El Foro Patriótico es una gran conferencia nacional de las fuerzas de izquierda, revolucionarias, progresistas, democráticas y nacionales, de todos los sectores, partidos y movimientos sociales que luchan contra las políticas coloniales, imperiales y neoliberales en Haití.

 

Se realizará del 27 al 31 de agosto 2019, en Papaye, en la Escuela de Formación de Cuadros Campesinos del Movimiento Campesino de Papaye, en dónde se desarrolla también, desde el 2018, la experiencia de la Escuela de Formación Política Charlemagne Peralta.

 

Participarán más de 250 dirigentes de las organizaciones campesinas, sindicales, juveniles, barriales, estudiantiles, femeninas, de la sociedad civil, de derechos humanos, religiosas y empresariales.  Estarán presentes, además, una decena de delegados y delegadas internacionales de países como Venezuela, Brasil, Argentina, Sudáfrica y los Estados Unidos, provenientes de organizaciones de ALBA Movimientos, La Vía Campesina y la Asamblea Internacional de los Pueblos.

 

El Foro se propone llegar a una lectura común sobre la profunda crisis que vive Haití, sus causas históricas y estructurales y sus responsables nacionales e internacionales. El objetivo central es llegar a un entendimiento nacional entre las fuerzas vivas del país, y trazar un plan de acción común para lograr la dimisión del presidente Jovenel Moïse y comenzar una transición política popular y soberana en beneficio de las grandes mayorías.

 

El contexto nacional

 

El país está siendo destruido bajo una crisis sistémica que pone nuestra propia existencia en peligro, dado que estamos sufriendo en simultáneo una crisis medioambiental verdaderamente grave, una crisis económica, social, financiera, alimentaria, política, identitaria, ética y moral. No hay ningún aspecto de la vida del país que no esté en crisis. Las personas están muriendo asesinadas por los ataques de bandas armadas. Grupos de bandidos han tomado control de diversos territorios en el país, con la bendición del poder de los bandidos del Estado, que supuestamente están al frente del país. Decimos supuestamente porque hoy en día en Haití no hay tal Estado. El país no reconoce a Jovenel Moïse como autoridad política.

 

La mayoría de la población está sumida en la desesperación. Esa es la causa de que muchas personas, tanto jóvenes como adultos, hayan dejado el país. Su situación es crítica dado que están viviendo en la ilegalidad en muchos países que intentan devolverlos a Haití. Aquellos que regresen quedarán en la pobreza dado que vendieron cuanto tenían, así como las familias que los ayudaron a partir.

 

Más del 80% de la población está en el desempleo o en el desempleo invisible. Estamos bajo una tasa de inflación del 20%. Tenemos además un déficit en la balanza comercial de 4 millares de dólares. Eso quiere decir que el Estado abandonó la producción nacional, que entregó la economía del país en las manos de la burguesía comercial. La carestía de la vida impide a las masas populares alimentarse. El precio de los productos de primera necesidad aumenta cada día porque la moneda nacional, el gourde, no puede mantenerse frente a la especulación del dólar.

 

Estamos bajo una crisis política crónica que con el régimen del partido PHTK se ha vuelto aún más grave. Fue muy grave ya durante el gobierno de Michel Martelly, un presidente falsamente presentado como amigo de Haití que ellos insertaron en la izquierda del país para servir los intereses de la oligarquía nacional. Fue para servir a los mismos intereses que Martelly y sus acólitos fabricaron a Jovenel Moïse, “el señor banana” que llevó al país a su estado actual. Los jefes de Jovenel lo sostuvieron aun cuando el pueblo haitiano lleva ya más de un año intentando tumbarlo. Hoy en día Jovenel es un cadáver que se rehúsa a que el pueblo lo entierre, y que aún sueña con revivir.

 

Para enterrar a Jovenel y los intereses del partido PHTK, el país necesita una alianza táctica verdaderamente amplia.  Eso quiere decir que es una urgencia para todos los sectores de la vida nacional reconocer que nada es posible con Jovenel, que nada es posible con el régimen del PHTK, que nada puede hacerse con este parlamento, que se precisa una reunificación para permitir que el pueblo termine de enterrar a este proyecto.

 

Para hacerlo, hay un solo camino: LA UNIDAD EN UNA GRAN DIVERSIDAD. Esa unidad demanda emplazar el interés colectivo delante del interés personal, de grupos o sectores. Eso no quiere decir que ningún grupo o clase deba abandonar sus intereses. Cada grupo, cada sector, cada clase podrá continuar defendiendo sus intereses específicos dentro de una confederación nacional que debe definir lo que haremos en el país los próximos 25 o 50 años.

 

Debemos ponernos de acuerdo sobre un gobierno de transición que trabaje sobre los grandes problemas que afectan a nuestra colectividad. Ningún grupo debe tener la ambición de controlar la transición.  Es colectivamente como debemos definirla. Es el interés general y el interés de todas las personas el que debemos defender por el bien de la comunidad: rehacer la constitución, crear las condiciones para elecciones verdaderas, atacar los problemas ambientales, combatir el hambre y la inseguridad, etc. Es eso lo que nosotros llamamos el interés general, el interés de la colectividad.

 

Resta hacer grandes esfuerzos por la unidad. Se trata del mismo esfuerzo que ha llevado a la creación de numerosos reagrupamientos políticos de diferentes sectores sociales y populares. Esos grupos han planteado numerosas propuestas de transición con muchos puntos en común, aunque su contenido pueda tener pequeñas o grandes diferencias. Algunas diferencias continuarán, pero eso no debe impedirnos llegar a entendimientos que serán un arma para debilitar la fuerza que aún sostiene a Jovenel.

 

 

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