Termina dolor… produce rabia…nace conciencia
En el diario batallar, los seres humanos a los que la vida no resulta indiferente, nos encontramos cada día, y a cada instante con hechos que causan dolor o producen alegrías, y esa es la vida. Hace varios meses, me tropecé en las infinitas redes de la Internet con un nombre que visto de repente no me decía nada, sin embargo fue suficiente leer apenas un párrafo para que la curiosidad primero y la indignación después, me condujeran por cada una de las palabras que hacían parte de aquellas notas que los grandes medios no recogen en sus titulares ni en sus portadas. Y recuerdo aquellas primeras palabras que colocadas en una línea transmitían la impresión de haber leído un libro interminable en razón de la cantidad de preguntas y respuestas que se agolpan en tu cerebro. Decía aquella línea: "Valió la pena que Bush enviara a morir a mi hijo a Irak"?. Cindy Sheehan, madre de uno de los soldados norteamericanos muertos en Irak, era la fuente de aquella información y que se encuentra participando en el VI Foro Social Mundial.
Probablemente y con razón me encontraré con quien dirá, al leer estos párrafos, ... ¿y cuántos no mueren a diario en esta América mártir? Y ustedes responderán conmigo: decenas, centenares, miles...Nos duelen hasta los huesos por los interminables sufrimientos por los que se nos van por causa de un mundo injusto e inhumano, como consecuencia de la decisión de los que siempre se han creído dueños y señores del universo, solo que estamos en una América que resiste y desafía la soberbia de los explotadores, somos pueblos que se movilizan cada día defendiendo con uñas y dientes cada palmo de derecho conquistado, que nos resbalamos, pero no caemos.
Sin embargo, aquel grito provenía de una sociedad en la que no es habitual escuchar cosas como estas, (no estoy diciendo que no pasen), solo que esta vez no pudieron impedir que se escuchara y se extendiera por todas partes. A partir de entonces, la solidaridad no se hizo esperar, y lo que apareció como simple golondrina frente al rancho de descanso de Bush, se ha multiplicado por millones no solo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo, y se extiende por cada rincón del planeta el manto blanco que reclama la paz, y por consiguiente la salida inmediata de las tropas de ocupación de los países víctimas de esta acción criminal de las potencias imperialistas, y de aquellos gobiernos serviles que han sumado sus fuerzas para violentar el derecho a la autodeterminación de pueblos.
En el marco del VI Foro Social Mundial he tenido la oportunidad de ver y escuchar aquella mujer, que sosegada y tranquita recuerda con dulzura a su hijo mientras poco a poco ha venido mitigado su dolor, la he percibido conteniendo su rabia, y por el contrario, se ha forjado un ideal consciente sustentado en que la partida de aquel ser humano ayude a que otros padres no vivan tiempos como los que a Cindy les ha tocado vivir: "yo quiero (dice Sheehan) honrar la muerte de mi hijo con esta lucha por la paz y el amor, no con arrogancia y odio ni con este imperialismo que Estados Unidos quiere derramar por el mundo entero. Nosotros tenemos que unir fuerzas para detener esta invasión a Irak. Ya es hora de que las tropas regresen".
Estoy seguro de que a ustedes que leen estas líneas les pasará lo que a mí, se me anuda la garganta por el dolor; pero al mismo tiempo se afianza la confianza de que habrá un nuevo mundo, inmenso y habitable en el que se cerrarán las grietas del sufrimiento y como flor en primavera nacerá la esperanza y la alegría y esta ni ninguna otra muerte será en vano.
Secundemos a Cindy Sheehan, dejemos atrás el dolor, desterremos la rabia, y por el contrario, convirtamos en fuerza material esa conciencia que poco a poco se apodera de ella y de millones de hombres y mujeres en todo el universo. Movilicémonos contra la guerra y la militarización y asegurémonos un mundo de paz para nuestros hijos primero y para nosotros después.