Colombia: Los símbolos de los pueblos no refrendan infamias
El Tejido de Comunicación conoció hoy, 6 de febrero de 2013, la invitación que hace el gobierno nacional al evento “Periodistas: Daño, Memoria y reparación” con el cual busca hacer una reparación simbólica y concertar las condiciones para garantizar una reparación real a los comunicadores y periodistas que han sido víctimas del conflicto en el ejercicio de su labor. Igualmente, en la programación se puede observar que el evento presuntamente cuenta con la participación de comunicadores indígenas nasa para sus actos protocolarios y simbólicos. Anuncian la entrega de unas pulseras ‘tejidas por indígenas nasa', una de ellas al presidente Santos a cargo de un indígena nasa.
Por supuesto que los comunicadores indígenas del norte del Cauca hemos sido particularmente afectados en este conflicto, no sólo por la labor comunicativa de alto riesgo sino porque estas afectaciones las enfrenta nuestra propia comunidad. Lo que es de suma importancia aclarar es que el gobierno también ha sido y es responsable del conflicto y la afectación, señalamiento y persecución que sufrimos como comunicadores indígenas. Las locomotoras, el Plan Colombia, el TLC y toda la política pública del estado tiene como propósito entregar el territorio y los pueblos a intereses transnacionales y transformar un proceso milenario en mercancía. Por lo tanto, en correspondencia a la consciencia, la resistencia y el Plan de Vida, no podemos reconocer que este gobierno y su presidente hayan reparado y menos protegido el proceso de comunicación de los pueblos y mucho menos su palabra.
Un acto simbólico, utilizando las manillas que tejen nuestros jóvenes, nos recuerda a otro de tantos actos en este gobierno. Como cuando el presidente fue ungido por los Mamos, que no correspondió a un encuentro honesto en el que el gobierno se comprometiera a velar por los derechos de los pueblos de la Sierra Nevada, sino a la manipulación de sus espacios propios para permitir el sinnúmero de concesiones y proyectos para explotar su territorio, desterrando a su gente. Este evento del viernes no sería diferente. Tras la visita de Santos a La María anunciaron el Contrato Plan para darle infraestructura a las locomotoras de la paz, la paz del ecoturismo.
En coherencia con el Foro Nacional de Comunicación Indígena y con la ética del plan de vida vemos que este acto protocolario no sólo no es el camino sino que es un desafortunado espectáculo para manipular nuestro legítimo derecho a la libertad de expresión y a la reparación. Recientemente vivimos una enorme campaña de desprestigio cuando nuestras comunidades decidieron recuperar el territorio sagrado del Cerro El Berlín. Al exigir, tanto a la guerrilla como al ejército nacional, salir de nuestro territorio, el ejército señaló nuestras acciones como aliadas con la guerrilla. La guerrilla por su parte aumentó los hostigamientos. Esto nos trajo graves consecuencias, ambos bandos, tanto la guerrilla como el ejército, señalaron a nuestros guardias indígenas y comuneros, y vinieron las judicializaciones y los asesinatos. Por estos hechos la comunidad de Toribío y del Norte del Cauca exige una justa reparación que no llega. Es decir, por el momento, no hay ni reparación, ni respeto, ni absolutamente nada que reconocer y, en cambio sí, mucho que denunciar, exigir y defender.
Pero sabemos que no sólo los comunicadores indígenas enfrentamos estos atropellos. Igualmente, los periodistas independientes de este país han tenido que soportar la persecución y hasta el exilio. Los ataques contra el periodismo independiente y alternativo hacen parte de una política sistemática que ha mantenido el poder y el statu quo en Colombia. Cualquier política de reparación colectiva debe implicar ese reconocimiento y un plan para restaurar en forma absoluta los derechos asociados a la libre expresión: libertad de prensa, información, opinión y pensamiento.
No concordamos con estos actos simbólicos porque de fondo no hay ninguna reparación a las personas que ejercen el trabajo de la comunicación independiente, alternativa, una comunicación desde y para los pueblos indígenas. Desde el Cauca se viene exigiendo y consolidando una Política diferencial de comunicación, a partir de una amplia y profunda consulta con los pueblos y de exigencias para que ésta se haga realidad a través de las Mesas de Concertación, según le corresponde como obligación al Estado y al Gobierno.
Nuestro compromiso ético comunitario como comunicadores indígenas queda manifestado y concertado en el encuentro nacional de los Pueblos Indígenas: “El Foro Nacional de Comunicación Indígena exige que respeten nuestros Planes de Vida y nuestras propuestas alternativas al proyecto de muerte. Nosotros y nosotras sabemos que tienen que convertirnos en víctimas para despojarnos y que usan toda la política estatal, el modelo económico y el conflicto armado para robarnos. Por tanto demandamos a todos los actores de la guerra el respeto a la vida, al territorio, al derecho internacional humanitario, en particular la garantía a la vida digna, y al ejercicio de la libertad de prensa y expresión a través de los medios de información y comunicación indígenas”, fragmento del Pronunciamiento del Foro Nacional de Comunicación Indígena.
Hasta ahora no hay ni reparación, ni respeto, ni nada que reconocer y en cambio sí mucho que denunciar, exigir y defender. Defender y exigir, porque dudamos que la protección venga, como un acto de buen corazón, de nuestros perseguidores.
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