Por una América libre de racismo
Al inicio de un nuevo milenio, la Conferencia Mundial contra el Racismo, la
Discriminación Racial, la Xenofobia y otras formas relacionadas de
Intolerancia, convocada por las Naciones Unidas, se celebrará en un momento
en que la humanidad, a pesar de los avances científicos y tecnológicos, con
una acumulación de la riqueza suficiente para solucionar el hambre, las
enfermedades y las desigualdades, capaz de posibilitar el acceso al
desarrollo y promover la solidaridad la igualdad y la justicia, se debate
con problemas antiguos como el racismo, la xenofobia y la intolerancia,
remozados y profundizados con la exclusión de gran parte de la humanidad del
derecho a hacer parte de la comunidad humana.
Por otro lado, vivimos en un tiempo en el cual, la búsqueda de las
relaciones solidarias y de rescate de los valores humanos se contrapone a la
masividad de los procesos opresivos globalizados, ante los cuales, nuevos y
antiguos actores sociales, articulados local y globalmente, buscan a
construir procesos de lucha y reivindicaciones universales, que rompan con
estructuras arcaicas y arbitrarias remozadas, para generar nuevos valores y
prácticas del ejercicio de ciudadanía, incidiendo cada vez más en el debate
sobre cuestiones cruciales, tales como la economía y el desarrollo
sustentable, recursos naturales y medio ambiente, pueblos y territorios,
derechos humanos, migraciones y desplazamientos, las cuestiones de la paz,
entre otros.
Esa presencia y protagonismo de la sociedad civil, trae consigo el
cuestionamiento y la revisión del papel del papel de las instituciones
nacionales, regionales e internacionales, como interlocutores en la búsqueda
de soluciones a los problemas que enfrenta la humanidad.
Soluciones integrales
Los 500 años de resistencia de los pueblos indígenas y afrodescendientes,
marcado por las luchas por el reconocimiento de sus territorios, la causa de
los quilombos y la articulación de estos con las luchas populares por la
tierra, vivienda, empleo, salud, educación, y otras, son ejemplos que
muestran la interrelación que existe entre todas esas formas de exclusión y
la necesidad de oponer a la vez soluciones integrales, que vinculen el
racismo, la xenofobia y la intolerancia y sus manifestaciones en el actual
contexto.
Las propuestas de solución integral son tanto más pertinentes si se
visualiza que la erradicación del racismo, la xenofobia y la intolerancia
tiene que ver con formas de opresión antiguas, incrustadas desde la época
colonial y que históricamente han sido impuestas a través de acciones
deliberadas, cuyo impacto engloba desde la negación de derechos hasta la
ejecución de exterminios deliberados de pueblos enteros, pasando por los
desplazamientos y la emigraciones masivas, las condenas públicas de los
grupos discriminados, bajo concepciones racistas y xenofobas. Se trata
entonces, de un mundo estructurado sobre criterios discriminatorios.
La Conferencia Mundial será una tentativa de la ONU para debatir estas
cuestiones y, ojalá, encontrar formulas concretas para erradicar los males
que son tema de la convocatoria. Pues, los instrumentos internacionales
creados para combatir estas incongruencias, tales como la Convención para la
Eliminación de todas las formas de discriminación racial (1969) y otros
documentos de compromiso, no han sido suficientes o no se aplican. La
propia década especial, proclamada por la ONU, para combatir las nuevas
formas de racismo 1993-2003 parece no haber arrojado resultados
concluyentes. Y es que los Estados tienen otras prioridades y como la
discriminación, por lo general, afecta a quienes no están en el poder, pasa
desapercibida.
De toda evidencia, entre los problemas verificables, en casi todas partes,
están la impunidad y la in-justicia, pues no solo que la discriminación
racial es raramente sancionada legalmente, sino que los desbalances en la
aplicación de la justicia, coloca en el banco de los acusados a las personas
de etnias discriminadas. Las cárceles están llenas de negros/as e indígenas
apresados por nada o por cualquier tontera; el desempleo, la pobreza, y
otros componentes del racismo estructural tienen color y nombre, en todas
partes.
Foro de las Américas por la Diversidad y la Pluralidad
Es en ese contexto, la celebración del Foro de las Américas por la
Diversidad y la Pluralidad (Quito, Ecuador, del 13 al 16 de marzo), se
visualiza como un espacio propicio a la búsqueda de consensos sobre las
propuestas concretas, que los movimientos encaminaran hacia la Conferencia
Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras
formas de Intolerancia relacionadas y del correspondiente Foro Mundial
paralelo (Sudáfrica, agosto-sept 2001), pues toca a lo/as afectados/as, a
sus organizaciones, levantar un marco propositivo que, partiendo de las
realidades que se viven aquí y ahora, apunte hacia la búsqueda de soluciones
y compromisos reales.
La búsqueda de consensos aparece así, no solo como una necesidad sino como
un imperativo para lograr el reconocimiento de que la discriminación racial,
la xenofobia y la intolerancia son problemas sociales de primer orden, cuyas
prácticas socavan las posibilidades del convivir pacifico; del desarrollo;
del florecimiento cultural; aspectos necesarios al crecimiento
civilizatorio, que sólo se hará realidad a través de la participación
directa en la elaboración de propuestas y acciones eficaces que surjan de
los propios sectores afectados, y comprometan a los Estados y organismos
internacionales a visualizar que las soluciones existen y son múltiples.
El Foro de las Américas, será un momento importante para que las
organizaciones y movimientos, visualicen que las iniciativas y propuestas
que se levantan ya desde los diversos sectores involucrados en la lucha
contra la discriminación, muchas veces de manera aislada, son parte de un
gran cuerpo propositivo capaz de suscitar colectivamente acciones de gran
amplitud.
La identificación colectiva de las formas contemporáneas de racismo, las que
se ejercen ahora en el 2001, en la era de la globalización, es una pieza
clave que permitirá la formulación de iniciativas, cuya concresión puede ser
visualizada en ese mismo contexto y a esa escala.
Hacer patentes colectivamente, las luchas que las organizaciones vienen
desarrollando en estos campos, por el reconocimiento de territorios y de
cosmovisiones, por la formulación de legislaciones que penalicen el racismo
y combatan la impunidad que lo encubre, por la Declaración de los Derechos
de los Pueblos Indígenas, que preconice la autodeterminación de dichos
pueblos; por los derechos de los/as inmigrantes; por una comunicación no
discriminatoria, que sea a la vez un instrumento de ejercicio democrático y
participativo; por la erradicación del racismo estructural, entre otros,
conducirá a que, luego de más de 500 años de resistencia indígena, negra y
popular, al fin, se sienten bases para que en este nuevo milenio esos males
se vayan y no vuelvan nunca más.