Avanzar unidos hacia la justicia climática
Para detener el cambio climático: cambiemos el modelo económico
Pronunciamiento de la ASC ante la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra.
1.- El fracaso de la COP-15 en Copenhague para alcanzar, dentro de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC) y del Protocolo de Kyoto, un acuerdo vinculante sobre los compromisos de reducción de emisiones por parte de los países del Norte, y la falta de acuerdos en materia de financiamiento y transferencia gratuita de tecnología a los países del Sur y de profundización del Protocolo de Kyoto, responden tanto a la falta de voluntad política de los principales países del Norte, como a una estrategia neocolonial que pretende darle continuidad a un modelo económico, político y civilizatorio, que constituye una de las principales causas de la crisis climática.
2.- La nueva ofensiva encabezada por EUA y la UE busca desconocer a la ONU como marco multilateral de las negociaciones sobre cambio climático. La falta de voluntad de los países del Norte y el uso de estrategias antidemocráticas y trabas para asumir compromisos vinculantes que han impuesto no han logrado impedir que las negociaciones de los últimos se hayan desarrollado bajo los principios del derecho internacional y del reconocimiento de las responsabilidades comunes pero diferenciadas (establecidas en el insuficiente y parcial acuerdo de Kyoto). Ahora ese marco de negociación pretende ser sustituido por un “mini-multilateralismo”, que será el espacio de decisión de una oligarquía global, en el que las instituciones financieras de la globalización corporativa como el Banco Mundial, sus bancos regionales y el FMI, jugarán el papel rector en promover las políticas de mercado y las falsas soluciones tecnológicas; poniendo en práctica la vieja política de la zanahoria financiera o castigo y atentando contra las bases del derecho internacional y la justicia.
3.- Las demandas de Justicia Climática junto a Iniciativas como la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, convocada por el gobierno de Bolivia, adquieren mayor importancia que nunca. Su convocatoria y metodología exploran la posibilidad de construir agendas multilaterales con amplia participación civil directa, frente a las evidentes limitaciones de la estructura vigente del multilateralismo de la ONU, a la vez que dinamiza la capacidad de los movimientos sociales para retar y derrotar la nueva ofensiva neocolonial de seudo-sustentabilidad. Debemos aprovecharla para construir un consenso y una agenda de acción común
4.- El movimiento social internacional ha construido numerosas propuestas que se han aportado a esta gran cumbre en Cochabamba que van integrando agendas alternativas, basadas en una postura compartida “cambio del sistema, no del clima”.
5. Apoyamos y promovemos mecanismos o instituciones internacionales, hoy ausentes, para garantizar el cumplimiento de los principios de la justicia climática y de los compromisos internacionales. Dentro de éstas, los pueblos indígenas y las organizaciones sociales del hemisferio hemos demandado la urgente creación de Tribunal de Justicia Climática, para juzgar y sancionar a los Estados y empresas que incumplan compromisos frente al cambio climático para imputar, procesar y sancionar delitos climáticos contra la Madre Tierra y la Humanidad, así como una reforma profunda del sistema de Naciones Unidas.
6.- La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra de Cochabamba ofreció a los movimientos sociales la posibilidad de construir y fortalecer alianzas políticas dinámicas entre nosotros y con algunos gobiernos nacionales y locales progresistas, para luchar en el plano regional e internacional por la construcción de otra política global que efectivamente enfrente la crisis climática y transite hacia la justicia climática y ecológica. Y a la vez, en los planos nacionales y locales, nos exige construir agendas y estrategias que respondan a los intereses sociales, estén en armonía con la Madre Tierra, impulsando el buen vivir frente al anacrónico paradigma del crecimiento ilimitado. Para esa estrategia es fundamental mantener y recrear la capacidad de los movimientos de luchar por sus propios objetivos. Sólo de esa manera los movimientos sociales podemos cumplir con nuestro papel de constructores de otro mundo que es posible, urgente y necesario.
7.- Debemos impedir la pretensión de las élites trasnacionales y locales de echar marcha atrás los compromisos ya pactados, desconociendo la responsabilidad histórica en la crisis climática. Es urgente impedir también los negocios con falsas soluciones, así como los intentos por monopolizar las alternativas y someter las políticas energéticas mundiales a la idea de mantener los monopolios, que no corresponden con la urgencia de encontrar soluciones reales al cambio climático. De nuevo la ganancia privada de unos cuantos se pretende sobreponer a los esfuerzos por defender la vida y la Madre Tierra.
8- Rechazamos el llamado Entendimiento de Copenhague, que pretende eximir a los países del Norte de su responsabilidad histórica, disminuir sus compromisos de reducción de emisiones, continuar promoviendo falsas soluciones y desconocer la necesidad de financiamiento suficiente y sin condicionamientos de crédito para políticas de adaptación y mitigación en los países del Sur. Así mismo, denunciamos los mecanismos antidemocráticos y excluyentes utilizados para la negociación durante la COP 15, los cuales se quieren mantener en Cancún usando los apoyos financieros internacionales como chantaje para conseguir adhesiones a las posturas que se plantean desde los causantes del Cambio Climático.
9.- La COP 16 debe ir más allá de los acuerdos ya establecidos y lograr un acuerdo vinculante, por lo que debemos evitar la pretensión de posponer una vez más la adopción de compromisos durante la COP-16 de Cancún. Escatimar compromisos no sólo tiene carácter de irresponsabilidad global, sino criminal al desconocer la situación de miles de millones de personas que están siendo afectadas por los desastres climáticos y la política neoliberal.
10.- No compartimos la amplia retórica de algunos gobiernos y de muchos organismos regionales e internacionales sobre el combate al cambio climático. Hay una constatada tendencia dominante de llenar las agendas y estrategias nacionales sin la necesaria participación y consulta a la población y con el acento en repetir los dogmas fracasados de la política neoliberal que son alentados desde las instituciones financieras internacionales
Al respecto, se pretende utilizar como países ejemplares y de avanzada ante al cambio climático a aquellos que continúan profundizando el modelo depredador, privatizador y antidemocrático diseñado y fomentado en la complicidad con la lógica mercantilista del Banco Interamericano de Desarrollo y las elites trasnacionales.
En otros casos, al lado de apoyar los múltiples e innegables avances democráticos en muchos países, también registramos positivamente y estimulamos los esfuerzos para la necesaria superación de la dependencia de la industria extractiva y para el cambio de la matriz energética basada en el consumo de combustibles fósiles. Exigimos adoptar políticas reales de mitigación y adaptación que disminuyan o prevengan los impactos ya presentes en nuestros países.
11.- Hacemos parte del movimiento social internacional que defiende la construcción de espacios y propuestas alternativas que reflejen los intereses de la mayoría de los habitantes del mundo y en este sentido apoyamos también una importante corriente de gobiernos que se han enfrentado, resistido, y denunciado la ofensiva neocolonial. Impulsamos los procesos de transición energético justa que permita avanzar en el abandono de los combustibles fósiles a la vez que ofrecer empleo digno a los trabajadores de las antiguas empresas energéticas.
12.- Hoy como nunca, ante la crisis del paradigma civilizatorio, expresado en la crisis climática, los retos son más integrales y quizá se resumen en la necesidad de una política democrática construida con los pueblos y para los pueblos y en armonía con la Madre Tierra. Es necesario, en primer lugar, reconocer que ya se ha producido un daño climático grave que va mucho más allá y trastorna los ritmos naturales del clima; en segundo lugar, es necesario reconocer que se necesitan acciones comunes concertadas por los Estados y los pueblos para enfrentar y remediar ese daño y que los mecanismos de mercado de ninguna manera servirán para ajustar o reparar lo ocurrido a la tierra sino que al contrario han demostrado que agudizan en escala el problema y aumentan el daño al priorizar el lucro; y en tercer lugar es necesario que los estudios, las decisiones y acciones se tomen con la participación activa de la población organizada que al fin y al cabo es el sujeto del derecho colectivo al ambiente sano y el beneficiario directo de la vida de la madre Tierra.
13. Llamamos a los movimientos sociales del continente y del mundo a desplegar una amplia movilización unitaria para exigir soluciones prontas eficaces, denunciar los responsables del cambio climático, ejercer presión sobre los gobiernos para que adopten medidas adecuadas y rápidas para detenerlo y colocar esta reivindicación en la agenda de la lucha social. También nos comprometemos a propiciar una amplia coalición de movimientos sociales que en preparación de la COP 16 en Cancún y durante la misma conferencia, realice vigorosas acciones de masas, de propaganda y de educación.