Colombia:

Declaración Política X Marcha Carnaval en Defensa del Agua, la Vida y el Territorio

2018-06-14 21:00:00

“Sé que usted viene a matarme, y como es tan joven no quiero que le ocurra ningún daño. Por eso le entrego estas llaves para que después de que ejecute su propósito, tenga tiempo de huir por la ventana”

 

Estas palabras fueron pronunciadas por Antonio Nariño, a un joven que había sido convencido para asesinarlo en su despacho el 15 de septiembre de 1821. – Ante esta frase el joven contestó: “Me habían dicho que debía matar a un tirano, no a un gran hombre”

 

Con ese coraje y coherencia que demostró Antonio Nariño es que hemos desarmado a los tiranos, dejando siempre claro que el respeto por la vida y el arraigo por el territorio son elementos sustantivos del bienestar general y la defensa de la casa común. Nuestra fuerza es colectiva y nuestro nombre lleva el acento del río y la montaña que nos cobija. Nuestra alegre rebeldía está en las calles hombro a hombro levantando una sola voz.

 

Hace 10 años arrancamos este proceso de movilización festivo y pacífico con el propósito de detener la amenaza latente del extractivismo y la imposición de un modelo político de crecimiento económico basado en la minería, el petrolero y las hidroeléctricas. Para muchos, una tarea imposible de ganar, pero que con amor, convicción y dedicación hemos logrado avanzar.

 

En estos años logramos darle cuerpo a la esperanza y demostrar que no hay imposibles para los pueblos dignos, libres y valientes. La victoria de la Consulta Popular de Piedras y Cajamarca son el claro ejemplo del poder ilimitado e irreversible que tiene el actuar en colectivo, el aprender a ser con otros y el tejer unidad en medio de la diferencia.

 

Hoy tenemos que decir con entusiasmo y alegría que somos un proceso socio-ambiental que camina firme por varias regiones de Colombia y el mundo entero, una muestra de la dignidad y la esperanza de la gente que confronta la cultura de muerte y la codicia minero-energética.

 

A pesar de este importante momento no hay que bajar la guardia. No podemos perder de vista que nuestra historia republicana se ha forjado en medio del crimen y el dolor que reproducen un sistema diseñado para explotar seres humanos y expropiar los territorios.

 

Hoy asistimos al más acelerado y desproporcionado crecimiento del modelo ecocida a nivel mundial. Cientos de megaproyectos se abren paso a pesar de su demostrada inviabilidad técnica, social y ambiental. Un ejemplo palpable de la soberbia e irracionalidad de ello son Hidroituango, Lizama 158, El Quimbo, La Colosa, Minesa en el Páramo de Santurbán, el bloque petrolero COR 62 otorgado sobre el bosque de Galilea en el oriente del Tolima, el Fracking y la minería contaminante. Proyectos que a todas luces desconocen los derechos fundamentales de las presentes y futuras generaciones.

 

Por estas razones es necesario fortalecer la indignación nacional frente a los gobiernos de Andrés Pastrana, Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos, entre otros, por entregar el país a las multinacionales minero-energéticas, las cuales deterioran el ambiente, despojan los territorios, atropellan las comunidades y generan miseria y violencia en todo el país.

 

Debemos seguir defendiendo el derecho constitucional al ambiente sano; fortalecer, apoyar y organizar las consultas populares, los acuerdos municipales y las propuestas de ordenamiento ambiental que prohíban los proyectos minero-energéticos contaminantes que pretenden pasar por encima de los intereses y derechos de las comunidades. La lucha por el ambiente debe estar integrada con la lucha por un sistema social donde la economía, la salud, la educación y la política estén en función de la dignidad humana y los derechos de los pueblos y la naturaleza.

 

A los señores que promueven la cultura de muerte y el extractivismo les decimos que jamás vamos a aceptar su dictadura minera, que no vamos a seguir permitiendo que desnuden, fumiguen, esclavicen y exploten la tierra y nuestros territorios.

 

Los que estamos aquí somos parte del pueblo que repele la barbarie y enfrenta al tirano. Un pueblo digno y alegre que cree en la unidad social como la principal herramienta de la transformación social, la dignidad social y el bienestar colectivo.

 

Mahatma Ghandi, uno de los principales promotores de la paz y la no violencia a nivel planetario  decía: “Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear”.