MST: Continuamos en marcha contr el neoliberlismo
El principal objetivo de la marcha era abrir canales de comunicación con la sociedad.
En todas las ciudades y pueblos por donde pasamos, promovimos debates, reuniones
y encuentros para debatir sobre los problemas de la reforma agraria en Brasil.
Denunciamos la inoperancia del gobierno que, principalmente, a través del Ministro
Raúl Jungmann, se preocupa más de los medios que de hacer acciones concretas para
viabilizar la democratización de la estructura agraria del país.
Mostramos a la sociedad, que la política neoliberal impuesta por Fernando Henrique
Cardoso, está acabando con la agricultura familiar, con el empleo rural y con la
producción de alimentos. Para tener una idea, solamente en los dos años de este
gobierno, más de 830 mil puestos de trabajo fueron extinguidos en el campo.
Nuestro objetivo no era solamente hablar de los problemas de la Reforma Agraria.
Queríamos también, oír a la sociedad. Constatamos que las personas de las ciudades,
también están sufriendo con esa política. Y, que cada vez se vuelve más difícil el
acceso a la educación, a la salud, a la vivienda y al transporte. El desempleo y la
inseguridad no se restringen solamente a las grandes ciudades. Niñez y mendigos
abandonados en las calles, la existencia de favelas y de personas viviendo en
condiciones infrahumanas es parte del cotidiano de todas las ciudades por donde
pasamos.
Comprobamos además que ese gobierno no sólo no hace la reforma agraria, sino
también que no gobierna para la mayoría del pueblo brasileño. Su política está
orientada hacia los intereses de las élites y de los grandes grupos económicos
internacionales.
La Marcha Nacional por la Reforma Agraria, Empleo y Justicia, contagió a la
sociedad de un sueño de que es posible cambiar esa realidad. Y, demostró que los
excluidos de cualquier beneficio económico, social o político, no están vencidos.
Hay disposición y voluntad de lucha. Por donde pasamos, dejamos un rastro de
esperanza.
Más fuerte aún fue la solidaridad recibida. La sociedad recibió, amparó y garantizó el
éxito de la Marcha durante todo su trayecto. Esa solidaridad se materializó a través
de donativos de alimentos, ropas, remedios, de visitas a los acampamentos, de las
conversaciones y palabras de incentivo, de la compra de los materiales de
propaganda, de la apertura de espacios en los medios de comunicación, y a través del
apoyo de los movimientos populares, sindicales y religiosos que nos cedieron sus
sedes. La sociedad siempre estuvo presente en nuestra caminata.
Por eso la llegada a Brasilia significó la coronación de la Marcha. Más de cien mil
personas estuvieron presentes en la capital federal para recibir a los caminantes y
sumarse a la protesta contra la política neoliberal. La participación amplia de
sectores de la sociedad, hizo la manifestación política aún más significativa.
Estuvieron presentes, artistas populares, sindicalistas, personalidades, estudiantes,
partidos políticos, movimientos populares y democráticos de nuestro país. Al
contrario de Fernando Henrique Cardoso, que acusó a todos los que concurrieron a
apoyarnos de "subirse al tren" nosotros nos enorgullecemos de la compañía solidaria
de esos combatientes.
El principal objetivo de la marcha era abrir canales de comunicación con la sociedad.
En todas las ciudades y pueblos por donde pasamos, promovimos debates, reuniones
y encuentros para debatir sobre los problemas de la reforma agraria en Brasil.
Denunciamos la inoperancia del gobierno que, principalmente, a través del Ministro
Raúl Jungmann, se preocupa más de los medios que de hacer acciones concretas para
viabilizar la democratización de la estructura agraria del país.
Mostramos a la sociedad, que la política neoliberal impuesta por Fernando Henrique
Cardoso, está acabando con la agricultura familiar, con el empleo rural y con la
producción de alimentos. Para tener una idea, solamente en los dos años de este
gobierno, más de 830 mil puestos de trabajo fueron extinguidos en el campo.
Nuestro objetivo no era solamente hablar de los problemas de la Reforma Agraria.
Queríamos también, oír a la sociedad. Constatamos que las personas de las ciudades,
también están sufriendo con esa política. Y, que cada vez se vuelve más difícil el
acceso a la educación, a la salud, a la vivienda y al transporte. El desempleo y la
inseguridad no se restringen solamente a las grandes ciudades. Niñez y mendigos
abandonados en las calles, la existencia de favelas y de personas viviendo en
condiciones infrahumanas es parte del cotidiano de todas las ciudades por donde
pasamos.
Comprobamos además que ese gobierno no sólo no hace la reforma agraria, sino
también que no gobierna para la mayoría del pueblo brasileño. Su política está
orientada hacia los intereses de las élites y de los grandes grupos económicos
internacionales.
La Marcha Nacional por la Reforma Agraria, Empleo y Justicia, contagió a la
sociedad de un sueño de que es posible cambiar esa realidad. Y, demostró que los
excluidos de cualquier beneficio económico, social o político, no están vencidos.
Hay disposición y voluntad de lucha. Por donde pasamos, dejamos un rastro de
esperanza.
Más fuerte aún fue la solidaridad recibida. La sociedad recibió, amparó y garantizó el
éxito de la Marcha durante todo su trayecto. Esa solidaridad se materializó a través
de donativos de alimentos, ropas, remedios, de visitas a los acampamentos, de las
conversaciones y palabras de incentivo, de la compra de los materiales de
propaganda, de la apertura de espacios en los medios de comunicación, y a través del
apoyo de los movimientos populares, sindicales y religiosos que nos cedieron sus
sedes. La sociedad siempre estuvo presente en nuestra caminata.
Por eso la llegada a Brasilia significó la coronación de la Marcha. Más de cien mil
personas estuvieron presentes en la capital federal para recibir a los caminantes y
sumarse a la protesta contra la política neoliberal. La participación amplia de
sectores de la sociedad, hizo la manifestación política aún más significativa.
Estuvieron presentes, artistas populares, sindicalistas, personalidades, estudiantes,
partidos políticos, movimientos populares y democráticos de nuestro país. Al
contrario de Fernando Henrique Cardoso, que acusó a todos los que concurrieron a
apoyarnos de "subirse al tren" nosotros nos enorgullecemos de la compañía solidaria
de esos combatientes.