El Congreso General Ngäbe-Buglé, con relación a la instancia acordada por la "Cacica" Silvia Carrera y el presidente Juan C. Varela para ratificar el acuerdo de Barro Blanco, ha hablado ¡Alto y Claro!, y ha rechazado ese acuerdo.

Lo ha rechazado por partida triple: Primero: la persona que firmó en nombre de la comarca, osea, la cacica Silvia ni siquiera se presentó ante el Congreso, con lo cual perdió autoridad moral y política. Segundo: la cacica fue destituida por haber firmado ese acuerdo sin consultar y Tercero: el acuerdo fue rechazo por mayoría en una votación secreta.

Lo actuado por el Soberano Congreso, han sido decisiones democráticas, tomadas libremente y ante los medios de comunicación; contrario a lo que han hecho los gobiernos panameños, quienes desde hace más de una década, acordaron con la empresa GENISA, violando las leyes ambientales, la construcción de la represa sin informar, ni consultar a los afectados; y que sólo se han burlado de la nación Ngäbe-Buglé con negociaciones ficticias para ganar tiempo y construir de todas maneras la presa.

Ante esta decisión incuestionable del pueblo Ngäbe-Buglé, lo único que cabe, como ellos mismos así lo han planteado, es la demolición de la presa.

Pero la respuesta del gobierno Panameñista, a través de la vicepresidenta y canciller Isabel de Saint Malo, en su lógica maquiavélica, es de proponer continuar "dialogando", para así seguir ganado tiempo y apostar a la división entre las autoridades a lo interno de la comarca.

Por otro lado, hay que manifestar nuestra preocupación, ya que al parecer, hay algunos caciques y dirigentes de la comarca que pretenden seguirle el juego al gobierno, alegando que no están de acuerdo con la cacica porque firmó sin consultar; pero dejan entrever que están dispuestos a "negociar un nuevo acuerdo". 

Por lo que, vale manifestarle a aquellos que se quieran prestar para esa maniobra; le recordamos que la consigna de los conquistadores siempre ha sido "divide y vencerás".

Como Polo Ciudadano, respaldamos la decisión soberana del Congreso General Ngäbe-Buglé y en ese sentido consideramos que el camino único y consecuente que queda es la demolición de la presa, por dos motivos: Uno, porque reiteradamente el pueblo Ngäbe-Buglé lo ha rechazado por más de una década, en diversas formas de luchas, y Dos, porque el fondo de la cuestión es una hidroeléctrica comprometida con el mercado internacional, y que fue construida sin estudios serios de impacto ambiental, en el que no se consultó a los verdaderos afectados y que actualmente afecta comunidades indígenas, la ecología y restos arqueológicos.

Señor Presidente: ¡NO, ES NO!

El pueblo Ngäbe-Buglé habló ¡Alto y claro! Nuevamente: ¡ÑAGARE BARRO BLANCO!

Panamá, 21 de septiembre de 2016.

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