El 12 de octubre y el pueblo maya
Desde la perspectiva histórica del pueblo maya, y de todos los pueblos originarios de América, el 12 de octubre de 1492, fecha en que Cristóbal Colón se acercó a este continente, sólo tiene importancia por ser el antecedente más inmediato del proceso de colonización que han sufrido estos pueblos a partir del siglo XVI.
Hay que aclarar, sin embargo, que el solo hecho del "descubrimiento de América" y el encuentro entre la civilización maya y la Occidental no constituyen un problema en sí mismos. El problema al que nos referiremos aquí no se debe a que hayan llegado a tierras mayas pueblos y culturas de otros lugares del mundo. El problema principal que aún sufre la comunidad maya se debe a las diversas formas de opresión colonial de que ha sido objeto, desde aquellos tiempos hasta la actualidad. El fenómeno de la globalización, que ha traído más pobreza que bienestar a nuestros pueblos, tan sólo es una estrategia más del proceso colonial.
No se trata tampoco de lamentar lo que ha sucedido durante estos cinco siglos de historia colonial; si nos referimos a ello, es por ser un referente muy importante para mantener viva la memoria colectiva sobre nuestra realidad histórica, y porque el conocimiento y el uso correcto de la historia propia son necesarios para comprender los problemas sociales de la actualidad. Además, si bien es cierto que la memoria colectiva de un pueblo se nutre con datos del pasado, su función principal es abrir paso al futuro. Por ello, entre mejor se conozca el pasado, se comprende mejor el presente y se vislumbra más claramente el porvenir.
Si volteamos a ver la historia de la humanidad, no se requiere ser especialistas para comprender que la diversidad cultural ha sido siempre su característica fundamental. Pero esta mirada al pasado nos permite darnos cuenta también que se trata de una larga historia de dominación de unos pueblos sobre otros, con diferentes pretextos y casi siempre el mismo objetivo: imponer el control económico, político y cultural de los pueblos sometidos. Así ha sucedido en América, Africa, Asia y en todos los lugares donde ha llegado el hombre "civilizado". No es casual que en estos continentes se encuentran las poblaciones más pobres de la Tierra.
Pero los pueblos y naciones contemporáneas que aún sufren los embates de estos fenómenos de sojuzgamiento, no han cejado en sus luchas por encontrar alternativas que les permitan remontar dichos embates y construir mejores condiciones de vida. En nuestro país, durante el siglo XX se dieron pasos trascendentales en este sentido, contribuyendo enormemente a sentar las bases filosóficas, jurídicas y políticas para ir desmontando poco a poco toda la estructura de dominación que por siglos ha pesado sobre los pueblos indígenas.
Dichas luchas cristalizaron durante las celebraciones del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos (1492-1992). En México, aprovechando esta coyuntura, se revisó la historia colonial y sus secuelas de etnocidio y genocidio; se cuestionó críticamente las obsoletas políticas indigenistas de asimilación e incorporación; resurgieron los movimientos de resistencia indígena; en los ámbitos académicos y políticos se volvió común hablar de etnodesarrollo, autonomía indígena, autogestión, derechos indígenas. Por primera vez se reformó la Carta Magna para reconocer que la Nación mexicana es pluriétnica y pluricultural. Se llegó a la convicción de que, efectivamente, los no indígenas tienen una deuda histórica impagable con las comunidades indígenas mexicanas. Surgieron innovadoras políticas culturales y lingüísticas incluyentes. Se plantearon las bases de una educación intercultural cuya misión principal sería educar a todos los mexicanos para que aprendamos a valorar nuestra identidad y respetar nuestras diferencias culturales, sin menoscabo de los derechos de igualdad social. Pero todos estos planteamientos resultaron insuficientes para resarcir 500 años de sometimiento y marginación; las luchas de las comunidades indígenas no cesan, entonces en 1994 emergió en el escenario político del país el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En este análisis, resulta necesario hacer algunas precisiones. Aclarar, por ejemplo, que la solución de los conflictos interétnicos o internacionales no está en evitar los contactos entre los pueblos o naciones, sino en cambiar la forma y los fines de estas relaciones. De hecho es una necesidad universal del hombre y de los pueblos el relacionarse con los demás para poder sobrevivir, pero esta relación puede y debe ser de otra manera. Si bien es cierto que la historia no da marcha atrás, también hay que tener presente que los procesos sociales contemporáneos no son irreversibles. Es totalmente posible ir cambiando las formas de relación asimétricas que aún persisten entre las naciones y al interior de éstas, por otras formas de relación que tengan como base el respeto, el diálogo y la colaboración intercultural.
Ante la situación en que se encuentra el mundo actual, resulta urgente retomar las enseñanzas de M. Gandhi, quien decía con toda certeza que todos los seres humanos son hermanos. Este mismo principio fundamental de fraternidad debe aplicarse en las nuevas relaciones entre los pueblos y naciones. Ciertamente, todos los pueblos son hermanos, y la diversidad no es un obstáculo para fortalecer lazos de confraternidad, ya que cada cultura significa un cúmulo de experiencias y conocimientos que, en un momento dado, pueden ser de gran utilidad para los demás.
Para concluir estos apuntes, Mayáon, A. C., propone a la sociedad y a las instituciones de México y del mundo que cada 12 de octubre se festeje el Día de la Diversidad Cultural, la Paz y la Concordia que debe existir por siempre entre todos los pueblos de la Tierra. Y que este día todos los gobiernos del mundo hagan público un recuento de las acciones más relevantes que realizan a favor de la paz y la equidad, y una gran fiesta que reluzca la riqueza cultural de los pueblos de todo el mundo.
Es importante realizar campañas permanentes hasta lograr borrar de la memoria colectiva de la sociedad aquellas ideas racistas que por tantos años se han venido fomentando con los festejos del Día de la Raza y del Día de la Hispanidad, que tanto daño han hecho y que aún hoy lastiman la dignidad de la mayoría de los habitantes de este continente.
Urge que el mundo entero comprenda que la diversidad cultural y lingüística de los pueblos son creaciones de Dios y de la madre naturaleza. Y no hay razón para que unos hombres o pueblos, que se precian de ser los más civilizados, se empeñen en seguir destruyendo el patrimonio cultural de la humanidad y a la humanidad misma.
Los mayas de la Península de Yucatán así vislumbramos nuestro panorama de futuro. Una nueva sociedad mundial donde todos los pueblos y culturas tengan las oportunidades y posibilidades reales de construir una vida digna, sin menoscabo de su identidad. Una nueva sociedad donde la diversidad cultural sea el fundamento de una nueva forma de democracia. Una nueva forma de entender y vivir la diversidad, a partir del respeto mutuo y del diálogo intercultural, donde no exista más ninguna forma de discriminación.
Por todo ello en este mes de octubre, con la esperanza de contribuir a la mejor comprensión de nuestra realidad histórica, Mayáon, A.C., juntamente con otras organizaciones de la sociedad civil, hemos preparado un programa cultural para rendirle homenaje a los hombres y mujeres que han sacrificado sus vidas en defensa de la dignidad de los pueblos de América.
En el caso de los mayas de la Península de Yucatán, honores especiales merecen Moch Cowó de Champotón y Nachi Cocom de Sotuta, quienes ofrendaron sus vidas luchando en contratiempos de la conquista española; Jacinto Canek, en 1761 y los mártires de la Guerra Social Maya de 1847 Manuel Antonio Ay, Cecilio Chí, Jacinto Pat. Y se los vamos a rendir de acuerdo al siguiente programa: 8 de octubre de 2006, en la plaza principal de la villa de Sotuta, Yuc., a las 17 horas, ofrenda floral en memoria de Nachi Cocom; 9 de octubre, a las 9 horas, ofrenda floral a la memoria de Moch Cowó, en Champotón, Campeche. Día 10 de octubre: ritual maya en la plaza principal de la Cd. de Mérida, a las 7:30 hrs. y a las 9 horas ofrenda floral, a la memoria de Jacinto Canek, ante su monumento en la avenida que lleva su nombre. Día 11 de octubre: ofrenda floral a Manuel Antonio Ay Tec, las 9 hrs., barrio de Santa Ana, Valladolid, Yuc., y por último, día 12 de octubre, a partir de la 10:30 hrs., homenaje a Cecilio Chí, plaza del pueblo de Tepich, Quintana Roo.
- Bartolomé Alonzo Caamal es Presidente de la Organización Mayáon, A.C.
Fuente: Ukahamawa Noticias-