Tendencias de la estructura agropecuaria y el impacto del medio ambiente
El comportamiento del sector agropecuario nacional, presenta desde 1950, según fuentes de información oficial, diferentes puntos de inflexión, principalmente en el factor tierra, que denotan una recomposición en su tenencia y usos, como resultado de las políticas de reforma agraria de la década de los 80’s que buscaban, en teoría, una “mejora redistributiva” de la tierra agrícola.
A lo largo de 58 años en el período de referencia [1950-2008] la agricultura ha venido presentando un comportamiento cíclico y heterogéneo, asociado al énfasis, de la política agrícola implementada; por ejemplo, la estructura agraria para estos años, se incrementó en número de explotaciones agropecuarias pasando de 174 mil en el año de 1950 a 397 mil explotaciones para el año 2008, mostrando una superficie promedio en reducción de 7.5 Mz. en promedio a 3.2 Mz. (datos del artículo Falta de Capitalización del Sector Agropecuario del Doctor Salvador Arias).
A esta situación le incorporamos el cambio climático que representa una seria amenaza para las sociedades centroamericanas por sus múltiples impactos previstos en la población y en los sectores productivos, ya que somos una de las regiones más vulnerables ante los embates del cambio climático. Al igual que el resto de los países centroamericanos, El Salvador es altamente vulnerable a los efectos climáticos. En años recientes este país ha visto aumentar el número y la intensidad de los desastres naturales, con sus altas repercusiones sobre la economía del país. Un sector que es fundamental como proveedor de empleos y como impulsor del crecimiento económico es el agropecuario, el cual es altamente dependiente del clima y sobre él se han contabilizado grandes pérdidas ante los efectos climáticos.
En la actualidad éstos se intensifican, aumenta la temperatura general, llueve demasiado en poco tiempo, se generan inundaciones, vientos fuertes y lo que más nos afecta en este momento es la nula lluvia en lo que va del periodo invernal. Hacia el año 2100 algunos escenarios proyectan que el clima aumentará entre 2º C y 5º C y que la precipitación disminuirá entre 18% y 40%. Lo anterior hace necesario orientar de forma adecuada las políticas agrícolas y ambientales, pero para ello es importante conocer cómo serán los impactos. Lamentablemente ya se nos está agotando el tiempo ya que tenemos la peor de las sequias que ha afectado a El Salvador. (Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales).
Esta situación ha obligado a las autoridades y organizaciones campesinas a manifestarse y hacer sus propios análisis y propuestas, permitiendo que en las últimas horas el Ministro presente una propuesta de emergencia nacional debido a la falta de lluvia, de la misma forma el Frente Nacional Agrario FNA, lanzo en una conferencia de prensa su propuesta que entre otros postulados tiene los siguientes:-
Posición y propuestas del Frente Nacional Agrario FNA, ante la sequía que aqueja a los productores de granos básicos y a todo el país. Considerando efectivamente que nuestras bases nos han reportado daños en los cultivos, de cereales y consientes que debemos esperar la evaluación que realiza el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en base al levantamiento de información de las brigadas de encuestadores, desplegadas en todo el país. Para tener datos fidedignos de la perdida que esta sequia nos está provocando y que es una manifestación del cambio climático. Fenómeno provocado por los países industrializados que irresponsablemente emiten a la atmosfera grandes cantidades de gases de efecto invernadero.
En ese contexto proponemos hacer los máximos esfuerzos por ampliar las áreas de cultivo en la siembras de Postrera, (cultivos de cereales al cierre de la época invernal) a fin de recuperar la producción que por el momento se encuentra literalmente perdida y que en la medida de lo posible contamos con el apoyo de los paquetes agrícolas que proporciona el Gobierno a Través del Ministerio de Agricultura y Ganadería, proporcionados en base a las necesidades de los productores, entregando cantidades de semilla según el área a cultivar.
Es importante que se pueda apoyar a grupos de productores, cooperativas y empresas agrícolas que tengan condiciones y un proyecto viable de producción de granos básicos. Que sigan utilizando semillas nacionales, o de empresas centroamericanas; semillas no transgénicas, porque estas permiten mayor resistencia a la sequía porque son tropicalizadas y nos permite mantener nuestras semillas.
Se deben identificar tierras fértiles, ociosas con potencial productivo a fin de que productores con ganas de trabajar, y que no poseen la tierra produzcan alimentos. Para lo cual se deben buscar soluciones en el marco de la legislación vigente.
Elevar los niveles de producción es un reto de todas y todos los salvadoreños; para ello las alcaldías municipales deberían reorientar los fondos FODES y destinarlos a apoyar iniciativas locales de producción de alimentos, priorizando sobre obra “gris” y actividades no productivas que normalmente realizan las comunas, con ello garantizaran la autosuficiencia en alimentos a nivel territorial.
Instituciones como La Defensoría del Consumidor y la Fiscalía General de la República, deben establecer un estricto control sobre el actuar en el caso de las alzas de los precios de los granos básicos. Se debe poner atención a los acaparadores y especuladores que ya han sido denunciados en años anteriores y que en estos momentos ya están especulando con los precios de los cereales.
Finalmente los dirigentes del sector campesino representado en el Frente Nacional Agrario dijeron que el tema de la sequia no se debe politizar por los politiqueros sin embargo aclaran que estos son los resultados que evidencian que el cambio climático ya está dando muestras de efectos adversos sobre el sector agropecuario, los cuales a futuro podrían intensificarse en caso de que las condiciones de producción permanezcan constantes. Al examinar los casos del maíz, el frijol y el arroz, tres de los productos más importantes en la alimentación y la economía de los salvadoreños, se encuentra que es probable que la temperatura que permite los mayores rendimientos se haya superado, por lo que un clima más cálido podría traer consecuencias adversas sobre la producción. Niveles de precipitación ligeramente más elevados que los actuales podrían compensar dichas caídas; no obstante, las proyecciones indican que la precipitación tenderá a la baja. A partir del análisis de la producción de cereales, la producción pecuaria y la agropecuaria en su conjunto se encuentra que es probable que esté por alcanzarse la temperatura que permite obtener los mayores rendimientos, por lo que el cambio climático podría ser benéfico para algunos cultivos y sectores. No obstante, ello únicamente ocurriría en el corto plazo, puesto que a largo plazo el sector agropecuario tendría pérdidas importantes, las cuáles podrían ubicarse, entre 2% y 8% del PIB de 2007 de forma acumulada hacia 2100 empleando tasas de descuento de 2% y 4% y dependiendo de la severidad de las variaciones climatológicas. Con menores tasas de descuento las pérdidas podrían multiplicarse cerca de tres veces. (Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales).