El desarrollo rural y la situacion de la tierra
LA ESTRUCTURA AGRARIA (minifundio-latifundio) se mantiene intacta, el control de la tierra en pocas manos, el capital y la tecnología, sigue siendo concentrador.
Para comprender la realidad del país, el 65% de la población vive en el área rural, principalmente población indígena, y un 75% de ésta sigue vinculada a la actividad agrícola, ya sea como empleados agrícolas, arrendantes de tierra y pequeños productores. En 1997, la agroexportación representó el 57.4% del ingreso a la economía nacional, por eso la agricultura sigue siendo importante en el país.
Estructura de la Tenencia de la Tierra por tipo de fincas
País --- Fincas --- superficie
Total --- 100 --- 100
No Suficiente ---54 --- 4
Auto suficiente --- 24 --- 7
Empresa pequeña / mercado interno --- 19 --- 25
Empresa grande / Mercado externo --- 3 --- 65
A finales de los 70s. alrededor de un 79% de las familias rurales tenían algún acceso a la tierra agropecuaria y el 21% no tenían acceso a ella. En arrendamiento se concentraba en 5.5 % de las explotaciones, como trabajadores colonos 13.3 % de explotaciones y el 13% de tenencia mixta. Cabe señalar que las familias con alguna tenencia de la tierra, están bajo formalización de la tenencia, por ausencia generalizada de títulos de propiedad. Por otro lado, las tierra comunales en posesión de las comunidades no se registran en los censos agropecuarios.
Los cultivos comerciales de exportación más importantes: café 76% y caña de azúcar casi el 100%, se concentra en la Costa Sur y boca costa. El café representa el 5% del valor total de la producción nacional, ha generado el 20% de los ingreso totales por exportaciones y es el resultado del esfuerzo de 62,649 productores, 300,000 trabajadores permanentes y 420,000 eventuales contratados para la recolección del grano. Se estima que un millón y medio de trabajadores participan indirectamente en las fases de procesamiento, transporte, comercialización, abastecimiento de insumo, herramientas e insumos. Con la crisis cafetalera en el 2001 las divisas disminuyeron en 260 millones de dólares respecto al 2000 y el 2002 se dejaron de percibir 430 millones. Solo el 2001 fueron despedidos 65 mil jornaleros permanente, mientras 84 mil no fueron contratados para levantar la cosecha. En el 2002 aumentó a 98 mil los despedidos y 126 no fueron contratados para la recolección. Las personas despedidas y las que no fueron contratadas, no recibieron prestaciones laborales. Las que conservaron su puesto de trabaja, les pagaron entre Q14 a Q20 por día (U$A1.75 a U$A2.5). La hambruna este año se extendió en el territorio nacional, por el desplome de la economía familiar. La producción de la caña se modificará en poco tiempo, porque en las riveras de Polochic y parte del Peten se empieza a cultivar caña, para la producción de Etanol. Mientras los cultivos vinculados al mercado interno se localizan en regiones del altiplano donde vivimos los pueblos indígenas y campesinos, región donde se concentra el minifundio, en menos de un tercio del territorio nacional se concentra más del 52% de la población, fundamentalmente maya. Por otro lado la sequilla y exceso de lluvia afectaron a los pequeños productores en la producción de granos básicos y legumbres para el mercado nacional.
Entre 1950 a 1980 la cobertura boscosa disminuyó en cerca de 3.3 millones de manzanas, equivalente a 23,200 km2, gran parte de estas tierras se convirtieron en zonas ganaderas o para granos básicos. En 1959, en el Petén pasó de menos de 10,000 cabezas de ganado, a 700,000 cabezas en 1999. Este dato no significa el aumento de la producción de ganado en el país, sino simplemente se trasladó la región ganadera del sur del país al Petén, por la extensión de la producción de la caña en el sur. Este deterioro se acelera aún más con el anuncio de la expansión del cultivo de la caña en el Petén y la región del Polochic, (región de gran producción de agua) no precisamente para la producción de azúcar, sino para la producción del etanol y paradójicamente es un a de las regiones más pobre del país.
Los rubros agrícolas del mercado interno (maíz, frijol, sorgo y arroz) muestra reducción considerable. Podemos poner como ejemplo el maíz por habitante en 1980 de un promedio de 233.2 libras y en 1997 a 169.4 librar por habitante, por lo que estamos dependiendo y aumentando la importación del vital grano del 10.4% al 22.7 % en los mismos años. Las razones de este desajuste, fueron principalmente, la emigración por la guerra, el abandono de la actividad agrícola por otras actividades, la reducción de las tierras que ya no permite sobrevivir, el alto costo de los insumos agrícola y el abandono casi total del estado a este sector. Es inconcebible el aumento de la importación de granos cuando existe mano de obra y recurso tierra para producir en Guatemala misma. En las comunidades indígenas se están distribuyendo maíz transgénicos del Programa Mundial de Alimentos y en algunas comunidades se han ubicado centros de experimentación de consumo de maíz transgénicos a madres embarazadas y lactantes, la mayoría de estas madres son analfabetas. La introducción de alimentos transgénicos en Guatemala ha estado al conocimiento del Ministerio de Agricultura y otros funcionarios en el gobierno anterior, por lo tanto la sociedad civil nos vimos obligados a detener esta distribución por efectos negativos incalculable en la salud humana y medio ambiente.
Ante esta cruda realidad, se refleja la idea que el territorio rural no era importante para el desarrollo, se sustenta la idea que los centros urbanos son los principales generadores de renta y de oportunidades económicos. La migración acelerada del campo a las ciudades genera otra crisis de efectos incalculables.
Sin embargo, el área rural o el campo concentra los grandes recursos naturales, agua, la tierra misma, los minerales, el petróleo y la biodiversidad, por lo tanto pasaron a ser el centro de política de las agencias financieras multilaterales, no es casual entonces que los principales proyectos estén orientados hacia el campo. Actualmente en Guatemala se discute en el Congreso de la república la ley de agua y de concesiones, sin escuchar la opinión de la población guatemalteca ni la consulta a los pueblos indígenas tal como establece el convenio 169, porque estas leyes nos afecta directamente y los recursos de agua y lo que se ponen en concesión están en nuestros territorios.
La MADRE TIERRA la quieren convertir en una mercancía: El mercado de tierra en Guatemala, y en ninguna otra parte del mundo, sea el camino para resolver el problema agrario, la práctica la ha demostrado, en la última década, porque no cuenta con suficientes recursos para atender toda la demanda, por la especulación de los precios de la tierra, es imposible pagar en 10 o 20 años las deudas que se contraen, además el abandono en que ha estado el pequeño productor, no cuenta con la tecnología ni capital suficiente para producir y es más ni existen infraestructura básica para la producción, porque el estado ha concentrado la infraestructura hacia el sector agro exportador.
La firma del CAFTA, es firmar la desaparición acelerada del pequeño y mediano productor, incluso los grandes productores en Guatemala están en riesgo de desaparecer porque no tendrán la capacidad de competir con las transnacionales norteamericanas subsidiadas. Los diputados y diputadas que aprobaron dicho tratado en el congreso, de 122 votos a favor, solo 2 leyeron el proyecto en discusión y posterior aprobación.
Por lo tanto el pueblo Maya y campesino no vamos a permitir que la agricultura y los alimentos sean como cualquier mercancía, se esta hablando los tres tiempos de comida de todo un pueblo, es la vida, solo podrán adquirir alimentos los que tienen dinero y el que no tiene que se muera de hambre. Tampoco vamos a permitir la destrucción de culturas milenarias, perderemos territorio, semillas, recursos naturales y la biodiversidad con quienes hemos convivido y protegido milenariamente. Todo lo convertirán en simples mercancías. Este implica que el mercado no es el que resuelve nuestros problemas, al contrario agrava nuestros problemas, porque beneficia a unos pocos que controlan el mercado y lleva a la destrucción de los pueblos.
Quiero dejar claro, nosotros no estamos en contra del mercado, sino estamos en contra de las normas de este mercado, en contra de su perversidad.
Por lo que pido a los obispos de América Latina, la CELAM, que se pronuncien sobre la deuda externa, de lo posible unifiquemos esfuerzos para solicitar la CONDONACIÓN, ya que con estas deudas se saquean los recursos y riquezas de nuestros países. El pago de los intereses de la deuda de nuestros países, significan negar la educación, la salud, la construcción de infraestructuras para las comunidades rurales.
El BID y el Banco Mundial, deben estar concientes que los préstamos y donaciones que han dado a nuestros países, no han llegado a los más necesitados, sino han propiciado la corrupción, sin embargo a los pueblos nos cobran los intereses y el pago de dicha deuda. Los mismos bancos son los responsables del subdesarrollo que viven nuestro pueblos, porque han permitido la corrupción en los gobiernos, a modo de ejemplo los préstamos del BID de 1993 a 2003 a Guatemala, ha tenido malos manejos, desviación de fondos, corrupción, sin embargo en el 2002 el BID aprobó un nuevo préstamo de U$A200 millones más y se desembolsa una segunda parte del préstamo, bajo el argumento, aceptado por el BID “que los objetivos del programa en gran medida han sido logrados”.
Solo de esta manera podríamos empezar a construir un verdadero desarrollo para los pueblos.
Muchas gracias.
Juan Tiney
ENCUENTRO ECUMENICO SOBRE INTEGRACIÓN DE LAS AMERICAS. COMERCIO, CRECIMIENTO Y REDUCCIÓN DE LA POBREZA PUEBLICAS, ASPECTOS MORALES Y JUSTICIA SOCIAL
Washington, 7 y 8 septiembre, 2005.