¡A las caras lindas de mi gente negra! ¡a las juventudes indígenas!
¡A todos los jóvenes de Cali!
¡A los jóvenes hombres y mujeres de la primera línea de la resistencia popular en Cali!!
¡A nuestros muertos, heridos y desaparecidos!
Sus vidas en los puntos de resistencia no es una racionalidad política, va mucho más allá, es una pasión, una forma de estar en el mundo, una solidaridad entrañable de amigos y de parces, un compromiso que involucra todo el ser y el hacer, el pensar, el sentir y el obrar, en construcción de un ser revolucionario que domina los sueños, los deseos y la utopía posible de ver una Colombia sin explotación, sin las opresiones de una clase capitalista voraz que sólo ofrece muerte y militarización.
El punto de bloqueo y resistencia se ha convertido en el lugar propio y común, allí se sintetiza la vida personal con la colectiva. Es el sitio donde se discuten y se deciden desde los problemas personales hasta la estrategia política de este levantamiento popular en Cali.
Las vidas individuales no están aisladas en sus roles como en tiempos normales y días rutinarios, la vida de cada uno no está aislada de la de todos. ¡Hay un Nosotros! ¡Y ese Nosotros se forja en la barricada y en el punto de resistencia!
El amor, la política, los afectos esta todo mezclado en el punto del bloqueo.
Esta gesta y lucha por el pueblo de los barrios de Cali será inolvidable. Esta lucha ha dado sentido a sus vidas, es la alegría de poder vivir. El nivel de heroísmo y de desprendimiento es muy grande. No hay nada en la vida que nos haga vibrar como la posibilidad de ver un futuro mejor detrás de un punto de resistencia.
Para el gobierno, el joven que defiende la barricada es disidente y el disidente es enemigo; la disidencia de opinión es guerra y hostilidad, que autoriza la represión y la muerte.
Cientos de jóvenes de primera línea aguantan los gases lacrimógenos, las balas desde los vehículos sin identificación policial en las noches, la tortura y la desaparición forzada.
Si el gobierno no es capaz de dar soluciones económicas y sociales, si no es capaz de controlar las bandas privadas de pistoleros ricos de Cali y el desborde criminal de la fuerza pública, entonces los jóvenes de las diversas líneas de resistencia deben organizarse y constituir su guardia popular para defenderse y seguir luchando por sus derechos en sus barrios. Es el ejemplo de la guardia indígena y cimarrona del pueblo afro.
El nivel de la lucha en Cali, ¡requiere de un cambio hacia la superioridad táctica! volver alternar la resistencia en los puntos de bloqueo, aumentarlos y extenderlos, con acciones masivas de lucha por las reivindicaciones del Paro y llenar las plazas, ¡única manera de no dejarse arrinconar por la estrategia militar del gobierno!
Las asambleas populares deben mantenerse para no perder el contacto con los pobladores del barrio y del territorio. Las asambleas son el corazón del poder popular. ¡El poder está en el pueblo!
Habrá mesas de negociación siempre y cuando, no se juegue sucio, de hacer simulacros de negociación mientras se ataca los puntos de la resistencia; Si tenemos garantías para negociar, con orden expresa de parar la matanza de la policía contra los jóvenes, detener a los paramilitares de blanco y que aparezcan nuestros jóvenes desaparecidos y demás garantías y exigencias de la Unión de Resistencias de Cali.
Hombres y mujeres de la primera línea y de toda la resistencia, no olvidar: “Movilidad constante. Vigilancia constante. Desconfianza constante”.
¡¡FIN DEL MODELO ECONÓMICO NEOLIBERAL DE HAMBRE Y MUERTE!!
¡NO A LA MILITARIZACIÓN, A LA GUERRA Y AL ESTADO DE CONMOCIÓN INTERNA IMPUESTO DE HECHO POR EL GOBIERNO DUQUE!
¡FUERA DUQUE Y EL MAL GOBIERNO!
¡¡EL PUEBLO NO SE RINDE CARAJO!!