mismo período estos países pagaron en
intereses y amortizaciones el equivalente a multiplicar por 6
dicha deuda, lo que evidencia la inmoralidad de dicha deuda y
porqué esta ha sido pagada y es injusto pagarla otra vez.

Mientras tanto, los trabajadores por todo el planeta ven perderse
conquistas como las 8 horas, libertad de asociación, seguridad del
empleo y los convenios colectivos a causa de la llamada
"flexibilidad laboral". Los ajustes del FMI, el BM y el libre
comercio de la OMC descargan abundantes paquetes impositivos y las
nuevas orientaciones hacen crecer por todas partes el ejército de
los desempleados y piqueteros, todo un pueblo en movimiento.

En manifestación popular por la inclusión social

Los excluidos constituyen una verdadera manifestación popular
contra las injusticias que padecen 4 mil 300 millones de personas
abandonadas en su miseria, sin voz, techo, que sufren de
enfermedades que se creían erradicadas, pasan hambre y todo tipo
de vejaciones; naciones que se ven impedidas de ejercer su
autodeterminación y de constituirse en estados soberanos e
independientes, y países que sufren situaciones de neocolonialismo
bajo la dictadura del pago de una deuda externa que ya ha sido
pagada con creces, el militarismo imperialista y las imposiciones
del libre comercio (ALCA-OMC).

El 12 de octubre en todas las Américas, y el 7 de septiembre en
Brasil, es solo un día en el calendario donde los diversos
sectores de los excluidos manifiestan su voz y presencia en lucha
por la justicia, dignidad, democracia y vida plena.

Como se ha escrito, es una oportunidad para dar a conocer un dolor
secular que surge de las entrañas de la pobreza, que se traduce en
protesta, crea alas y se desplaza por el aire.

En manifestación popular las nacionalidades indígenas, los
desplazados, los pobladores urbanos, los grupos minoritarios
discriminados, los trabajadores que han visto perderse sus
conquistas históricas, la juventud que persiste en las
perspectivas de progreso, excluidos y excluidas por el poder del
capital, las transnacionales y el neoliberalismo.

Los pueblos caribeños este 2003 junto al Grito de los Excluidos
manifiestan la continuidad de su histórica lucha para derrumbar
los vestigios del colonialismo, reeditar victorias como la huelga
general contra la privatización de la telefónica y la resistencia
civil que sacó la marina USA de Vieques en Puerto Rico;
multiplicar la solidaridad con Cuba y continuar la resistencia de
los movimientos sociales antineoliberales en Haití, Trinidad y
Tobago, Martinica, Curazao y República Dominicana.

El mundo necesita de una globalización solidaria, de inclusión y
justicia social capaz de fomentar modelos desarrollo que estimulen
una vida productiva y de disfrute de todos los habitantes a los
beneficios que brinda la sociedad.

Perceptible esta necesidad tras la irrupción de sectores y capas
sociales, grupos surgidos de la vida marginal, en movimiento cual
huracán en aguas caribeñas.

Se manifiesta el viento social huracanado los cimientos de la
dominación reclamando el fin de toda práctica de exclusión que
deje fuera o niegue oportunidades de progreso a todos de los
habitantes del planeta, mientras inscribe en el asta de sus
banderas la sed de los hambrientos, simbolizada en la palabra
redención.

* Pedro Franco, de la coordinación del Grito en el Caribe.