Foro Social Mundial: La información

2005-08-09 00:00:00

MONTEVIDEO, 31 ene (IPS) - El VI Foro Social Mundial (FSM)
se realizará el año próximo de modo descentralizado, ”en
varios lugares del mundo” aún indefinidos, y eso aumenta la
importancia de resolver problemas pendientes de
comunicación, interna y hacia fuera.

Según los organizadores del FSM, hubo unos 155.000
participantes en su quinta edición, que terminó este lunes
en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, y de
ellos, 6.880 se acreditaron como comunicadores. La
proporción de un comunicador cada 22,5 personas parece
excelente, pero no evitó que persistieran grandes
dificultades en la materia.

Los periodistas profesionales de medios de comunicación
masiva tuvieron que adaptarse, como en anteriores ediciones,
a la ausencia de una ”oficina de prensa” tradicional. Como
el Foro no tiene dirigentes ni portavoces (y este año ni
siquiera tuvo invitados especiales) tampoco cuenta con una
estructura propia que seleccione, entre su torrente de
actividades (fueron 2.500), las que considera principales,
o intente sintetizar lo ocurrido cada día.

Esa tarea titánica queda a cargo de cada periodista, pero
antes de entrar a la difícil definición de criterios sobre
lo que importa, está el problema de contar con un panorama
general de los hechos, que son prácticamente inabarcables.

El FSM no está pensado para que alguien pueda ver el
panorama general de lo que pasa en él, pero los periodistas
tratan de acercarse a esa perspectiva, o se presentan ante
su público como si la tuvieran.

En el mundo actual, y quizá también en el ”otro mundo
posible” que se intenta construir desde el Foro, a nadie le
interesarían las noticias de alguien que admitiera estar
perdido en medio de una vorágine.

En ese marco, no puede llamar la atención que el manifiesto
dado a conocer el sábado por 19 destacados intelectuales
que participaron en el FSM haya recibido un tratamiento
privilegiado por parte de grandes medios de comunicación,
aunque no fuera una declaración oficial del encuentro.

En ausencia de portavoces formales, los periodistas buscan
a personas famosas, sobre todo si gran parte de ellas están
asociadas con la historia del Foro desde su inicio. Y es
muy difícil convencer a una gran cadena internacional de
noticias de que nadie es especialmente representativo de la
multitud.

Una parte muy interesante del mundo llega al Foro, pero el
Foro no tiene resuelto cómo llegar al mundo. Ni siquiera a
la parte del mundo que tiene dentro de sí. Los asistentes
deambulan de una carpa a otra, participan en una ínfima
proporción de las experiencias posibles, y les cuentan
algunas más.

¿Cuántas personas se enteraron de las duras críticas a la
intervención militar en Haití, comandada por Brasil, en una
conferencia de prensa poco después de las cuatro de la
tarde del sábado, con participación destacada de João Pedro
Stédile, dirigente del brasileño Movimiento de los Sin
Tierra?

¿Y quién debería decidir si esa noticia, o cualquier otra
de las que expresaron con fuerza polémicas internas de la
izquierda brasileña, es más importante, por ejemplo, que la
denuncia sobre atrocidades en Chechenia realizada, un par
de horas antes y en la misma sala, por la abogada chechena
Lydia Yusupova?

Este año, la comunicación interna se articuló más que en
ediciones previas, por la coordinación entre medios de
comunicación alternativos que lograron ponerse de acuerdo,
al fin de cada día, sobre la importancia de cubrir algunas
de las actividades del día siguiente.

Pero esos acuerdos no tienen por qué considerarse
representativos de la diversidad del Foro, y quizás haya
quien piense que la acotaron en forma perjudicial.

Por otra parte, ¿cuántos de los participantes accedieron a
esos medios alternativos? Conectarse a Internet no era
fácil en el territorio del Foro, ni siquiera para quienes
contaban con una acreditación de prensa. Entre discursos
sobre las nuevas tecnologías de la información y los
desafíos del siglo XXI, la circulación interna eficaz de
mensajes dependió ante todo del papel.

Un periódico, una octavilla entregada personalmente o un
simple aviso manuscrito sujeto a un árbol en el enorme
campamento de jóvenes asistentes, podían ser medios más
útiles que Internet para convocar a una actividad.

Si la idea para el año próximo es que el
Foro ”descentralizado” sea un solo acontecimiento en varios
continentes, y no un conjunto de foros regionales
independientes entre sí, el problema de la comunicación
interna es absolutamente crucial, sobre todo desde el punto
de vista de la interactividad. Y no podrá resolverse con
papeles.

Al igual que en la edición del FSM que ha terminado en
Porto Alegre, el centro de ese problema no es tecnológico,
sino que se ubica en la encrucijada de la ideología y la
política de organización.

Existen medios para que reuniones simultáneas muy distantes
entre sí se mantengan interconectadas, pero no se puede
transmitir todo para todos al mismo tiempo, y alguien, en
algún lugar, deberá establecer prioridades.

En lo relacionado con la comunicación hacia fuera, la
primera pregunta es qué importancia se le asigna realmente.
Un canal de televisión de Porto Alegre se dedicó casi por
completo al FSM, pero los organizadores del encuentro no
parecieron muy interesados en mantener un ojo atento a esa
transmisión, que moldeó la percepción de la ciudad
anfitriona sobre el acontecimiento.

¿Será que se apuesta a que los medios alternativos
presentes se hagan cargo del vínculo con ”el exterior”? ¿O
será que no se otorga mucha relevancia al público que sólo
consume medios masivos? La primera idea parece
impracticable, y la segunda excluiría a la amplia mayoría
de la humanidad.

En ese contexto, es claro que la descentralización prevista
para el año próximo abre un amplio espacio a nuevas
emisoras de televisión con vocación internacional, mucho
más cercanas al proceso del FSM que las grandes cadenas
comerciales, pero no por eso de la misma naturaleza que el
Foro.

Esas emisoras, como TV Brasil o la venezolana TeleSur (en
la que se prevé participación argentina),
son ”alternativas” en el sentido en que lo es la qatarí Al
Jazeera, en relación con las grandes cadenas
estadounidenses. Pero también son, como Al Jazeera,
empresas con fuerte apoyo estatal.

Aunque se propongan, con la mejor voluntad, ser un vehículo
para la expresión de la sociedad civil, y con independencia
de que pongan énfasis en lo explícitamente político o en lo
cultural, surgen por decisión de gobiernos y es inevitable
que sean sensibles a la voluntad de éstos.

Los organizadores del proceso del FSM y los innumerables
grupos y personas que se relacionan con él tienen un año
para probar que otra comunicación es posible. (FIN/2005)