Caminos de superación de la exclusión en América Latina

2003-06-20 00:00:00

Introducción

Las breves consideraciones siguientes son escritas en el día
de las elecciones presidenciales en Argentina y paraguay. Al
mismo tiempo, son marcadas por el entorpecimiento general que
la guerra cruel y sumamente injusta de los americanos en Irak
todavía están causando. Pensando en Bagdad, sentimos que
sobre nuestras cabezas pesa no más una "espada de Damocles",
mas una amenaza mayor, hecha de poderío militar exorbitante,
de prepotencia estúpida y de ambición inescrupulosa.

Para buscar los caminos de superación de la exclusión,
América Latina ahora está bien advertida del tipo de vecino
que tiene, amenazando al norte. Con la astucia de los pobres
necesitamos lidiar con esta serpiente, mostrando que sabemos
muy bien dónde está su veneno, pero no estamos dispuestos a
ofrecer el lado para que continúe a mordernos impunemente. Y
si ya fuimos mordidos en diferentes partes, necesitamos
transformar el veneno inoculado en antídoto que nos dé
resistencia, para poco a poco librarnos de la incómoda
dominación.

Si hay una interpretación para dar a la aparente rendición
del gobierno de Lula, que parece acomodarse a las mañas de la
serpiente, debe ser esta la estrategia de quien aprendió a
asimilar el veneno, para transformarlo en antídoto, que debe
ser devuelto a los pocos, en dosis adecuadas para neutralizar
a la víbora y vernos finalmente libres de sus picadas.

Ya hace varias décadas que América Latina está patinando, sin
conseguir avanzar en los índices de su desenvolvimiento. El
recetario neoliberal, bebido con sufrimiento en la década de
los 90, en vez de mejorar la situación, llevó algunos países
al fondo del pozo, como fue el caso de Argentina.

El aspecto tal vez más positivo es la constatación que ahora
emerge con mas evidencia y con menos ilusión: el camino
tiene que ser hecho por nosotros mismos, pacientemente, con
lucidez y tenacidad, en la solidariedad continental, con la
persistencia de quien esta convencido de los valores que nos
guían, y que a los pocos encuentran su concretización en la
manera diferente de operar nuestra economía, de organizar
nuestras sociedades y de organizar nuestras utopías.

Las consideraciones que siguen son meros vislumbres para
valores que ya despuntan en el horizonte, y que ya vienen
siendo apropiados por muchas personas en este camino de
liberación que precisa congregarnos siempre mas.

1. Despertar de la conciencia política

Está creciendo la conciencia ciudadana de los
latinoamericanos. Una conciencia que da cuenta de los valores
culturales que traen nuestros pueblos, que despierta la
acción de nuevos sujetos sociales, que sacude inhibiciones
históricas producidas por largos siglos de dependencia, que
despierta para la acción conciente y articulada.

Esta conciencia política es una fuerza promisoria, que
precisa ser valorizada con más convicción en nuestras
estrategias de acción, y que necesita ser cultivada con más
planeamiento. Pues ella es punto de partida para las mudanzas
que requieren ser hechas en las estructuras viciadas que
condicionan el desarrollo de América Latina.

2. Tejer articulaciones

El avance de la conciencia política lleva a buscar la
integración en la acción política que se necesita. Este es un
nuevo campo, que tiene que ser llevado para frente. Aprender
a articularnos. Pues la desarticulación desperdicia energías,
lleva a frustraciones y anula esfuerzos colectivos.

La articulación lleva a superar el retraimiento, y educa para
la cooperación, superando el individualismo que no consigue
avanzar en acciones realmente transformadoras.

3. Afirmación de las nacionalidades

Se dice que ya pasó el tiempo de las naciones. Esto fue
inventado por quien no quiere fronteras para sus proyectos de
exploración capitalista de una globalización comandada por el
lucro de los dueños del capital financiero, que es el
instrumento más poderoso para reproducir hoy la dominación
colonizadora.

Las naciones son reductos indispensables de resistencia
delante de la ola avasalladora del capital transnacional, que
pretende hacer del mundo un único mercado para sus negocios.

Las naciones son la expresión de la dignidad humana y de la
afirmación de valores de convivencia y de identificación
concreta de personas con el medio ambiente y con sus raíces
históricas. América Latina no puede perder el colorido de la
diversidad de sus naciones, todavía frágiles más ya
identificadas y probadas por las peripecias de la historia de
cada país.

4. Preservar las identidades culturales

En sintonía con la importancia de afirmar la propia
nacionalidad, está la urgencia de preservar la identidad
cultural de cada pueblo, todavía, en el interior de cada
país. Pues la cultura es el ingrediente más importante, y más
resistente de la identidad de cada pueblo.

Por eso, una de las providencias importantes es detener el
avanzo de la "americanización" a la que nuestros pueblos
están siendo sometidos.

5. Promover la solidaridad entre los pueblos y países

Al mismo tiempo que valoramos la diversidad cultural y las
identidades nacionales distintas, es urgente promover la
solidaridad entre los latinoamericanos. Este es un desafío
nuevo, positivo, próspero: abandonar desconocimientos e
individualismos, y superar inútiles rivalidades o intrigas
estériles que dividieron los países de América Latina.

La solidaridad es fuente de energía, despierta nuevas
utopías, y hace experimentar la fuerza de la fraternidad.

6. Asimilar los avances tecnológicos y colocarlos al
servicio del bien común

No necesitamos temer a la tecnología. Al contrario, somos
llamados a asimilarla, con rapidez y precisión, no para
asociarnos a los que hacen de ella instrumento de dominación,
al contrario, para colocarla al servicio del
perfeccionamiento de las condiciones de trabajo y para
repartir socialmente las ventajas económicas que puede traer.

7. Apostar en la educación

Para superar la exclusión, la educación tiene un valor
estratégico fundamental, además de ser derecho de toda
persona para capacitarse y participar con dignidad de las
condiciones de vida que hoy la realidad puede ofrecer.

8. Participar de Proyectos políticos concretos

El despertar de la ciudadanía no puede limitarse a acompañar,
concientemente, los acontecimientos. Es necesario tornarse
sujeto de ellos. Por eso, es urgente superar una de las
barreras mas difundidas en la tradición cultural
Latinoamericana: el preconcepto contra la participación de
las personas en la política. Incentivar, por tanto, la
participación política, no solamente en época de elecciones,
mas de manera orgánica y permanente, sobretodo por la
participación en las diversas instancias de actuación popular
que van surgiendo, y por la actuación directa en partidos
políticos.

Conclusión

En un panorama todavía marcado por decepciones, producidas
por décadas de frustraciones y por nuevos acontecimientos
adversos, como los discípulos de Meaux, precisamos hacer una
relectura de los hechos y sentir que el camino de la
decepción puede tornarse en camino de alegría y esperanza,
como aconteció en el día de Pascua con los apóstoles.

Además de las señales apuntadas, podemos descubrir otras,
para fortalecer nuestra certeza y nuestra esperanza.