Países ricos evaden su responsabilidad frente al calentamiento global

2009-11-09 00:00:00

Mientras se niegan a adoptar compromisos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, los impactos del cambio climático golpean con más fuerza a los países más pobres.
 
La reciente reunión mundial en Barcelona sobre cambio climático fracasó debido a la intransigencia de los países industrializados respecto a asumir compromisos serios para la reducción de emisión de gases de efecto invernadero. Simplemente no se discutieron las cifras que debe alcanzar esta reducción, ni en conjunto ni por cada uno de los países.
 
Lo peor es que esto configura el panorama de lo que podemos esperar que suceda en Copenhague, Dinamarca (7 al 18 de diciembre), en la Conferencia Mundial que buscará adoptar un acuerdo que reemplace al Protocolo de Kioto. En la misma fecha y ciudad, las organizaciones indígenas y los movimientos sociales realizaremos una Cumbre Paralela para alcanzar nuestras denuncias y propuestas.
 
Mientras los países ricos evaden su responsabilidad, los efectos del calentamiento global siguen sintiéndose con mayor fuerza en los países más pobres: la sequía se agrava en Bolivia, donde se ha comprobado que el nivel de las aguas del lago Titicaca ha descendido cuatro metros y medio en un mes. Veamos:
 
Sequía se agrava en Bolivia
 
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Gobierno desplegaron una comisión de unos 10 técnicos a las zonas afectadas por la sequía, con el propósito de evaluar y cuantificar los daños causados en los sectores en alerta naranja. Las autoridades prevén que la información estará lista el martes. El Ejecutivo declaró el viernes alerta naranja en unos 25 municipios de los departamentos de La Paz, Chuquisaca, Santa Cruz y Tarija. Tras la determinación, autoridades gubernamentales y representantes de la ONU se comprometieron a ayudar a los damnificados; el primer paso para cumplir este compromiso es el de cuantificar los daños.
“Empezamos desde hace tres semanas con la entrega de alimentos como harina, arroz, fideo y otros a las familias más afectadas por el déficit de lluvias, y ahora estamos registrando todos los datos”, explicó el viceministro de Defensa Civil, Hernán Tuco.
 
La autoridad recalcó que la alerta naranja implica que se activan los Centros Operativos de Emergencias nacional y departamentales para que trabajen las 24 horas del día y filtren las informaciones sobre las necesidades en cada municipio.
 
Entre los sectores más afectados por el fenómeno climático destacan los municipios de Charagua, Cabezas, Camiri y El Torno, en Santa Cruz; Villamontes, Yacuiba y Entre Ríos, en Tarija; Monteagudo, en Chuquisaca; Puerto Acosta, Corocoro, Nazacara de Pacajes, en La Paz.
 
“Es muy preocupante la situación en esos sectores, es por eso que se está gestionando toda la ayuda posible. Estamos trabajando para colaborar a las comunidades”, dijo Tuco.
El Gobierno destinó tres millones de dólares para que el Viceministerio de Defensa Civil ejecute tareas de auxilio en las zonas con mayores problemas. “Los alimentos que estamos distribuyendo son gracias a estos recursos y esperamos que otras instancias internacionales también colaboren”, sostuvo Tuco.
 
Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), el déficit de lluvias persistirá este mes; los especialistas consideran que las primeras precipitaciones se registrarán en diciembre.
Ante esto, Tuco aseguró que las autoridades nacionales entregarán agua en bidones hasta que concluya esta etapa.
 
De todas maneras, el paisaje de los municipios declarados en alerta naranja es desolador. La tierra está seca, las plantaciones se han perdido y los animales agonizan.
El municipio de Cabezas, en la provincia Cordillera de Santa Cruz, tiene sólo dos cisternas para distribuir agua a 30 comunidades afectadas por la sequía, reportó ANF.
El alcalde de Cabezas, Vertí Cañizares Castro, informó que por la sequía y la carencia de forraje murieron alrededor de 450 cabezas de ganado. Por esto, pidió apoyo inmediato al Gobierno central.
“En el sector sur del municipio ha muerto mucho ganado de hambre y sed, y no tenemos ninguna ayuda”, reclamó el edil.
 
Al menos 30 de las 60 comunidades de Cabezas lamentan la pérdida de ganado y cultivos por el déficit de lluvias.
 
“Ya no hay alimentos para los animales, si bien la gente tiene alimentos para sobrevivir, los animales se nos mueren”, destacó el alcalde Cañizares.
 
Hace dos meses, el municipio se declaró en emergencia por la sequía, pero aún no recibió asistencia, más allá de la que brindó la Prefectura con la asistencia de las dos cisternas.
 
La Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) captará agua desde un manantial ubicado en la plaza Arandia, en Villa Fátima. La tarea comenzará la próxima semana y tiene el propósito de garantizar la distribución del líquido a la población.
 
“Desde el año pasado estamos realizando evaluaciones para captación de manantiales en diferentes sectores y vimos que algunos tienen caudales muy pequeños y otros que no son aptos para realizar el tratamiento de sus aguas. Se determinó captar el agua de esta vertiente de Villa Fátima”, explicó a La Razón el gerente técnico de EPSAS, Jorge Zotez.
 
Este trabajo permitirá la transferencia de agua desde el sistema de Pampahasi hasta el sistema de El Alto, para que luego sea distribuida a diferentes zonas de La Paz. Según Zotez, esta acción servirá para prevenir posibles carencias de agua potable en tiempos de crisis.
 
El volumen de evacuación de agua del manantial de Villa Fátima es de cinco litros por segundo.
A las 12.16 el sol pasará por el cenit de la ciudad de La Paz; eso significa que el astro llegará a esa hora a la máxima altura del año con respecto al horizonte.
 
Esto quiere decir que la urbe pasará por el “día sin sombra”, que se caracteriza porque los objetos delgados no proyectan sombra y los rayos ultravioletas aumentan; expertos aconsejan protegerse de la radiación
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomendó a la población que evite exponerse a los rayos ultravioletas o, caso contrario, utilice protectores solares y gorras para evitar insolaciones.
 
El “día sin sombra” se repetirá en otras urbes según el siguiente rol: en Cochabamba el 12 de noviembre, el 13 lo hará en Santa Cruz y en Oruro; el 18 en Sucre, el 21 de noviembre en Potosí y, finalmente, el 2 de diciembre el sol estará vertical sobre Tarija.
Esta época del año los rayos ultravioletas son extremos y por tanto las precauciones también deben ser extremas, recomienda el organismo.
 
Las aguas del Titicaca bajaron 4,5 metros en el último mes
 
La intensa sequía que soporta el altiplano paceño provocó que en el último mes el nivel de las aguas del lago Titicaca descienda en 4,5 metros, según un reporte del Viceministerio de Defensa Civil.
Luego de dar la información —emanada de un estudio de hidrografía de la Fuerza Naval— el viceministro del área, Hernán Tuco, señaló que “la falta de lluvias es alarmante y ojalá se cumpla la previsión del Senamhi de que éstas empiecen la segunda quincena de este mes”.
 
“La ausencia de precipitaciones pluviales —agregó la autoridad— y el intenso calor (desde hace dos semanas la temperatura en el lugar promedia los 18 grados centígrados) ponen en riesgo a la biodiversidad acuática, en especial el suche, el carachi y la trucha, y a la rica vegetación”.
 
El lago Titicaca está ubicado entre la provincia peruana de Puno y el departamento boliviano de La Paz, a 3.810 metros sobre el nivel del mar. Tiene 204 kilómetros de largo por 65 de ancho, un aproximado de 8.562 kilómetros cuadrados, de los que 4.772 pertenecen a Perú y 3.790 a Bolivia.
 
Félix Trujillo, director del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), señaló que la situación del lago “está cerca de alcanzar el récord histórico que se dio en 1943 cuando la baja de la altura del agua fue de cinco metros”.
 
En contrapartida, sostuvo que el mayor nivel se dio en 1986, cuando subió en un promedio de un metro, debido al exceso de lluvias a causa del fenómeno de El Niño. El especialista añadió que “debido a la situación climática que estamos atravesando, la tendencia es que las aguas del Titicaca sigan bajando”.
 
Según especialistas del Consejo Nacional para la Reducción de Riesgos y Atención de Emergencias y Desastres (Conarade), el lago sagrado posee una profundidad máxima de 283 metros (en el sector más hondo), y una mínima de alrededor de 45 metros (en la zona más baja).
 
Un descenso repentino y considerable del nivel del agua provocaría desequilibrios en la flora y fauna de la región, y afectaría a la pesca que es una de las principales fuentes de ingreso de decenas de comunidades paceñas.
 
De acuerdo con cálculos del Senamhi, debido al desequilibrio de la corriente, el fenómeno también puede provocar inundaciones de poblaciones ubicadas en la ribera y de las islas e islotes.
 
Un informe de la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT) —entidad conformada por representantes de Bolivia y Perú— indica que, además de decenas de variedades de peces y aves, y la rana gigante, conocida como rococo, el ecosistema de este recurso hídrico se compone por vegetación anfibia, sumergida y flotante, dividida en 12 variedades, las más importantes de las cuales son la totora, la yana llacho, la lenteja de agua y la purima. Éstas y otras especies de flora son utilizadas para la alimentación de humanos y ganado, y para la artesanía y elaboración de vestimenta.
 
La contaminación, otra de las amenazas del lago
 
Además del riesgo para la flora y fauna del Titicaca ocasionado por la falta de lluvias, el lago sufre desde hace varios años una intensa contaminación por aguas servidas y de desechos mineros.
 
Según un informe publicado por La Prensa en diciembre de 2008, la bahía de Cohana (Bolivia) y los alrededores de Puno (Perú) son las zonas más afectadas. La planta de Puchucollo solamente alcanza a tratar parcialmente el 45 por ciento de las aguas del alcantarillado de El Alto, el resto va a parar directamente al río Seco, que es afluente del río Katari, el que a su vez desemboca en la bahía de Cohana.
 
De acuerdo con denuncia recogida aquella vez por este medio, de parte del Movimiento por la Vida y el Titicaca, y los comunitarios de la región, la contaminación alcanza además a las islas Quehuaya, Pariti y Suriqui, donde el agua ya no es potable y la pesca tiende a desaparecer.
 
La información fue confirmada por la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), que considera que “la tendencia es claramente a empeorar, ya que el volumen de aportes de aguas residuales aumenta a diario”.
Lidema sostiene que el vertido estimado de aguas residuales domésticas, industriales y mineras —provenientes, además de El Alto, de Laja y Viacha— es de tres a cinco millones de metros cúbicos por día o su equivalente de 3.000 a 5.000 millones de litros.
 
Una gran superficie del lago Menor —la parte más afectada en el lado boliviano— tiene profundidades menores a siete metros, lo que permite la acumulación de la contaminación ambiental, principalmente en sus bahías.
Los comunarios de la zona lacustre, en su mayor parte artesanos que usan la totora como materia prima y comercian el producto de su pesca, efectuaron desde el año pasado reiterados pedidos de atención al Gobierno e incluso algunos amagos de movilizaciones que no prosperaron pese a que no hubo atención a las demandas.
 
Fuente: Grupo Latinoamericano frente al Cambio Climático
 
 
COORDINADORA ANDINA DE ORGANIZACIONES INDÍGENAS – CAOI
Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile, Argentina