¡Exigimos cobrar la deuda!

2014-10-05 16:00:00

 

Las mujeres no podemos esperar más |

 

En las últimas semanas asistimos a un escenario nacional atravesado por la negociación con los fondos buitres. Todo discurre entre una oposición conservadora que afirma que no es serio no cumplir con los compromisos internacionales y un gobierno nacional que alega voluntad de pago pero en términos y condiciones decididos soberanamente. Las denuncias de la presidenta contra el juez Griesa y contra el gobierno norteamericano en la ONU se mueven en un campo de juego limitado por el fuerte consenso pagador que impera en nuestro país.

 

Sin embargo existe otra realidad, invisibilizada, no mencionada o mencionada superficialmente: la deuda interna, la deuda que la Argentina mantiene con los sectores populares y, dentro de ellos, con las mujeres y las personas con identidades sexuales disidentes.

 

Las mujeres somos siempre las que podemos esperar, las que soportamos ajuste tras ajuste, las que nos arreglamos con lo que hay, la moneda de cambio de muchos proyectos políticos que sienten que nuestros derechos piantan votos o las tenidas en cuenta instrumentalmente porque reconocernos derechos “garpa”. Endiosadas o esclavizadas, agigantadas o minimizadas, casi nunca somos consideradas sujetas plenas de derechos.

 

Pero aquí estamos. Las muertas por abortos clandestinos, las desaparecidas por las redes de trata, las asesinadas por ser mujeres, lesbianas, travestis, las víctimas de violencia en nuestras casas, las trabajadoras precarizadas, las campesinas desplazadas de sus territorios y las mujeres de los pueblos originarios.

 

Y hastiadas de esperar y de ceder nos rebelamos.

 

¡Exigimos soberanía sobre nuestros cuerpos! Porque no concebimos soberanía alguna sin el derecho a decidir sobre el territorio más íntimo y personal que es nuestro cuerpo. Por eso, junto con la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito decimos que el derecho al aborto es una deuda de la democracia y luchamos por educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Exigimos la posibilidad de interrumpir un embarazo no deseado en hospitales públicos y el fin del negocio del aborto clandestino que lucra con nuestras vidas y nos condena a la muerte. Demandamos el pleno ejercicio de nuestros derechos sexuales y reproductivos, junto con el diseño y la implementación de políticas públicas integrales de salud. Nos insubordinamos ante el fundamentalismo de las jerarquías eclesiales, que pretenden erigirse en el imperio moral que hace y deshace nuestras vidas y seguimos alzando la voz por un Estado laico, donde las mujeres decidan, el Estado garantice y las iglesias no intervengan.

 

¡Ni una mujer menos, ni una muerta más! Un femicidio cada 30 horas es la expresión más brutal de un patriarcado que ha hecho de nuestros cuerpos y nuestras elecciones de vida un territorio de disputa. Y esto debe terminar, por Paola Acosta, por Melina Romero y por todas. Por eso denunciamos la ausencia de políticas públicas para prevenir, asistir y erradicar la violencia de género y exigimos la inversión de recursos materiales y financieros que estén a la altura de asistir y contener a las mujeres en situación de violencia.

 

¡Exigimos la reglamentación e implementación de todos los artículos de la Ley de Identidad de Género! Porque detrás de los bombos y platillos de la inclusión y la igualdad tan pregonada por sectores afines al gobierno nacional, lo cierto es que aquellos artículos de la ley que garantizan el acceso a la salud como dimensión constitutiva del reconocimiento de la expresión de género así como las oportunidades reales de inserción laboral y social, aún brillan por su ausencia. Y somos precisamente aquellas corporalidades disidentes a la heteronorma patriarcal, las personas trans y travestis, quienes nos llevamos la peor parte.

 

¡Desmantelamiento de las redes de trata y reglamentación de la ley contra la trata de personas! La trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual es el punto más alto de la mercantilización de nuestros cuerpos. Más allá de las leyes y los anuncios al respecto, las mujeres y niñas continúan desapareciendo y permanecen atrapadas en manos de las redes. Denunciamos la complicidad del poder político, la Justicia y las fuerzas de seguridad con estas mafias y exigimos la aparición de todas las desaparecidas, el desmantelamiento de las redes mafiosas y el fin de la connivencia estatal.

 

¡Las mujeres no vamos a seguir soportando los ajustes! Conocemos bien las consecuencias del escenario de recesión que comenzó a afectar a amplios sectores de trabajadores con despidos y suspensiones. Sabemos que estos panoramas significan un empeoramiento de nuestras condiciones laborales y de vida: más trabajo precarizado y sobreexplotado, más trabajo doméstico, reforzamiento del rol de “cuidadoras de familia” y amenazas concretas de ser las primeras en perder el trabajo o perder ciertos derechos. ¡Exigimos políticas de protección integral de los puestos de trabajo y ni un paso atrás en nuestros derechos laborales! ¡Salario igual a la canasta familiar y la apertura de jardines materno / paternales en todos los lugares de trabajo!

 

¡Luchamos por la soberanía de nuestros territorios! Porque así como se mercantilizan nuestros cuerpos, las corporaciones trasnacionales con el apoyo de los gobiernos saquean, contaminan y arrasan los bienes comunes de nuestra tierra. Exigimos el fin de la aplicación del modelo extractivista que provoca graves consecuencias en nuestros territorios y en nuestras vidas. ¡Basta de destrucción del medio ambiente, de la contaminación de los ríos, de la deforestación de los bosques y selvas, del control de las semillas, de las fumigaciones que nos envenenan, nos matan y nos obligan al desplazamiento forzado!

 

Y el 11, 12 y 13 de octubre las compañeras de PATRIA GRANDE vamos todas al XXIX Encuentro Nacional de Mujeres de Salta, como parte de un movimiento de mujeres y feminista que nos encuentra en pie de lucha, dispuestas a no ceder en nada de lo conquistado y convencidas de que hay que ir por más.

 

Los buitres y las grandes corporaciones del sistema financiero pueden esperar. Nosotras no, ya esperamos demasiado. ¡Ahora vamos por todo!

 

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