Declaración del CNI al Encuentro Zapatista y los Pueblos del Mundo
AL ENCUENTRO DE LOS PUEBLOS ZAPATISTAS CON LOS PUEBLOS DEL MUNDO:
Desde los tiempos más primeros de nuestra memoria, desde las ense anzas de nuestros abuelos y abuelas más sabios y sabias, desde el silencio donde nace el viento y se hace palabra, hemos venido a contarles una historia, según lo que hemos aprendido de nuestra flor más grande y fuerte que es la palabra.
Nos contaba nuestra abuela, que por allá en las tierras dignas del sur de este país, vive la madre de todos los que han nacido con mucho dolor, pero con esperanza en su corazón, y que se llama, la madre ceiba, el árbol de la vida que se levanta hacia el cielo, y que nuestro padre viento esparce sus semillas por los 4 rumbos desde estas tierras del Sureste Mexicano.
Nuestra memoria de resistencia se remonta a una larga noche de más de quinientos a os de explotación, despojo, discriminación y pobreza; este tiempo obscuro en el que los poderosos han intentado arrancar de nuestro corazón el supremo derecho a organizar la vida y el gobierno de nuestros pueblos de acuerdo a la costumbre e historia. !Pero no han logrado arrancar la raíz del árbol de nuestra vida, de los que somos hombres y mujeres del maíz!
A pesar de que cortaron el tronco de nuestro árbol, no pudieron arrancar su raíz y empezó a reto ar con el levantamiento indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el primero de enero de mil novecientos noventa y cuatro, que sacudió a la Nación entera e hizo visible a los ojos del mundo la opresión, miseria, olvido y abandono en que vivimos y seguimos viviendo los pueblos indígenas de todo México.
El reto ar de nuestro árbol de vida se hizo más fuerte y grande cuando nuestros pueblos se encontraron con la palabra zapatista y nos convocamos al Foro Nacional Indígena en enero de mil novecientos noventa y seis y, finalmente, a la fundación del Congreso Nacional Indígena en octubre del mismo a o con la participación destacada del EZLN en voz de la Comandanta Ramona.
El Congreso Nacional Indígena (CNI), la casa de los pueblos nuestros, pueblos primeros nacidos de la tierra y del maíz, del dolor y la esperanza; desde su fundación ha representado la posibilidad de que juntemos nuestras resistencias y caminos que de antiguo caminamos los pueblos indígenas que habitamos este país.
La semilla del árbol de nuestra vida, fue regada hacia los 4 rumbos por los vientos de la memoria y de la resistencia, y nos convocamos para el segundo y tercer Congreso Nacional Indígena por el reconocimiento constitucional de los Acuerdos de San Andres, cuando aún creíamos que el mal gobierno iba a cumplir su palabra, pero nos dimos cuenta que por allá no camina la dignidad sino la traición a la palabra digna del EZLN y del CNI que lleva la voz de nuestros pueblos.
Ningún partido, ningún poder del Estado quedaron al margen de la traición, fue entonces cuando nos dimos cuenta que los asesinos de nuestra madre tierra, los grandes due os del capital, son los que en realidad tienen el poder en este país y los gobernantes sólo sirven de instrumento para defender sus intereses, y si permitimos la construcción de presas, la deforestación de los montes, la privatización y la contaminación del agua, el comercio de transgénicos, la venta de los centros ceremoniales, estaremos permitiendo el exterminio de nuestros pueblos; es por esto que nosotros identificamos al sistema capitalista y a los empresarios gobernantes como principales enemigos de nuestros pueblos al continuar con su plan de despojo y muerte de la madre tierra y de todo lo que nace de ella.
Son el capitalismo y sus títeres gobernantes, los que reprimen a quienes nos defendemos del robo y exterminio que intentan, son los culpables de todos nuestros presos, muertos y desaparecidos; es decir, el capitalismo y los falsos gobiernos son los culpables de la pobreza, opresión y exterminio de nuestros pueblos.
Durante la marcha del color de la tierra en 2001 nuestra palabra recorrió todos los rincones del país y tampoco fue escuchada, fue entonces cuando como Congreso Nacional Indígena decidimos mantenernos en silencio y ejercer la autonomía en los hechos con los acuerdos de San Andrés como constitución y llevar al cabo la regionalización para fortalecer el trabajo de la coordinación del CNI.
Cuando el árbol de nuestra vida parecía que se marchitaba, esparció su semilla hasta el rincón más alejado de estas tierras.
Estas semillas de vida germinaron en las tierras con dignidad, convirtiéndose en foros, talleres, encuentros, reuniones y asambleas.
Mientras esto sucedía, en estas tierras zapatistas los vientos muy otros iban naciendo la sexta declaración de la selva lacandona y con ella la otra campa a, los pueblos indígenas de México nos adherimos a ella y nos convocamos al Cuarto Congreso Nacional Indígena hace unos meses.
Reunidos en la comunidad indígena de N'donhuani-San Pedro Atlapulco, Estado de México, los delegados y delegadas representantes de los pueblos indígenas nahua, zapoteca, wixárika, mazahua, amuzgo, cuicateco, kumiai, kikapu, purhépecha, tlahuica, chocholteco, chinanteco, u saavi, h ah u, tenek, maya, totonaco, mayo, tlapaneco, coca, triqui, tepehua, rarámuri, ch'ol, tzeltal, guachichil chichimeca, zoque, matlatzinca, mixe y popolucas, declaramos:
1. Seguiremos ejerciendo nuestra autonomía en los hechos.
2. Ratificamos La Sexta Declaración de la Selva Lacandona y reivindicamos la Otra Campa a. Nos solidarizamos con nuestros hermanos presos de San Salvador Atenco.
3. Exigimos la retirada inmediata de las policías y cuerpos represores del Estado de la región de San Salvador Atenco, pero también de todas las otras regiones del país donde se mantiene el control militar y policiaco para hostigar y amedrentar a todos los pueblos y comunidades que luchan por la defensa de su territorio y sus formas de vida.
4. Repudiamos los asesinatos de los compa eros Javier Cortés, muerto por las policías que reprimieron al pueblo de San Salvador Atenco, el compa ero Concepción Gabi o, de la comunidad indígena de Cuzalapa, que luchaba por la defensa de la tierra en la región de Manantlán, Jalisco, y el compa ero Faustino Acevedo de San Blas Atempa, en el Istmo de Tehuantepec, cuando se dirigía a esta comunidad para participar en los trabajos de este Cuarto Congreso.
5. Repudiamos también la violación de todas las compa eras aprendidas en San Salvador Atenco, por parte de los policías y la violencia sistemática y fascista que ejerce el Estado contra todas las mujeres que con su trabajo están reivindicando las luchas de resistencia y dignidad a lo largo y ancho del país.
6. Llamamos al fortalecimiento de todas las regiones del Congreso Nacional Indígena y a la celebración frecuente y periódica de reuniones de articulación: reflexión, acción y propuestas.
7. Rechazamos todas las leyes con las que el Estado pretende despojarnos, legitimar la entrega del país e imponer controles que restringen la acción de pueblos y comunidades y le dan manga ancha a las empresas transnacionales para devastar y apoderarse de la riqueza material y espiritual de nuestros pueblos y de todos los mexicanos.
8. Rechazamos los programas de gobierno que instrumentan las leyes mencionadas y que pretenden dividir a las comunidades.
9. Reforzaremos los mecanismos de comunicación entre las diferentes regiones y comunidades del Congreso Nacional Indígena.
10. Reforzaremos y haremos eficaces los mecanismos de solidaridad y compromiso con las luchas de todas y cada una de las comunidades, organizaciones y pueblos indígenas.
11. Como punto último de nuestra declaración impugnamos al Estado mexicano y llamamos a todos los pueblos, comunidades y organizaciones indígenas y a todos los sectores oprimidos a conformar un frente amplio anticapitalista que impulse un proceso que conduzca hacia una Nueva Constitución y otra forma de gobierno que permita el reconocimiento de nuestros derechos y una sociedad justa, libre y democrática.
Y estos acuerdos que nacen de nuestro corazón, son las flores de nuestro árbol dispuestas a dar nuevas semillas, semillas de vida y de esperanza.
La flor más nueva que ha nacido en nuestro árbol, ha sido el encuentro en defensa de la madre tierra y la autonomía indígena realizado en Mezcala, en el otro Estado de Jalisco, en el cual ratificamos nuestro compromiso con la lucha de nuestros pueblos indígenas, desde abajo y a la izquierda y manifestamos nuestro total apoyo a la lucha de la asamblea popular de los pueblos de Oaxaca y sus demandas, y reafirmamos que nuestra madre tierra y toda la vida que se nace de ella son sagrados, por lo tanto no se compran ni se venden y nadie puede aprovecharlos o apropiarse de ellos para beneficio de unos pocos; por lo que nos declaramos anticapitalistas y dispuestos a construir una gran fuerza que surja desde abajo, desde nuestros pueblos y junto con otros hermanos y hermanas del campo y la ciudad que son despojados, explotados y oprimidos, para poner fin a este sistema de muerte y a los gobiernos que lo sostienen.
Las políticas neoliberales del Estado mexicano forman parte de la interminable guerra de conquista en contra de nuestros pueblos y son políticas que buscan matar la tierra y desaparecer nuestras culturas a través del saqueo y despojo de nuestros territorios y saberes tradicionales, la contaminación de los maíces nativos, la privatización de todos los elementos que integran la madre tierra y el desconocimiento de nuestros gobiernos y formas de organización propias.
Este es nuestro caminar, así ha nacido y crecido nuestro árbol en el Congreso Nacional Indígena, las luchas y resistencias de nuestros pueblos indígenas lo alimentan, nuestras flores pertenecen ahora a un solo árbol de vida, es decir, nuestros pueblos se están integrando y acompa ando para que ya no estemos solos en nuestra lucha por la autonomía.
En este momento, consideramos como nuestro principal proyecto histórico la práctica en los hechos de los autogobiernos indígenas, con un control territorial propio en el ejercicio de la autonomía como una contribución surgida desde nuestros pueblos, naciones y tribus para el Programa Nacional de Lucha y el nuevo México que queremos construir.
El poder y los grandes empresarios capitalistas han querido arrancar nuestra raíz, es decir, la identidad de nuestros pueblos, pero nosotros nos hemos hecho fuertes con el caminar de nuestra memoria, si no pudieron cuando estuvimos dispersos, no podrán ahora que estamos unidos en el CNI. Así lo cuentan nuestros abuelos y abuelas, así lo creemos nosotros.
Desde el Municipio Autónomo Zapatista Oventic, en el otro Estado de Chiapas.
31 de Diciembre de 2006
POR LA RECONSTITUCIÓN INTEGRAL DE NUESTROS PUEBLOS
NUNCA MÁS UN MÉXICO SIN NOSOTROS
CONGRESO NACIONAL INDÍGENA