Cristianos contra ALCA: Unir las manos por una alternativa
En los últimos años diversas congregaciones, grupos ecuménicos, iglesias, organizaciones y movimientos han levantado sus voces contra el ALCA y los tratados de "libre" comercio. Las reflexiones revelan, por una parte, la necesidad de visibilizar la exclusión creciente de grandes mayorías humanas, por outra, la urgencia de buscar alternativas comunes frente a la crisis civilizatoria que plantea al neoliberalismo.
No es casual, entonces, que en el ámbito de este V FSM vuelvan a reunirse cristianos y cristianas de Brasil, Uruguay, Argentina, Colombia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Cuba, Canadá y Estados Unidos para debatir el tema de las "Estrategias cristianas contra el ALCA: alianzas de vida y muerte en el continente".
Con el empleo de la metodología participativa de la educación popular, los brasileños María Soave Buscemi y Marcos Barros; y el cubano Alejandro Dausá, condujeron el taller que partió de una reflexión crítica colectiva sobre cómo se están construyendo en las comunidades, iglesias y movimientos ecuménicos las estrategias de resistencia frente al ALCA.
Fue reclamo de los participantes avanzar en la articulación de alianzas estratégicas no sólo entre los propios cristianos de todo el mundo, en especial en América Latina, y en Estados Unidos y Canadá — donde en los últimos tiempos se ha producido un interesante proceso de debate en torno al tema — sino también con los movimientos sociales.
Si bien es cierto que se han logrado reflexiones importantes sobre este tema desde la perspectiva ecuménica, aún es pobre la crítica biblioteológica a los enfoques que propone la letra del ALCA. Se trata, pues, como explicaron algunos participantes, de hacer una mirada profunda sobre el carácter hegemónico, de exterminio que el ALCA y los TLCs plantean a las soberanías nacionales en una lógica de pensamiento que sitúa como premisa la "etica" del lucro y la mercancía.
Luego de más de tres horas de trabajo en grupo, los participantes se propusieron rescatar la identidad de las culturas autóctonas latinoamericanas que pasa por potenciar los proyectos alternativos para la educación y el comercio entre los pueblos, los saberes populares de nuestras culturas: comidas, tradiciones, vesturaio, cosmovisiones, celebraciones religiosas; crear fuentes alternativas de trabajo para recuperar la pequeña y mediana industria, así como visibilizar el ALBA como una nueva y posible forma de integración para los pueblos, en tanto le da poder a los de abajo y promueve una educación liberadora en las pastorales y comunidades eclesiales haciendo que cada vez sean más los ciudadanos que participen en la construcción de poder.
Desde la ética evangélica, los cristianos y cristianas se pronunciaron también por un compromiso real y una búsqueda de sentido al trabajo pastoral y bíblico dentro de las comunidades eclesiales empleando para ello, todos los medios posibles: la educación popular, radio comunitaria, publicaciones e Internet.
Como dijo la brasileña María Soave Buscemi "ese compromiso comienza con pequeñas acciones cotidianas apenas visibles pero grandes en su significación práctica y que tienen que ver con la defensa de nuestro ser latinoamericano, nuestra idiosincracia y culturas de resistencia". Significa que el ALCA, ese mercado idílico al cual concurrirían alborozadamente productores para comprar y vender los frutos de su trabajo sólo existe en fábulas. El túnel oscuro y sinuoso por donde quieren llevar a la humanidad tiene que comenzar a llenarse de luces y de manos unidas por una alternativa distinta y liberadora.