Venezuela: la esperanza agraria

2004-12-08 00:00:00

El Foro Mundial de Reforma Agraria que se celebra en Valencia acogió
en sus talleres a representantes de la organización venezolana CANEZ,
Coordinadora Agraria Nacional Ezequiel Zamora. La Ley de tierra
decretada en Venezuela en el año 2000 otorga el derecho a cualquier
campesino a poseer su propio terreno para trabajarlo.

“La Ley de tierra es una esperanza, un ejemplo, para los demás países
en vías de desarrollo. Y también para países desarrollados.”, afirma
Alexi Monsalve, coordinador nacional de CANEZ. Esta ley es el
resultado de la lucha del campesinado y de la población indígena por
llevar una vida digna y sustentable.

El Estado venezolano es de los mayores poseedores de tierras, y en una
muestra del valor social de las mismas, siempre que reciba el trabajo
que corresponda, facilita a cada campesino un terreno en el que poder
trabajar.

La entrega de tierras establece una propiedad sobre la
infraestructura. El Estado entrega financiamiento, capacitación y
seguimiento, aunque estas son bases que necesitan reforzarse. Los
terrenos son adjudicados por el Instituto Nacional de Tierras en
función de las distintas metas y carencias agrarias.

Se contempla el papel de la mujer, quienes tienen las mismas
posibilidades para labrarse su futuro y conseguir un sustento como
cabeza de familia. Disfrutan de un seguro post y prenatal siempre y
cuando sean agricultoras. A los jóvenes de 18 a 25 años también se les
garantiza el derecho constitucional a poseer un pedazo de tierra.

Se sigue un sistema de regularización de poligonales rurales, a través
del cual todas las tierras productivas, públicas o privadas, deben
estar capacitadas para cultivar lo más apropiado. Este método es el
camino que permitirá encaminar la política del régimen productivo.

Las poligonales rurales se plantean en función de soberanía
alimenticia. Se fija una meta y se aplica el programa necesario
paulatinamente. El Estado está obligado a proporcionar los medios para
ese plan, que puede exigir a un campesino que reoriente la producción
de sus campos.

Existe así en Venezuela una motivación para regresar al campo. Se
ofrece al campesino un desarrollo integral en su medioambiente con los
mecanismos necesarios para que su producción no se pierda.

El Estado venezolano garantiza la comercialización del producto. Un
modelo ejemplar para los más de 60 países que se han reunido en el
Foro Mundial de Reforma Agraria.
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