Los problemas globales de la comunicación
(Conferencia magistral dictada como parte del Encuentro
por los Derechos de la Comunicación en las Américas)
Antes de empezar, quisiera recordar, de manera preliminar
que, para ubicar los problemas globales de la comunicación
de hoy hay que explicitar una cosa que parece no tener
relación con lo que voy a explicar después, el hecho de que
lo que hablamos hoy sobre los temas globales de la
comunicación son el resultado de una comunicación histórica,
donde intervinieron muchos actores. Esta historia corre a
varias velocidades: hay una historia de larga duración,
una historia de mediana duración y una historia de corta
duración. Insisto mucho sobre la historia, porque el
proyecto neoliberal apuesta por la corta duración, lo que
los historiadores han dado en llamar el régimen histórico
del presentismo. Y digo esto, para advertir sobre el riesgo
del presentismo que nos acecha de todos y todas. La amnesia
explica, por ejemplo, el uso atípico de nociones y
conceptos, cuyo origen y trayectoria está marcados por la
ambigüedad, como es el caso de “sociedad de la información”
que hoy estamos obligados, sin quererlo, a utilizarlo para
hacer entendernos. Es un tema, que, por lo demás, supera el
tema nuestro, como lo muestra el término y las
tergiversaciones alrededor de los términos de globalización
y mundialización. Pero les diré que el movimiento
altermundialista está empezando a reflexionar sobre sus
palabras, sus símbolos y sus problemas de lenguaje.
En el Foro Social Europeo de noviembre del año pasado (2003)
había un taller sobre las palabras utilizadas por el
movimiento social y sobre sus símbolos, porque yo creo que
si hemos perdido una batalla al nivel del movimiento
social es alrededor de las palabras y de los símbolos, la
prueba es que nos han expropiado el concepto de
mundialización y mundialismo que es el patrimonio de todo
el movimiento solidarista de fines del siglo XIX. Empiezo
así, porque hoy en día debemos arraigar de nuevo muchos de
los conceptos que utilizamos, porque del proceso de
expropiación de conceptos yo podría citar algunos, por
ejemplo: participación, sociedad civil, servicio público,
diversidad… Y todos los términos que constituyen el acervo
de la historia polifacética de las luchas sociales y
culturales. Para terminar este preliminar, quiero decirles
que quien controla las palabras, controla la agenda.
Mi intervención está compuesta de tres partes, yo soy
profesor y quiero anunciar el plan de mi charla, porque no
voy a tener la oportunidad de poner cuñas publicitarias
entre las partes. La primera parte es un recorrido
histórico, lo que llamaría mejor génesis, de donde viene el
hecho de que finalmente todos estos términos para expresar
el orden mundial de la información están plasmados por el
fetichismo. En la segunda parte, me detendré sobre un
acontecimiento que me parece mayor hacia el cual
convergieron muchas reflexiones sobre la comunicación, que
es la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información.
No es que crea mucho en eso, pero creo que es importante
porque hay convergencias, la prueba es que, por primera vez,
en una asamblea internacional se habla de los minusválidos,
de la cuestión de género, de los pueblos autóctonos.
Y en la tercera parte, trataré de mostrar cómo se entronca
en la problemática de la sociedad de la información, pero
guardando su especificidad, temas como la excepción o la
diversidad cultural, las veedurías u observatorios, según
la terminología lanzada por Porto Alegre.
Entonces la primera parte. Aunque voy a sacrificar la
historia de larga duración, pero quiero decir que la
persona, que la obra que más pertinencia tiene para hablar
de la larga historia, mucho antes de que aparezca la noción
de sociedad de la información, es José Luis Borges. Borges
consideraba que hay un texto que es medular en toda su obra
y es el Congreso, y otro texto que se encuentra en
Inquisiciones, que es un texto sobre el lenguaje
artificial. Ustedes saben toda la obsesión de Borges, que
en estos dos textos habla de una comunidad mundial, de
dificultad, de la utopía de construir una comunidad mundial
que representase a todo el mundo y habla también de un
lenguaje artificial, yo creo que el proyecto de una
sociedad de información nace con los proyectos de los
lenguajes artificiales. Se pensaba, y eso remonta a
Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) que es el santo
patrón de los cibernéticos, que a través de un lenguaje de
cálculo, de lo medible, de lo mensurable, se podía aplanar
las dificultades, las discordias en el mundo, que a través
del lenguaje del cálculo, se podía llegar, finalmente a la
concordia, a la comunicación entre todos los pueblos. ¿Y
esto que tiene ver con la realidad de hoy?
Aquí una pequeña anécdota y luego continúo. Yo recibí hace
tres meses una invitación de los compañeros italianos que
organizaban en el sur de Italia, en Calabria, un festival
de filosofía sobre utopía y herejía en la ciudad de Cosenza
que es la patria de los grandes utopistas, y entre ellos,
Tomás Campanela. Yo me preguntaba, por qué me invitaban a
este festival. Y cuando me mandaron el programa veía: “de
la lingua característica artificial al Web”. No sabiendo
realmente lo que los italianos entendían por lingua
característica, supe después que era la lengua artificial
creada a partir de cálculos y de fórmulas, yo fui a ver en
la Web lo que significaba lingua característica y encontré
un artículo titulado “Informática, arriba el traductor
universal, la Torre de Babel está abatida con un clic,
hemos llegado al lenguaje artificial”. El artículo
terminaba con la frase siguiente: “El sistema no es
destinado, de hecho, a traducir la Odisea de Homero pero
debería develarse eficaz en el campo de la información
técnico científica, de los servicios, del comercio vía
Internet”. Lo que no es poco, pero está muy lejos de
Leibniz y de otros. Cuál fue mi sorpresa, cuando al final
del artículo vi aparecer una página a todo color, con un
logotipo del Pentágono y su proyecto de lengua universal,
llamado Defense Link (vínculo defensa).
Ahora he terminado con el capítulo de la historia de larga
duración. Y ahora voy a tratar de mostrarles, cómo la
noción de sociedad de la información se ancla en el terreno
de las ideologías y en el terreno de la geopolítica, porque
yo pienso que a lo mejor la virtud de la Cumbre Mundial
sobre la Sociedad de la Información es revelarnos que los
desafíos son geopolíticos.
La mediana duración empieza después de la segunda guerra
mundial. El concepto de la sociedad de la información que
tiene muchos sinónimos como sociedad post-capitalista, post
industrial, tecnotrónica, etc. es una noción que nace a
partir de un presupuesto que es el fin o el crepúsculo de
la ideología, de lo político, de las clases y sus luchas,
de los intelectuales contestatarios y por ende del
compromiso en provecho de un intelectual orientado a la
toma de decisiones. Es interesante ver que desde los años
50, la noción de sociedad de la información o post
industrial va a la par con la negación de la ideología y
finalmente la negación del intelectual crítico, es el
intelectual positivista, el intelectual liberal. En los
años 50 y 60, el proyecto de sociedad de la información es
asunto de expertos en ciencias sociales y de
prospectivistas. Ustedes no son de mi generación, pero los
años 60 y 70 estuvieron marcados por los betseller de Alvin
Toffler, que es el típico de estos prospectivistas que
prometían una sociedad donde desaparecían los ricos, los
pobres, el socialismo, el capitalismo, y donde aparecía
solamente la lucha entre los modernos y los arcaicos. Es
una antinomia que muchas veces vuelve a la superficie en
los gobiernos y las autoridades llamadas modernizadoras.
Es importante este acervo, pero no sale de los círculos de
los Team tam o de universidades, los años 70 son
fundamentales para entender toda la lógica y toda la
problemática de la sociedad de la información. Hay un
momento clave que es la primera crisis del petróleo, los
grandes países industriales buscan salidas de la crisis,
salidas hacia la reindustrialización, depositan todas sus
esperanzas en las tecnologías de comunicación. Las
tecnologías de la información y la comunicación se vuelven
un remedio para una crisis que tiene componentes
políticos y económicos, crisis del consenso político y
crisis del modelo de desarrollo económico. A partir de los
años 70, todo está en su lugar en las grandes
organizaciones internacionales como la Comunidad Europea,
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE),
y digamos que en los años 70 hay una ideología de que la
tecnología va a permitir salir de la crisis. No es una
característica únicamente de los grandes países
industriales. La dictadura militar brasileña es un modelo
de política informática para modernizar el país, estaba muy
en relación incluso con la propia ideología japonesa o
francesa sobre la informatización de la sociedad. Los años
70 son fundamentales por dos razones, esta ideología de
salida de la crisis y la segunda razón es -y se ha tendido
a olvidar después cuando vinieron los años del
neoliberalismo- que es el decenio de todas las rebeliones
en materia de comunicación. Es un período donde empiezan a
nacer, antes de Internet, todo el concepto reticular de la
acción social, y es el momento donde aparece el proyecto de
nuevo orden mundial de información y comunicación a partir
de los países no alineados. El problema es que después va
a venir un túnel y en el túnel se va a olvidar todo el
nuevo orden mundial de información y comunicación; es
Albert Gore, el vicepresidente de Estados Unidos, que se
va apoderar incluso de estas palabras cuando lanzaba la
noción de sociedad global de la información.
Si hay que ubicar los años 80, son los años de profunda
desregulación, no quiere decir que el Estado pierda su
poder sino que redistribuye sus competencias, porque
tampoco hay que creer en el concepto neoliberal de
desregulación. Los años 80 son importantes, porque esta
infraestructura va a permitir después la liberalización de
las redes.
Se puede decir que a partir de los años 90 realmente
empieza a cobrar credibilidad la noción de la sociedad de
la información en la sociedad y en los gobiernos de los
grandes países industrializados. Algunas fechas importantes,
no tiene que ver con la sociedad de la información, pero
volveré sobre ella. 1993, no es la primera vez, es la
tercera vez que el Departamento de Estado de Estados Unidos
fracasa frente en su pleito para liberalizar el campo de la
cultura, lo audiovisual, es en el GATT la cuestión de la
excepción cultural. 1994, en Buenos Aires, extrapolando un
plan que es un plan interno de Estados Unidos, Albert Gore
anuncia las autopistas de la información, y dice, con ese
discurso mesiánico milenarista, de que a través de las
nuevas tecnologías vamos a arreglar todos los problemas.
1995, el primer G7 en Bruselas sobre la sociedad global de
la información. Es allá que nace el concepto. Cuando se
lanza este concepto, no hay ningún representante de la
sociedad civil, habían invitado a unas 30 o 40 delegaciones
de empresas aeroespaciales, electrónicas e informáticas.
2000, el G7 en Okinawa, Japón. El G7 decide redactar una
carta magna sobre la sociedad global de la información. Y
ya desde 1999, hubo una ONG que llama a trabajar toda la
vertiente social.
Es interesante ver que, a partir del año 2000, hay una
aceleración del tema de la sociedad de la información, y es
a partir de principios del tercer milenio que el discurso
mesiánico sobre la sociedad de la información que aporta
automáticamente el ágora universal, y arregla los problemas
de miseria, etc. pierde fuerza. Y esto es importante.
¿Cuáles son los acontecimientos? Yo creo que a partir del
2001 hay tres acontecimientos en los que pierde
credibilidad el discurso sobre la revolución de la
información y la sociedad de la información. Primero, los
fracasos de los megaestrategas y la desbandada de las
punto.com, que es un fracaso de la llamada transparencia de
la era de la información, ya que se disuelve en la opacidad
las contabilidades de los grandes grupos. Pero es
importante ese momento, porque la utopía de la sociedad de
la información, lo que un filósofo llama la inteligencia
colectiva, estaba construida sobre el hecho de que se
pensaba que el recurso inmaterial, la información, iba a
generar una nueva clase capaz de independizarse frente al
capital. ¿Qué ocurre con la catástrofe, finalmente, de las
punto.com? Se ve que las reglas del juego, están siempre,
en manos de los monopolios, entre ellos Microsoft. Y es muy
interesante ver, en el lenguaje de los análisis
anglosajones, sobre todo de quienes trabajaban en
comunidades virtuales, que hay una palabra que surge a
partir de 2001-2002, que es “conitariado”, que es el
proletariado del conocimiento. Se ve que el conocimiento no
produce solamente una nueva clase que crea autoempresas o
que juega en la bolsa internacional a través de Internet,
la suerte del campo cibernético es también la precariedad,
yo se algo de precariedad porque yo formo estudiantes muy
brillantes que muchas veces no entran en el campo de la
sociedad de la información.
Segunda cosa importante: Irak. Irak es realmente el fracaso
de la ideología de la información en el sentido
cibernético, es el fracaso incluso de las estrategias del
Pentágono que pensaba que a través de la cultura se podía
esconder, después de la caída del Muro de Berlín, su
ideología a través de sus productos culturales e
informacionales.
El tercer elemento, es la toma de conciencia del
movimiento social. Cuando hablo de movimiento social, yo
no voy a evangelizarlos aquí, es mucho amplio. Les voy a
dar un ejemplo. Hace dos meses recibí una convocatoria de
los bibliotecarios de América Latina que tiene una reunión
en Buenos Aires para tratar estos problemas. Quiere decir
que el concepto de sociedad de la información, el derecho a
la comunicación, está entrando no solamente en el movimento
sino que se socializa. Hay un salto.
Respecto a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información, lo que se ha visto, aunque es una perogrullada
decirlo, es el enfrentamiento entre proyectos contrastados.
Yo creo que en esa Cumbre se han confrontado ideas,
símbolos, visiones del mundo que ponen en juego valores
estéticos, éticos y políticos antagónicos. Yo creo que son
proyectos de sociedad que sostienen arquitecturas y usos
muy diferentes de las redes de información y de
comunicación a escala planetaria. Incluso a través de los
límites presentes en la organización de la Cumbre, hay que
reconocer que es la primera vez que hay un enfrentamiento,
durante la preparación, entre tesis distintas sobre la
sociedad de la información. Lo que saco de esta cumbre, es
que está muy marcada por lo que llamo la ideología de la
conectividad, es decir, que está resurgiendo la ideología
de la modernización que pensábamos estaba totalmente
muerta con la sociología del llamado difusionismo. Yo creo
que en este sentido, hay que tener mucho cuidado porque la
historia tiene muchas idas y vueltas, nada es irreversible.
Lo que me parece interesante y para hacer un vínculo con la
tercera parte, la primera cosa que veo es un concepto
abstracto de sociedad de la información ligado finalmente
al mundo de la ingeniería. La sociedad civil organizada, a
pesar de todas sus contradicciones, ha logrado anclar una
reivindicación que es fundamental para el futuro. Antes se
hablaba de cibernética. Hoy en día, el logro mayor es haber
anclado la discusión sobre lo que es la diversidad, y
anclarlo a partir de los medios de comunicación y no
solamente a través de los grandes medios. Lo que representa
el ideal de lo que representa la diversidad para el
reordenamiento del conjunto paisaje mediático, es decir
tanto para lo que se llama la comunicación alternativa como
para el sector público y el sector privado. Porque la
diversidad es la reestructuración en función de una idea
del derecho a la comunicación.
Si uno mira las maneras cómo los otros organismos
reaccionan frente a la cuestión de los medios, por ejemplo
en la Unión Europea , el Parlamento Europeo hace dos meses
mandó un mensaje a la Unión Europea, que es la ejecutiva de
la Unión Europea, para que tome en cuenta la crisis de la
idea de diversidad y de servicio público en las
televisiones europeas, y pidió a las Naciones Unidas que
incorpore de lleno en el centro de su reflexión sobre la
sociedad de la información para la reunión que tendrá lugar
en Túnez a fines del año 2005, el problema del servicio
público.
Yo creo que es una tarea larga, porque no hay que tomar los
derechos a la comunicación y el servicio público como
nociones rituales, yo creo que van a ser batallas jurídicas
importantes. Yo pienso personalmente, que lo jurídico se ha
vuelto en el mundo un campo esencial en los enfrentamientos
en contra del imperialismo.
Yo no voy a celebrar las virtudes de los movimientos
sociales que participaron en estos debates, pero lo que
quiero decir es que toda una memoria volvió y entre los
temas, el derecho a la comunicación que había sido tocado
durante los años 70 a lo mejor de manera muy romántica,
ahora hay más expertos que quieren realmente definirlo,
pero es importante, lo que quiere decir que hay toda una
memoria conflictiva.
Yo creo que las negociaciones sobre las vías de acceso a la
sociedad de la información están llamadas a cruzarse más y
más en los organismos de la comunidad internacional. Con
los debates sobre el rol de la y las culturas, yo creo que
hay una consciencia que se está formando en los medios
síquicos de que hay desentrabar el debate sobre el proceso
de globalización, la cultura y la comunicación. Hay que
tratar de ubicar los vínculos que ligan los diversos
lugares institucionales donde están en negociación,
mostrar cuán orgánicas, interdependientes, son las
diferentes facetas que adoptan las luchas y
reivindicaciones contemporáneas en el campo cultural. Yo
creo que hoy en día, no se puede pensar la sociedad de la
información, la excepción o la diversidad cultural y los
observatorios de manera parcializada, compartimentada, yo
creo que son frentes que muchas se recubren guardando toda
su especificidad.
Y en esta tercera parte, quiero apuntar tres puntos. El
primer punto es la cuestión de la excepción cultural, que
nace a partir de realidades concretas. Antes del concepto
de excepción cultural hubo el concepto de excensión
cultural, que fue lo que lograron los canadienses cuando se
negoció el ALE y no el ALENA, es decir el Acuerdo entre
Estados Unidos y Canadá. Los canadienses lograron sacar del
acuerdo el campo llamado cultural. Después hubo la
excepción cultural que fue una victoria de la Unión
Europea en contra del Departamento de Estado, que quería
que se aplicase de nuevo la ley del libre comercio a todos
los productos de la cultura, desde el libro hasta la
televisión y el cine. Y a través de la excepción cultural,
Europa se reservó la posibilidad de armar políticas
públicas de cinematografía o audiovisuales. Estando en
América Latina podrían decirme eso es proteccionismo, es
como en la agricultura, les voy a decir que la excepción
cultural, tal como ha sido decidido en 1993-1994, no es
proteccio