Las mujeres rurales se pronuncian en la plenaria sobre seguridad alimentaria de las Naciones Unidas:

“Después de diez años de celebración del Día de la Mujer Rural, se nos siguen negando nuestros derechos”

Vía Campesina
2018-10-16 16:00:00

Las agricultoras, las pescadoras, las pastoralistas, las trabajadoras agrícolas y las pequeñas productoras indígenas llevan siglos alimentando a sus comunidades, pero siguen siendo en gran parte invisibles en el mundo de la agricultura.

 

Hoy, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer Rural en el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de las Naciones Unidas en Roma, un grupo de expertas en materia de seguridad alimentaria que representan a organizaciones de base de mujeres se han reunido para compartir sus experiencias, sus luchas y sus reivindicaciones.

 

El acto ha sido organizado por el Mecanismo de la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas (MSC) del CSA, una plataforma que congrega a organizaciones y productores cuyo trabajo se centra en temas de alimentación y nutrición, y que representa a más de 380 millones de miembros en todo el mundo.

 

Al presentar la sesión, Ruchi Tripathi, moderadora del panel y encargada de medios de vida resilientes y justicia climática en ActionAid International, destacó la importancia que reviste reconocer las múltiples identidades y las luchas únicas de las mujeres rurales.

 

Varias oradoras señalaron la existencia de leyes y políticas sobre derechos de la mujer, entre ellas la Recomendación General n.o 34 del Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer sobre derechos de la mujer rural. Sin embargo, se trata de normas que no se están aplicando.

 

La Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Hilal Elver, habló sobre la brecha que existe entre la ley y su aplicación. “La ley no llega hasta las aldeas, ni tampoco a los pescadores o pueblos indígenas”, comentó.

 

La panelista Christina Louwa, del Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP), afirmó: “Es una vergüenza que, diez años después de que se empezase a celebrar el Día Internacional de la Mujer Rural, sigamos teniendo las mismas reivindicaciones y no podamos acceder ni disfrutar plenamente de esos derechos. Las mujeres de las comunidades de pescadores a pequeña escala y las mujeres indígenas son los pilares y la columna vertebral de sus comunidades, además de desempeñar la función fundamental de contribuir a la nutrición y la seguridad alimentaria de sus familias y comunidades. Sus vidas y medios de vida, junto con los de sus propias comunidades, se están viendo amenazados por factores como el acaparamiento de océanos, lagos, tierras y recursos naturales, la privatización, la exclusión, la marginalización, la violación y el acoso sexual”.

 

Christina instó a los gobiernos a implicar a las mujeres de comunidades de pescadores y pueblos indígenas, así como a sus representantes, en la toma de decisiones a todos los niveles.

 

Iridiani Seibert, de La Vía Campesina y coordinadora del sector de mujeres del MSC, también compartió sus reflexiones sobre los diez años de celebración del Día Internacional de la Mujer Rural y destacó el papel central de la agroecología para la realización de los derechos de la mujer.

 

No obstante, también manifestó su decepción tras constatar que prácticamente no se había incluido a las mujeres rurales en la plenaria de apertura del CSA en el Día Internacional de la Mujer Rural: “Nos duele ver que prácticamente hemos tenido a tres hombres hablando durante la ceremonia de apertura, sin que hubiese ninguna mujer rural”.

 

Las mujeres representan casi la mitad de los 500 millones de agricultores familiares del planeta que producen el 80% de los alimentos en todo el mundo, pero al mismo tiempo son las personas más afectadas por el aumento del hambre a nivel mundial, ya que se calcula que cerca del 60% de los 821 millones de personas que no tienen suficiente para comer son mujeres.

 

A medida que se extiende la agricultura industrial a gran escala, las mujeres se están viendo desposeídas y están presenciando la pérdida de sus conocimientos sobre métodos de producción sostenible de alimentos.

 

La oradora Azra Sayeed, de la Alianza Internacional de Mujeres y procedente de Pakistán, afirmó que la exigencia más importante para los gobiernos que se reúnen esta semana es la distribución equitativa de la tierra.

 

“Sin tierras, las mujeres se ven obligadas a acceder a distintas formas de explotación laboral. También exigimos que se destinen fondos públicos a la promoción y práctica de la agricultura agroecológica. Las mujeres reivindican la soberanía alimentaria porque permite que se sitúe a los pequeños productores, y en especial a las mujeres, en el centro mismo de la toma de decisiones, un proceso que facilitará que las trabajadoras agrícolas sin tierras puedan construir una sociedad sostenible, tanto ahora como para futuras generaciones”.

 

La oradora Paulomee Mistry, representante de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA), expuso la necesidad de pagar un salario digno a los trabajadores agrícolas y de reducir la diferencia salarial entre hombres y mujeres.

 

Comentó las experiencias de las mujeres que trabajan en las plantaciones de té en la India, donde las trabajadoras representan el 80% de la mano de obra, pero apenas constituyen el 1% de los supervisores, lo que conlleva que se enfrenten a la violencia y el acoso en el lugar de trabajo. Además, están expuestas a salarios bajos y la falta de seguridad laboral, lo que las vuelve vulnerables desde el punto de vista social, económico y físico.

 

María Teresa Álvarez explicó las experiencias de las pastoralistas argentinas. Comentó que las comunidades se están viendo gravemente afectadas por el acaparamiento de tierras y por la reducción del espacio para sus prácticas agrícolas tradicionales. Al mismo tiempo, se están introduciendo alimentos altamente procesados, en especial en las escuelas, que dañan la salud de la población.

 

Después de la sesión, Ruchi Tripathi, de ActionAid, declaró lo siguiente: “De las experiencias de estas mujeres se extrae con claridad que no puede haber una solución para el aumento del hambre en el mundo sin que se restablezcan los derechos de las mujeres y las comunidades rurales sobre los recursos naturales, y sin invertir en la agricultura agroecológica resiliente al clima, que está basada en sus conocimientos”.