Alternativas al “consenso mediático”

2006-01-13 00:00:00

El 29 de julio del 2004, en el marco del I Foro Social de las Américas, llevado en Quito-Ecuador, se realizó el panel “Alternativas al Consenso Mediático” con la participación de Sasha Constanza (1) Blanca Echkhout (2), Armand Mattelard (3) y Néstor Busso (4) y con la moderación de Pedro Sánchez. Sus intervenciones a continuación:

Sasha Constanza (Estados Unidos):

La lucha ciudadana contra las grandes empresas mediáticas

Yo represento a una organización de Estados Unidos que se llama Free Press (Prensa Libre) que desde hace 2 años está trabajando para reformar las leyes y las políticas mediáticas y democratizarlas. También trabajo mucho con los centros de medios independientes.

Voy a hablar primero sobre la lucha que los activistas hemos ganado recientemente contra la Comisión de las Comunicaciones Federales ( FCC, por sus siglas en inglés). Esta Comisión se encarga de las políticas mediáticas en Estados Unidos, o sea el Congreso aprueba las leyes que la FCC tiene que implementar pero tiene cierta libertad para definir los términos y la aplicación de las leyes mediáticas en el país. Tiene mucho poder. Por ejemplo, en el asunto de concentración de los medios, tiene el poder de dar licencias a los medios privados para que puedan usar el espectro electromagnético que realmente, según la ley de EEUU, pertenece a los ciudadanos pero que da permiso a las empresas para usarlo. Entonces ¿qué pasó? Cuando llegó Bush hijo de forma muy ilegítima, llegó también Powell hijo (Michael Powell) como presidente de la FCC e inmediatamente habló de que tenía que hacer una gran reforma de las políticas de la FCC, según la línea del fundamentalismo del mercado libre que se tomó casi como religión.

Cuando llegó a la oficina empezó por decir que no sabía que era el interés público. Esta es una frase que usamos mucho en EEUU para definir cuál es la responsabilidad de la FCC para que el sistema mediático sirva al interés público. Él dijo “yo no sé qué es el interés público y cuando llegué a la oficina, ningún ángel del interés público llegó a decirme qué era, y de hecho mi religión es el mercado y yo creo que el mercado nos va a llevar al interés público”. Entonces es un fundamentalista del mercado libre.

Y dijo específicamente que iba a borrar los límites para la concentración de los medios masivos que hasta entonces teníamos, es decir los límites en el porcentaje del mercado al que una sola empresa de televisión puede llegar. Por ejemplo, no se puede llegar a controlar más del 35% del mercado del país. También hay leyes para impedir que una sola empresa pueda controlar, en el mismo mercado, la televisión, la radio, Internet y los periódicos. También expresó que se deben borrar los límites a la propiedad cruzada. En los dos años pasados, desde que llegó a la oficina Powel hijo, hemos hecho una campaña masiva con la participación de millones de ciudadanos estadounidenses para impedir que se supriman esas leyes y que los medios de comunicación se concentren en pocas manos.

¿Cómo surgió esta campaña? Los primeros pasos surgieron de las radios que antes eran calificadas como estaciones piratas. Estas radios asumieron un papel muy importante en la lucha contra Powell y la FCC, porque antes tuvieron la experiencia de enfrentar a la FCC e incluso en el 96 obtuvieron una ley que legitimaba las radios de baja potencia y ahora podemos tener miles de estaciones comunitarias y de baja potencia en EEUU. Cuando llegó Powell y comentó sobre lo del ángel, empezaron la lucha con una manifestación denominada los “ángeles del poder público”: 50 personas vestidas de ángeles llegaron a la oficina de la FCC con una bola de cristal para ver el futuro y se presentaron diciendo “somos los ángeles y como tú dijiste que no sabes qué es el interés público, estamos aquí para decírtelo y si todavía no estás convencido puedes mirar dentro de esta bola”. Hubo miles de personas que mandaban por e-mail sus comentarios a la FCC. Este fue el primer paso y obtuvo mucha atención mediática pero más de los medios de izquierda porque los medios masivos no fueron a cubrir esto porque iba en contra de sus intereses.

A partir de ahí se integraron cada vez más organizaciones hasta que al final de esta primera parte de la lucha, fuimos al Congreso estadounidense con 3 millones de e-mails, cartas y llamadas telefónicas dirigidas a los representantes, participando en la misma desde organizaciones que trabajan con consumidores y protección del derecho de los consumidores, hasta la Asociación Nacional del Rifle que, aunque es de derecha, no quiere que los medios masivos lo controlen todo. Es decir, las organizaciones provenían de diferentes perspectivas políticas pero todas estaban de acuerdo en que no querían que una sola empresa controle todos los medios masivos, o sea era una alianza extraña pero efectiva. Primero, el Congreso tuvo que aprobar unas leyes bloqueando el intento de la FCC de borrar los límites para la monopolización, pero eso falló por culpa de los republicanos. Pero hace dos meses, cuando estaba a punto de implementarse la nueva ley, otra vez el proyecto de radio, que es una organización de base que viene de la lucha de las radios pequeñas, paró el proceso en las Cortes de Filadelfia argumentando que esa decisión de la FCC iba en contra de la Constitución estadounidense Hace muy poco, esas Cortes decidieron que eso era verdad y la FCC no pudo implementar su proceso de borrar las leyes. Entonces, la FCC tuvo que asumir otra propuesta más elaborada, tomando en cuenta las opiniones de la mayoría de la gente de EEUU. Esto es una victoria porque hemos parado el intento por parte de las empresas más grandes de consolidar aún más su poder. Es una victoria porque hemos parado el proceso. Es importante que la gente organizada dentro del corazón del imperio todavía pueda parar los deseos de las grandes empresas.

Quiero referirme también a la experiencia de Indimedia (Centros de Medios Independientes) que surgió en el 1999 en Seattle, durante las manifestaciones contra la Organización Mundial de Comercio (OMC) como un espacio alternativo a las grandes empresas para que cualquier persona pueda subir su propia información sobre el contexto y lo qué estaba pasando en las calles, con audio, video y texto. Es un proyecto horizontal. Desde el 99, ha tenido un crecimiento inmenso, creo que ahora tenemos como 130 centros de medios independientes en más de 60 países en todos los continentes. En Asia están empezando los primeros centros, pero en América Latina está muy fuerte esta red. La menciono y la relaciono con la lucha contra el FCC porque los medios masivos nunca van a darnos apoyo en la lucha de las políticas mediáticas.

Voy a concluir mi intervención mencionando cinco puntos muy breves:

-En el contexto estadounidense ha sido posible obtener victorias contra las grandes empresas cuando estamos organizados.

-Esa organización no vino del aire, había una infraestructura ya hecha por parte de organizaciones de base que lucharon por las frecuencias de radio, por parte también del movimiento contra la guerra, porque muchos tomaron conciencia del papel jugado por las grandes empresas mediáticas estadounidenses, porque fuimos muchos los que salimos a las calles a decir ¡no a la guerra! Y cuando estás en una manifestación con un millón de personas en la ciudad de Nueva York, pues entonces empezamos a darnos cuenta que tenemos que cambiar los medios.

-Hay un peligro cuando vienen las ONGs profesionalizadas y organizaciones que tienen muchos recursos, que pretenden sacan réditos de las luchas.

-No podemos ganar esa batalla sin los medios autónomos.

-Tenemos que entrar a discutir las políticas nacionales, tenemos que organizarnos y cambiarlas en las Américas, hay que tener cuidado con el ALCA y los tratados de libre comercio, los Estados Unidos quieren poner los servicios audiovisuales e informáticos en los textos de los mismos.

- o -

Blanca Eeckhout (Venezuela):

Cuando la gente deja creer en los medios

Yo soy de una televisora pública que se llama Vive TV, tiene 7 meses, pero vengo del movimiento de medios comunitarios y estuve a cargo de una televisora de Caracas que se llama Catia TV. Ahora estoy dirigiendo este nuevo proyecto de televisión cultural y educativa que es Vive TV. Para entender la situación de los medios y la comunicación en Venezuela voy a hablar en 3 partes:

Uno, lo que fue el período de la democracia representativa y el papel de los medios y durante ese proceso cómo se mantenía una red de comunicación popular que eran nichos de resistencia, y luego, ahora en esta búsqueda de democratización del país y de las comunicaciones. En el caso de Venezuela, la democracia puntofijista fue un pacto que se dio en los 60 y que consistía en la entrega de la soberanía al imperio norteamericano, fue un pacto para derrotar todo el movimiento de izquierda guerrillero y entregar nuestro petróleo. Ese pacto contó con un aliado extraordinario: los medios de comunicación.

Desde el primer momento en que el señor Rómulo Betancourt comienza el proceso de entrega absoluta del país al imperio, comienza también a entregar las concesiones a empresarios incondicionales a este régimen y uno de ellos el señor Gustavo Cisneros, esta gente que venía concentrando poder, ligado a mafia desde el surgimiento de ellos como empresa, fue una aliada importantísima para la instalación en nuestro país del pacto de Punto Fijo. El pacto de Punto Fijo fue la legitimación de una seudo democracia, una dictadura disfrazada de democracia que asesinó, desapareció a muchísima gente y entregó el país a los intereses extranjeros. Los medios jugaron un papel importante porque se convirtieron en los mediadores entre el pueblo y el gobierno. Comenzaron, teniendo los recursos petroleros, toda una campaña de ataque a todo lo que podía ser los valores culturales de nuestro pueblo. Comenzaron penetrando las raíces históricas y culturales, nuestra programación se llenó de enlatados norteamericanos. Hubo una campaña enorme también para desdibujar lo que era el ser venezolano, ser venezolano se asociaba a ser corrupto, flojo, desvalorizando todo lo que éramos y sobre todo intentando romper y borrar nuestra memoria, nuestra historia de país luchador, de país de gente que participó en la liberación de gran parte del continente.

El papel de los medios ahí fue fundamental. Los medios se consolidaron como monopolios enormes, que no solamente tenían intereses en la parte mediática, sino que tenían control de poder político, estaban totalmente ligados a la inversión extranjera, lograron tener parte de la banca. No estaban solo creciendo como medios en el país, sino que, como en el caso del señor Cisneros que es dueño de la mayoría de los medios, han ido creciendo en América Latina hasta tener Directv. También han alcanzado mucho peso en Estados Unidos. Desde Venezuela se empezó a tejer esta red de poder mediático que concentra poder político, poder económico y poder ideológico que de alguna manera intenta entrar en la cabeza de todos los ciudadanos. Pero hubo algo durante todo este tiempo de reinado de más de 40 años de los medios en el imaginario colectivo del venezolano: se comenzaron a dar nichos de resistencia cultural comunicacional muy importantes. En las comunidades populares, en los barrios, en las zonas campesinas: los murales, las radios parlantes, los cineclubes, los periodiquitos, fueron algunos de los mecanismos a través de los cuales la gente tejió sus propias redes de comunicación.

Una de las cosas importantes es que estos medios dibujaban o presentaban un país que era totalmente ajeno a la realidad y la mayoría de la gente no se sentía identificada en ellos. Las zonas populares, que son el 80% de la población venezolana, son comunidades pobres, en estos medios siempre aparecían estigmatizadas como delincuentes, marginales, violentas, peligrosas. Solo iban a una comunidad popular cuando había algún hecho de sangre y aparecía en la crónica roja. Pero igualmente era necesario el abandono del campo y convertir a Venezuela en un país mono exportador, mono productor como abastecedor de petróleo, que era el interés de EEUU. Así que el campo fue abandonado, pero la imagen del campesino tampoco aparece en los medios. Pero igual que no aparecen nuestros campesinos y las comunidades populares, pues no aparecen los indígenas y los afrodescendientes. Y ver la televisión venezolana era ver una televisión totalmente distinta a lo que es nuestro país, un país que de repente se presentaba al mundo como un país petrolero y como país de misses, de mujeres bellas, fue tanto así que casi fuimos gobernados por una Miss Universo, era el reino de Venevisión en Venezuela.

Decía que había nichos de resistencia cultural que fueron fundamentales y muy importantes y que de alguna manera estaban ligados también a esa exclusión mediática. La gente tuvo que ir construyendo espacios para reconstruir su imagen, para poder reconocerse y verse a través de esa imagen. En caso de los cineclubes fue muy importante, la gente no solamente se reunía en una comunidad para ver una película latinoamericana, que era imposible verla en nuestra televisión, o cualquier película alternativa o europea, sino que cuando tuvo una cámara en la mano comenzó a captar las imágenes del barrio y a mirarse a través de esa imagen que ella misma había captado.

De ese movimiento de resistencia se pasó a la propuesta de construcción de medios radioeléctricos en manos de la gente. Y esto entró en sintonía con el proceso de transformación en el país en el año 98, donde se abre la posibilidad de un proceso constituyente y se comienza a transformar la legislación para democratizar las comunicaciones. Sin embargo, para entender cómo funcionó la relación con el movimiento popular y cómo comenzaron las rupturas con el poder mediático, tenemos que ir a un momento que fue crucial: el 27 de febrero de 1989, luego de que había ganado el presidente Carlos Andrés Pérez su segundo mandato, quien había nacionalizado el petróleo en los años 70 pero que esta vez fue una entrega.

Nosotros habíamos logrado –por un conjunto de acuerdos- recuperar el control de nuestra industria petrolera y luego este señor, abruptamente, hizo un proceso de nacionalización que implicó comprarle a las empresas petroleras norteamericanas, bienes que eran nuestros y luego dejarlos igual a ellos, además del control de la distribución y del procesamiento del petróleo. Pero en esa época hubo mucho dinero y este señor se presenta en el año 88 con la oferta de que “volveremos a esa Venezuela rentista, petrolera y de abundancia”.

Lo primero que hizo Pérez, al llegar al poder, fue instaurar un paquete de medidas ordenado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y encarecer toda la economía y echar por el suelo todas las esperanzas de la gente que había votado por él. Ahí hubo una acción muy contundente y muy importante que fue el sacudón, el saqueo, el proceso de movilización popular en contra de estas medidas del FMI. Las primeras imágenes que salieron fueron las movilizaciones en una zona de Guatires Arenas, muy cercana a Caracas, y aparecieron en los medios siendo cuestionadas, porque hubo ese primer alzamiento de la gente pero eso fue suficiente para que en todo el país se tejiera una red inmediata, y lo que era una acción local se convirtió en una acción nacional espontánea, autónoma, extraordinaria, que además echaba por el suelo todos los valores de ese modelo capitalista, pues la gente fue a buscar todo lo que le habían prometido y lo fue a sacar y además lo asumía solidaria y colectivamente, y entre todos se repartían las cosas que eran producto de su trabajo, de su esfuerzo y también de su petróleo que al final se le había negado.

Sin embargo, esto tuvo una respuesta que fue terrible, se habla de 3 mil muertos, pero al final se habla de 10 mil desaparecidos. Nunca hubo ningún tipo de control, de investigación real sobre este hecho y los medios fueron cómplices absolutos del gobierno, y los medios aplaudieron la represión, el asesinato y la masacre de un pueblo en dos días. Pero ahí hubo una doble ruptura, primero porque la gente pudo captar esta información local y transformarla en un eco nacional, en un hecho colectivo a nivel nacional. Pero además rompió, en ese momento, el hechizo mediático porque se entendió que los medios eran realmente un instrumento de dominación en manos del Estado y que de ninguna manera respondía a los intereses del pueblo. En el año 89 entonces hay una ruptura y este modelo de democracia representativa mediática ya no tuvo muy buenos resultados.

En el año 92 se da otra cosa. Se produce el alzamiento militar que dirige el presidente Chávez y fue un alzamiento precisamente que se da por la masacre del 89. La gente no participó de ese alzamiento, no sabía quiénes eran ni qué proponían. Pero él aparece como dos minutos en una pantalla de televisión, ese espacio se lo dan para que se rinda y poder controlar el alzamiento, y en esos dos minutos dice: “yo me hago responsable de lo que ha sucedido por favor compañeros pues vendrán tiempos mejores, por ahora no podemos continuar con la batalla pero seguiremos”. Ese “por ahora” fue un grito nacional y la gente que no había apoyado el alzamiento, cuando sintió que alguien se hacía responsable, y que además tenía un objetivo que era la transformación del país y que había esperanzas de lograr algo mejor, pues todo el mundo empezó a apoyar esto y el sitio donde estaban encarcelado este grupo –habían militares y civiles-, se llenó de gente que iba constantemente a dar apoyo. Entonces, surge un movimiento que, en el 98, a pesar de una campaña nacional e internacional tremenda de los medios contra esta propuesta de cambio, pues gana y gana así en siete oportunidades, se reitera, a pesar de la campaña mediática.

Durante el golpe de Estado, el 11 de abril del 2002, creo que nunca ha habido un montaje mediático tan bien hecho como el que se hizo en Venezuela. Los medios de comunicación tenían a militares, a civiles, a políticos, a la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), y a la confederación de empresarios, a todos juntos como actores en este gran acto que iba a legitimar el golpe de Estado. Sin embargo, a pesar de que mucha gente en el mundo pudiera haber creído esto, el pueblo venezolano no lo creyó y el pueblo venezolano no aceptó. Estos señores tenían desde horas antes, la cantidad de muertos que necesitaban para legitimar el golpe de Estado, lo habían hecho en forma expresa, y hay muchísimas informaciones de cómo esto fue un montaje, pero el pueblo venezolano no lo creyó. El pueblo venezolano tuvo una posición activa frente a la información, además de criticarla y cuestionarla.

El 12 de abril viene una acción distinta de los medios. Comienza una represión abierta y los medios se convierten, en este momento, en los policías, en los que allanan las casas, en los que amenazan de muerte. Pero la gente no se amedrentó, al revés, volvió a reaccionar diferente a lo que era la expectativa mediática, la gente salió a la calle ahora ya con un nivel de solidaridad, entendiendo que este ataque era un ataque contra ellos. Y el 13 de abril, a pesar del silencio mediático de decir que no estaba pasando nada, la gente construyó la información, la buscó y transformó la realidad echando de lado el golpe de Estado.

Este pueblo ha logrado enfrentar a los medios. Y digo el pueblo porque esta no ha sido una política de Estado, es un pueblo que desde el 89 ha tenido una posición absolutamente crítica contra los medios de comunicación. Ha logrado entender la realidad, ha logrado saber diferenciar entre lo que es virtual y real y ha logrado transformar la información.

Pero hay un proceso que es el más importante