Encuentro Hemisférico Contra la Militarización reúne organizaciones de 26 países

2003-05-12 00:00:00

El Encuentro Hemisférico Contra la Militarización reunió
más de 700 representantes de 215 organizaciones
sociales, entre los días 6 y 9 de mayo, en San Cristóbal
de las Casas, México. La Conferencia contó con la
participación de 25 países de las Américas, Europa,
Asia, Africa y Medio Oriente. Participaron
organizaciones de Honduras, Guatemala, Costa Rica, El
Salvador, Nicaragua, Haití, Puerto Rico, Panamá, Cuba,
Perú, Ecuador, República Dominicana, Brasil, Bolivia,
Chile, Argentina, Colombia, Canadá, Estados Unidos,
Italia, Inglaterra, España, Francia, Grecia, Filipinas,
Palestina y Nigeria.

La Conferencia inaugural estuvo a cargo del escritor
mexicano Carlos Montemayor, quien denunció la estrategia
militar de los Estados Unidos para mantener su hegemonía
y cuestionó la definición subjetiva de terrorismo usada
por el gobierno Bush como una "descalificación política
utilitaria". Esa definición, precisó, justifica las
intervenciones militares con el objetivo de controlar
recursos como el petróleo. Los Estados Unidos consumen
883 mil millones de barriles de petróleo por año, la
cuarta parte de la producción mundial.

Las ofensivas militares estadounidenses sirven también
como experiencias de la industria bélica para probar
nuevas armas y tecnologías militares. Por lo tanto, una
de las principales consecuencias de la invasión de Iraq
será una nueva carrera armamentista por parte de los
países que poseen armas nucleares. Según Montemayor, la
solución para la superación de la prepotencia
norteamericana se daría a partir de la "emancipación del
pueblo estadounidense contra los bárbaros que le
gobiernan".

La periodista mexicana Blanche Petrich, que cubrió la
invasión de Iraq como corresponsal de La Jornada,
denunció la falta de interés por parte de la prensa en
investigar el número de civiles muertos. Según la
organización inglesa Body Count, el número de iraquíes
muertos durante la reciente ofensiva norteamericana
sería de por lo menos 2600, y los heridos y mutilados
serían más de 8000.

El Embajador de Palestina en México, Dr. Fawzi El-
Mashni, denunció que el "terrorismo de Estados Unidos
destruyó 7 mil años de civilización en Iraq". El
cuestionó la posición de la ONU sobre Israel, que ya
violó cerca de 500 resoluciones del Consejo de
Seguridad, de la Asamblea General y de la Comisión de
Derechos Humanos. Por negarse a ratificar el Tratado de
No Proliferación de Armar Nucleares, Israel no acepta la
inspección de la ONU, a pesar de poseer entre 400 y 500
ojivas nucleares.

El Dr. Fawzi explicó la estrategia de propaganda de
Israel, que creó tres "mitos". Primero que Palestina
era una "tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra" -
indicando que la población palestina ha sido ignorada
desde el inicio de la ocupación de su territorio.
Israel aún intenta descalificar las críticas sobre sus
políticas, tachándolas como de antisemitismo. El tercer
mito se refiere al gran aparato militar de Israel,
justificándolo como "sistema de defensa". Concluyó
mencionando que la paz debe ser "sinónimo de justicia" y
explicó que los palestinos "no necesitan que les tengan
pena, pero si de acciones concretas de solidaridad".

La profesora Ana Esther Ceceña, de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), observó que, después
de los atentados del 11 de septiembre, el gobierno de
Estados Unidos "procuró crear un consenso sobre su
superioridad", con el objetivo de "asegurar acceso
incondicional a recursos naturales estratégicos". Ese
control incluye territorio y monopolio del espacio
aéreo, que incluye el desarrollo de la tecnología
espacial y de la comunicación.

En prácticamente todas las conferencias, la
militarización fue relacionada a los intereses de la
industria del petróleo. La representante de la
organización Oil Watch, Esperanza Martínez, denunció la
destrucción causada por la Texaco en Ecuador, que
destruyó totalmente algunos pueblos indígenas, como los
Ugua. En 26 años de exploración petrolera en Ecuador,
las muertes, la migración forzada y la destrucción
ambiental causadas por la Texaco equivalen a 51 veces el
valor de la deuda externa, que llega a 14 mil millones
de dólares. La Oil Watch abrió un proceso de
indemnización contra la Texaco, actualmente en proceso
en tribunales ecuatorianos y estadounidenses.

El economista colombiano Héctor Mondragón también indicó
las conexiones entre la exploración petrolera y la
violencia en su país. En 1999, el gobierno de los
Estados Unidos exigió que Colombia modificase su
legislación petrolera como condición para iniciar el
Plan Colombia. De esa forma, el gobierno colombiano
concedió contratos a empresas norteamericanas para
explorar grandes reservas de petróleo en la región del
Putumayo. Según Mondragón, uno de los principales
objetivos del Plan Colombia es el control de recursos
naturales en toda la región Amazónica.

El Plan Colombia estimula la guerra civil que, desde
1981, causa la migración interna de 3 millones de
personas, entre ellas, 400 mil fueron desarticuladas
durante el año pasado. En los últimos 20 años, el
número de muertos llega a 200 mil -siendo 5 mil líderes
de sindicatos y movimientos sociales-. Las políticas de
"libre comercio" y la destrucción del Pacto Mundial del
Café, impuesta por Estados Unidos hace 10 años, destruyó
la agricultura colombiana, estimulando la plantación de
hoja de coca. Por lo tanto, el caso colombiano hace
evidente la conexión entre políticas neoliberales y
procesos de militarización.

El Encuentro Continental Contra la Militarización se
convirtió en un espacio importante de análisis y
articulación para organizaciones sociales que luchan
contra el imperialismo y el neoliberalismo. Al
principio, la conferencia debía limitarse a abordar la
situación latinoamericana, pero la participación de
otros continentes evidenció claramente el patrón de
dominación impuesto por los Estados Unidos en todo el
mundo. Por otro lado, el Encuentro fortalece el
movimiento anti-imperialista a nivel internacional.