México: Congreso Nacional Indígena
DECLARACIÓN
POR EL RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL DE NUESTROS DERECHOS COLECTIVOS
Los delegados y las delegadas representantes de los pueblos indígenas,
reunidos en el 3er. Congreso Nacional Indígena, celebrado del 2 al 4 de marzo
del año 2001 en la comunidad Purépecha de Nurío, Municipio de Paracho,
Michoacán, proclamamos solemnemente la siguiente Declaración:
CONSIDERANDO que a lo largo de 509 años de historia hemos padecido en
nuestras carnes y en nuestros corazones la explotación y la discriminación
que vienen de los poderosos, y que desde entonces, se ha tratado de negar a
nuestros pueblos la capacidad que tenemos de conducir con sabiduría y
dignidad nuestro propio destino.
REAFIRMANDO la inteligencia y la resistencia que nuestros pueblos han
demostrado dignamente ante los múltiples intentos de exterminio,
inmovilización o cooptación gubernamental.
OBSERVANDO que aunque todavía hay sectores de la sociedad que aún mantienen
sus actitudes racistas y de exclusión hacia nuestros pueblos, sin embargo,
otros sectores, cada vez más numerosos, han hecho conciencia de la justeza de
nuestros planteamientos y ofrecen una creciente solidaridad hacia nuestras
causas y nuestras luchas.
DENUNCIANDO: que la respuesta de los diferentes gobierno a nuestras legítimas
demandas ha sido mantener la militarización en nuestras regiones y la
persecución a nuestras organizaciones, así como la realización de programas,
planes y proyectos que llevan a la privatización de los recursos naturales,
bienes y servicios y como consecuencia, a la exclusión de nuestros pueblos en
las decisiones que nos afectan.
DECLARAMOS:
Que seguimos vivos, y seguimos honrando en nuestros pueblos, la digna memoria
de quienes nos nacieron al mundo y, con sabiduría y amor nos enseñaron a ser
los indios que somos: los que de la tierra venimos; los que del maíz vivimos;
los que del color de la esperanza nos vestimos; los que hermanas y hermanos
verdaderos somos. Somos los indios que somos.
Que en su nombre y con su palabra, palabra verdadera, sembrada desde antiguo
en el fondo de nuestro moreno corazón, con dignidad y respeto decimos que
Pueblo somos.
Que cuando Pueblos decimos que somos, es porque llevamos en nuestra sangre,
en nuestra carne y en nuestra piel toda la historia, toda la esperanza, toda
la sabiduría, la cultura, la lengua y la identidad, toda la raíz, la savia,
la rama, la flor y la semilla que nuestros padres y madres nos encomendaron,
y en nuestras mentes y corazones quisieron sembrar para que nunca más se
olvidara o se perdiera.
Que no somos una suma de individuos dispersos por el mundo, sino una viva
armonía de colores y de voces, un constante latido de deseos y pensamientos
que se nacen, se crecen y se fecundan amorosamente en un solo corazón y
voluntad, tejido de esperanza. A esta existencia y forma de pensar armónica y
colectiva la llamamos comunalidad.
Que no renunciaremos a ser lo que somos.
Que continuaremos defendiendo nuestra autonomía y al defenderla, defenderemos
también la de todos los que como nosotros, quieran vivir con dignidad su
diferencia, su color, su canto, su visión propia de la vida y de la libertad.
Que por todo esto:
EXIGIMOS:
PRIMERO.- El reconocimiento constitucional de nuestros Derechos de los
Pueblos Indios, conforme a la iniciativa de reforma Constitucional elaborada
por la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA), que nosotros asumimos
como nuestra propia iniciativa, por ser esta la que recoge, en su espíritu y
en su letra los Acuerdos de San Andrés firmados por el Gobierno Federal y el
EZLN el 16 de febrero de 1996, en materia de Derechos y Cultura Indígenas.
SEGUNDO.- El reconocimiento constitucional de nuestra existencia plena como
pueblos indígenas, para que podamos gozar así de nuestro derecho a establecer
libremente nuestra condición política y cuidar, proteger y promover,
asimismo, nuestro desarrollo, social y cultural.
TERCERO.- El reconocimiento constitucional de nuestro inalienable derecho a
la libre determinación expresado en la autonomía en el marco del Estado
mexicano, y ejercer así nuestra capacidad para decidir nuestro destino en
todos los ámbitos de la vida cotidiana, tales como la economía, la política,
la procuración y administración de justicia, los asuntos territoriales, la
cultura y educación y todos los aspectos sociales por una identidad y
conciencia propia y con la suficiente capacidad de apertura para
relacionarnos con los demás ciudadanos del país y del mundo.
CUARTO.- El reconocimiento constitucional de nuestros territorios y tierras
ancestrales que representan la totalidad de nuestro hábitat en donde
reproducimos nuestra existencia material y espiritual como pueblos, para
conservarlos íntegramente y mantener la tenencia comunal de nuestras tierras,
pues solo así es posible preservar nuestra cohesión social, conservar las
formas de trabajo gratuito y colectivo en beneficio de toda la comunidad y
asegurar el patrimonio y el futuro de las próximas generaciones.
Para nosotros, pueblos indios, pueblos verdaderos, nuestra madre tierra es
sagrada, así como son sagrados todos los seres que habitan en ella, los
animales, las plantas, los ríos, los montes, las cuevas, los valles, los
recursos biológicos y el conocimiento que nuestros pueblos tienen sobre
ellos. No son una mercancía que se compra o se vende. Por eso no podemos
aceptar la destrucción de nuestros territorios por las imposiciones de
proyectos y mega proyectos que en diversas regiones indígenas del país están
pretendiendo imponer tanto el gobierno federal como los respectivos gobierno
estatales.
No podemos aceptar los planes de desarrollo que impulsan los gobiernos
estatales y federal si no se da la participación efectiva de los pueblos
indios, ni podemos aceptar las legislaciones que se están efectuando en los
estados o en asuntos federales que afectan a los pueblos indígenas sin contar
con la aprobación de los pueblos. Exigimos la moratoria a todos los proyectos
de prospección (exploración) sobre biodiversidad (recursos biológicos),
minería, agua, etc., y a todas las actividades de biopiratería que se
realizan en nuestros territorios y en nuestro país, hasta que los pueblos
indios hayan discutido en sus propios tiempos y condiciones los temas
relativos al control de sus recursos.
QUINTO.- El reconocimiento de nuestros sistemas normativos indígenas en la
construcción de un régimen jurídicamente pluralista que armonice las diversas
concepciones y prácticas de regulación del orden social que conforma la
sociedad mexicana.
SEXTO.- La desmilitarización de todas las regiones indígenas del país.
SÉPTIMO.- La liberación de todos los presos indígenas del país que se
encuentran privados de su libertad por haber luchado por la defensa de la
autonomía y el respeto a nuestros derechos, individuales y colectivos. Para
lograr estos grandes objetivos, llamamos a nuestros hermanos y hermanas
indígenas del país, a todos los pueblos, comunidades y organizaciones, a todo
el movimiento indígena nacional, a unir nuestros corazones y voces en un solo
corazón y una sola voz:
Por el reconocimiento constitucional de nuestros derechos colectivos.
Primero la reforma constitucional y, posteriormente la reforma de las leyes y
las instituciones.
Llamamos a las organizaciones que trabajan en las regiones indígenas a que
iniciemos ya reconstitución de nuestros pueblos indígenas revisando aquellas
prácticas que, más que unirnos, nos dividen y nos dispersan y elaborando
líneas de trabajo conjunta que sean coherentes con los momentos históricos
que estamos viviendo. Los llamamos a la creación de espacios regionales y
estatales que nos lleven verdaderamente a fortalecer al Congreso Nacional
Indígena como el espacio de encuentro para todos.
Llamamos a todos los hermanos y hermanas de la sociedad civil a que se
manifiesten por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios,
acompañando la marcha por la dignidad indígena, encabezada por la delegación
zapatista, que viaja hacia la ciudad de México para dialogar con el Congreso
de la Unión. A su corazón y pensamiento, hermanos todos, acudimos.
NUNCA MAS UN MÉXICO SIN NOSOTROS,
POR LA RECONSTITUCION INTEGRAL DE NUESTROS PUEBLOS,
POR EL RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL DE NUESTROS DERECHOS COLECTIVOS
Nurío, Michoacán,
4 de marzo de 2001