Ahora más que nunca, es tiempo de soberanía alimentaria

2008-05-23 00:00:00

Decenas de organizaciones sociales, campesinas, indígenas, ambientalistas, sindicales, de mujeres y de jóvenes están participando en Lima de la tercera edición de la Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas, tanto en las actividades del Tribunal Permanente de los Pueblos como en las actividades autogestionadas que tienen lugar cada día.

Durante la mañana y la tarde del miércoles, se llevaron a cabo dos actividades cuyo tema central refería a la soberanía alimentaria; allí, expositores de distintos países latinoamericanos presentaron las diferentes aristas de esta temática frente a una numerosa audiencia, dándose lugar luego a intervenciones por parte de los participantes.

Principalmente en la tarde, bajo el título de “Es tiempo de Soberanía Alimentaria”, varios expositores de Perú, Brasil, República Dominicana y Uruguay contaron sus experiencias, e introdujeron las principales discusiones estratégicas sobre el concepto.

La actividad se abrió con las exposiciones de Melchor Lima, de la Confederación Campesina del Perú, y Antolín Huascar, de la también peruana Confederación Nacional Agraria. Lima se refirió a que en este momento, la política del gobierno peruano es alimentar a los pueblos con alimentos que compra a las trasnacionales, lo cual es rechazado por los campesinos. Afirmó que la soberanía alimentaria consiste en alimentar al pueblo con lo que producen los campesinos peruanos, señalando que esto es “algo que no comparte el gobierno nacional”. Indicó a su vez que en algunas regiones se han creado grupos campesinos organizados, que llevan sus productos a los mercados, para poder venderlos directamente a los consumidores.

Por su parte, Huascar denunció que la incidencia de la pobreza es mucho mayor en el medio rural, y que esto se debe a que se han transformado los procesos de producción y de comercio, instalándose un modelo que no es favorable para los campesinos, ya que se destina todo hacia el mercado -principalmente para la exportación- y no se reserva nada para la subsistencia

Huascar señaló además que se había producido un cambio en la estructura de la población de América Latina, que cada vez era más urbana que rural, lo que había repercutido en un aumento del índice de dependencia alimentaria.

El campesino afirmó que el comportamiento del gobierno peruano había sido el de priorizar la ganancia económica sin considerar los modelos de subsistencia de las comunidades campesinas, priorizando la producción de maíz y caña de azúcar con destino a la elaboración de agrocombustibles. “Este modelo eventualmente va a matar de hambre a nuestros pueblos”, sentenció.

Por último, hizo un llamamiento a defender la pequeña agricultura campesina, señalando que ésta genera recursos, empleo y conocimientos, y que en ella se trabaja colectivamente y de manera armoniosa, regenerando las tierras, el agua y la biodiversidad. Afirmó además que para lograr la soberanía alimentaria había que luchar en diferentes espacios, y que debían construirse nuevas maneras de participación, fomentando la agricultura sostenible, para producir alimentos sanos. “El hambre es una violación a los derechos humanos, tenemos el derecho de comer comida sana. La lucha tiene que ser ‘no etanol, comida sí’”, sentenció.

Por su parte Alberto Villareal, de la organización ambientalista REDES-Amigos de la Tierra Uruguay, indicó que se estaba estableciendo un proceso de construcción de alianzas de varios actores que se han sumado a la lucha pionera iniciada por la organización campesina de base Vía Campesina respecto a la soberanía alimentaria, ya que no alcanza con que sean los campesinos los que luchen por la soberanía alimentaria; por ello se inició un proceso con las organizaciones ambientalistas, con los pueblos indígenas, con los movimientos de mujeres, de consumidores, con los pastores, los trabajadores migrantes, los nómades, y las poblaciones extractivistas. Indicó que es necesario sacar planes conjuntos, porque “hoy más que nunca tenemos que gritar que es tiempo de soberanía alimentaria a los gobiernos”.

Villareal se refirió además a los acuerdos alcanzados en el marco del Foro de Soberanía Alimentaría que tuvo lugar en Malí en 2007, ya que allí se establecieron propuestas concretas –tales como impulsar a los mercados locales, luchar por la reforma agraria y promover los conocimientos tradicionales-, así como también se instauraron ejes de resistencia –principalmente hacia los acuerdos de libre comercio, los agronegocios, las tecnologías tóxicas, así como también se instauró el luchar por políticas que desmantelen el control de las trasnacionales y defender a los productores locales-, y se estableció la necesidad de fortalecer los movimientos, entre otros puntos.

Posteriormente, otra de las exposiciones estuvo a cargo de Nalú Farías, de la Marcha Mundial de las Mujeres. La expositora indicó que en este momento se está dando un proceso de construcción de alianzas, y que estaban participando del mismo porque éstos “son problemas que tenemos que confrontar”, indicando que la Marcha surgió para luchar contra el neoliberalismo, por lo que “nuestra visión de mundo nos hace coincidir con la visión de soberanía alimentaria”, ya que “si queremos cambiar el mundo tenemos que adoptar esta lucha”.

Por otra parte, Farías hizo referencia a que no podía existir soberanía alimentaria sin igualdad; en este sentido, se refirió a que las mujeres campesinas e indígenas son protagonistas de esta lucha, pero que existe un trabajo invisibilizado de éstas, ya que no es valorado. En este sentido indicó que se debe desmitificar una visión armoniosa de familia que se construyó, porque hombres y mujeres tienen que ser sujetos de igualdad de derechos.

Por otra parte, marcó que desde la Marcha existe el compromiso de fortalecer el debate de la soberanía alimentaria con las mujeres de la ciudad, y señaló que éste es un tema que les ayuda a hacer la interlocución campo-ciudad, la cual consideran fundamental.

La última exposición estuvo a cargo de Yesenia García, de la Confederación Nacional de Mujeres del Campo de República Dominicana. García planteó que la soberanía alimentaria conlleva a una seguridad del planeta, y que en República Dominicana estaban trabajando con la agricultura orgánica, concientizando a mujeres, campesinos y jóvenes de por qué es necesario evitar los agrocombustibles y los transgénicos.

Afirmó que se encuentran luchando por una reforma agraria integral, porque sin ella no puede haber soberanía alimentaria; respecto a ello indicó que están proponiendo que la tierra no se venda, boicoteando así a las trasnacionales, impidiendo el monocultivo y la extranjerización de la tierra.

Esta actividad estuvo precedida por un primer taller que tuvo lugar en la mañana, donde se abordó lo concerniente a la ayuda alimentaria en el marco de los acuerdos Unión Europea-América Latina. Allí, las exposiciones estuvieron a cargo de Sergio Schlesinger, de Cono Sur Sustentable Brasil, Mario Godínez, representante de CEIBA-Amigos de la Tierra Guatemala, y Tatiana Roa, de CENSAT-Agua Viva, Amigos de la Tierra Colombia.