Una democracia altamente igualitaria
Continuando con las entrevistas sobre el Buen Vivir realizadas en Bolivia para CAOI por Katu Arkonada acerca del Buen Vivir, presentamos hoy las reflexiones de Idon Chivi, abogado aymara del departamento de Jacha Karangas de Oruro. Él es coordinador de la Reforma del Código Penal en Bolivia. Fue jefe de unidad de Reformas Normativas del Ministerio de Justicia y luego representante presidencial en la Asamblea Constituyente en las comisiones Judicial y Visión de País.
¿Qué entiendes por Suma Qamaña?
El concepto viene de un viejo debate de fines de los 90. Un debate donde la semántica del lenguaje político se traduce en posicionamientos lingüísticos, idearios, imaginarios colectivos. Eso nos ha permitido como movimiento indígena diseñar un cuerpo discursivo, político, de resistencia y enfrentamiento al modelo neoliberal, en la fase que le correspondió a Hugo Bánzer y después a Tuto Quiroga.
Ellos firmaban sus proyectos de leyes o decretos supremos con separatas, donde colocaban el lema “Para Vivir Mejor”. Este concepto se pone en cuestionamiento, especialmente dentro del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu, CONAMAQ, y se recupera de la memoria política de los abuelos, de los mayores, la categoría Suma Qamaña. Vivir Bien en un sentido igualitario, frente a un vivir mejor en un sentido desigualitario. Vivir Bien en un sentido de igualdad de oportunidades, frente a un vivir mejor de desigualdad de oportunidades. Un sentido democrático igualitario frente a un sentido altamente discriminatorio. Eran dos corrientes discursivas.
Pero no solamente era el concepto Vivir Bien, sino el comer bien, trabajar bien… un arsenal de categorías que para el año 2002, electoral, lo comprimimos en uno solo, Suma Qamaña, en ese sentido de una democracia altamente igualitaria, con expectativas igualitarias y una distribución de la riqueza social en el común de la gente: que la riqueza que produce Bolivia pueda alcanzar a la mayoría de la gente, particularmente a los que han sido históricamente desfavorecidos, que no han gozado de ningún privilegio por parte del Estado.
Este debate se traslada a la Asamblea Constituyente, y se va a asentar en los principios y valores éticos y morales que están en el artículo octavo de la Constitución. Pero también en el Preámbulo, porque en el Preámbulo se establece una sociedad donde la distribución de la riqueza social se haga en la mayoría del pueblo boliviano.
Este concepto se queda en la Constitución ecuatoriana, y en la boliviana. La relación entre CONAMAQ y CONAIE, muy fluida desde los años 90, nos ha ayudado a consolidar el concepto.
¿Se da una aplicación práctica del Suma Qamaña por parte del Estado boliviano?
De hecho, antes de aprobar la Constitución, la categoría Vivir Bien se incorpora como parte de los ejes dinamizadores de las políticas públicas. Descolonización y Vivir Bien son dos ejes dinamizadores en el Plan Nacional de Desarrollo que trabajamos entre el 2006 y el 2007. Son dos categorías que dinamizan el debate político y el proceso de cambio.
El Plan Nacional de Desarrollo adelantó una serie de políticas públicas, no de gestión gubernamental, sino de políticas públicas, porque está pensado en función de 10 años. Nos ayudó a pensar en un modelo diferente al planteado en la era neoliberal. Nos ayudó a plantear la Renta Dignidad, el bono Juancito Pinto, nos ayudó a discutir el tema de la deuda bilateral y multilateral con las agencias de cooperación y con los gobiernos. Ese mismo concepto nos ayudó a mejorar nuestras relaciones económicas con la Unión Europea, y finalmente, en el marco de las políticas públicas mayores, nos ayudó a establecer los mecanismos del bono Juana Azurduy, que es una renta que permite a las madres y a los niños contar con una asistencia económica temporal, hasta consolidar el proceso de nacionalización, que ya nos ayudará a mejorar el término de políticas públicas.
Estamos trabajando el seguro agrícola para los campesinos indígenas que no tienen protección cuando la naturaleza se enoja; el Estado tiene que brindarles protección. En políticas de redistribución de la economía en el sector productivo microempresarial, pero también en el sistema familiar de elementos como legumbres, papas, zanahorias, cebollas.
Hay un proceso de nacionalización de la riqueza social, que se va distribuyendo. De manera no muy visible todavía en la mayoría de los casos. Hemos tenido un bono excepcional para el poder ejecutivo, un bono excepcional para los soldados que están haciendo su servicio militar.
Tenemos varias formas en que el Vivir Bien se está implementando paulatinamente.
Sin embargo, a medio plazo, el Vivir Bien no tiene que ser las rentas, sino más y mejores fuentes laborables, con más calidad y generosidad salarial. Tiene que traducirse en mejor calidad de vida para el 90% del país.
Hay un proceso de implementación práctica, porque el proceso que hemos iniciado no mira como estrategia política la creación de una burguesía nacional, como fue la del MNR en 1952, sino que su objetivo estratégico es construir una democracia altamente igualitaria a diferencia de la democracia representativa del siglo XIX o la de la ilusión participativa de fines del siglo XX. Contra esa hipocresía democrática se plantea la democracia igualitaria. El Vivir Bien y la Descolonización dinamizan el discurso político y las prácticas institucionales.
En América Latina tenemos algo que se ha perdido en otras partes del mundo, que es la capacidad de soñar juntos, trabajar juntos, comer juntos… los mecanismos de solidaridad orgánica, en términos sociológicos. Estos mecanismos de solidaridad orgánica nos han permitido en épocas muy duras, de colonialismo neoliberal absolutamente salvaje, iniciar un proceso de resistencia política y replantearnos la lucha política. Se genera una nueva perspectiva del movimiento campesino, tanto en la vida cotidiana como en la vida orgánica. Hay una revitalización de los valores éticos políticos.
Por otro lado, la distribución de los bonos está provocando una percepción de los hombres y mujeres, indígenas y no indígenas, de que el Estado tiene una enorme responsabilidad con sus ciudadanos y ciudadanas, sin importar quién seas, pues el pueblo boliviano constituye el verdadero propietario de la riqueza que tenemos en el país. El ciudadano le hace al Estado responsable de su bienestar. Y eso nos lo habían hecho olvidar prácticamente desde que fundaron la República.
Y a nivel popular, comunitario, ¿se mantienen o se están recuperando formas prácticas de Buen Vivir?
Yo creo que ambas. Las que todavía se mantienen son el Ayni, las fiestas en los presbiterios, en las fiestas patronales, vestir a los santos. Donde se hacen préstamos de cantidades de cerveza, de plata… pero préstamos sin documentación, sin papel, con un valor simbólico, el valor del don de cada uno. La minka, donde nos cooperamos mutuamente para el trabajo. La minka es algo que está reproduciéndose. U otras formas que han vuelto con fuerza particularmente en estos dos últimos años, como el trueque.
Son mecanismos que se van a ir generando, reproduciendo también al interior urbano. El pasanaku es una cosa muy interesante en el contexto urbano, una forma de préstamo de dinero y devolución de a poco, una forma económica de circulación del capital, que no funciona con garantías, sino en base a la credibilidad de las personas.
Hay varias cosas que se van a ir consolidando, pero lo fundamental de Vivir Bien es que es una obligación estatal y que los ciudadanos le exigimos al Estado. Evidentemente el Estado para ello debe contar con la propiedad de los recursos naturales, y a eso le hemos llamado nacionalización, y la nacionalización tiene su brazo izquierdo que se llama descolonización. Es un complejo de instrumentos que están desarrollándose en el marco de las políticas públicas, en el marco de la vida cotidiana. Y cosas como la recuperación de lo ético en lo político, que no es tan perceptible.
El Vivir Bien entonces es un camino que es un valor ético y moral que dinamiza toda la estructura de políticas públicas, que tiene que dinamizar todo el panorama de desarrollo legislativo.