Seminario Internacional de Mujeres Rurales, Indígenas y Pescadoras
Valparaíso (Chile), 2,3 y 4 de abril del 2002
El Destino de la humanidad y del planeta, es un asunto demasiado
importante para dejarlo en las manos de unas cuantas corporaciones o de
las élites que gobiernan el mundo . Pues estas, toda cuenta hecha, no
solo son apenas un puñado de personas sino que, hasta aquí, lo han
hecho bastante mal.
Un índice de ello es que, a costa de la depredación ambiental y de la
pauperzación de la vida humana, “solamente el 15% de la población
mundial, en los países de ingresos altos, representa el 56% del consumo
total mundial, mientras que el 40% más pobre, en los países de bajos
ingresos, representa únicamente el 11% del consumo”.
Bajo esas disparidades, 815 millones de personas en el mundo está
afectadas por la desnutrición, de las cuales 777 millones son de los
países pobres, mayoritariamente mujeres. La pobreza atañe a 1.200
millones de personas y al ritmo que avanzan los índices de
empobrecimiento, producidos por el modelo económico, el riesgo de caer
en la exclusión es una amenaza diaria para las mayorías.
La degradación de los suelos, el agotamiento de los recursos naturales,
especialmente del agua, la depredación de los océanos y los bosques, la
emisión de substancias destructoras de la capa de ozono, el despilfarro
de la energía, entre otros, dan cuenta de una gestión del mundo y sus
recursos cada vez más apegada a la procura de ganancias y cada vez más
lejana del bien común.
Por eso, para seguir viviendo, nosotras creemos vital defender nuestro
planeta y plantear que su gestión esté fundada en valores éticos de
solidaridad y justicia. Queremos sembrar el mundo de semillas sanas,
cultivarlas con aguas limpias y cosechar alimentos dignos de esa
palabra, en una tierra bien distribuida. Como queremos también que los
océanos y ríos que nos alimentan, sean ricos medios de vida para peces
y arrecifes coralinos y no los basureros de la tierra depredada.
Históricamente las mujeres, que hemos sido las garantes de la soberanía
y la seguridad alimentaria del mundo entero, sabemos que los bienes que
produce la tierra alcanzarían ampliamente para todos y todas, si fueran
bien distribuidos y manejados bajo criterios colectivos y solidarios.
Así, el Seminario que inauguraremos mañana tiene el propósito de
reflexionar y generar ideas para que el mundo y sus recursos sean
tratados como patrimonio de la humanidad, y que esta última se
dignifique y participe a su gestión y cuidados.
“Que el comercio de alimentos esté orientado por la lógica de que la
comida no puede ser una mercadería cualquiera, para que el capital
acumule ganancias. Toda persona debe tener asegurado su derecho de
alimentarse. Y las políticas agrícolas y de comercio agrícola nacional
e internacional deben estar subordinadas a esa propuesta de soberanía
alimentaria, en que cada pueblo tiene derecho y debe producir su
sustento. Y vender los excedentes, en políticas bilaterales, de mutuo
interés de los pueblos y países.
La biodiversidad es un patrimonio de la humanidad. Las empresas no
pueden apoderarse, no puede haber propiedad privada, y patentes de
seres vivos. Y la multiplicación de las investigaciones sobre seres
genéticamente modificados debe preservar el derecho a la precaución y
la salvaguardia de la salud del agricultor y del consumidor.”
Queremos un mundo vivo para ésta las generaciones futuras, queremos un
mundo sensato, que cambie las armas por pan, el afán de lucro por
valores humanos y solidarios.
Para seguir viviendo, defendamos nuestro planeta!