IV Congreso de la Vía Campesina: Agri-Cultura es cultura
El mundo rural es cuna de miles de culturas
diversas que han florecido en todas partes del
mundo. No obstante, sus múltiples expresiones
creativas han sido ninguneadas por las sucesivas
relaciones de dominación, que históricamente han
sojuzgado al campesinado.
La actual divinización de lo urbano, que lo ubica
como el único avance societal posible, devalúa
como
nunca antes a las culturas del campo, ubicándolas
en el rincón de lo rezagado, inviable, fuera de
época. De hecho, estas no son parte de los
cálculos del negocio cultural y es explícita la
expectativa de que, con la homogenización que
acarrea la globalización neoliberal, desaparecerá
hasta el rastro de estas, como se espera lo hará
la
propia vida en el campo.
Por eso, la importancia acordada por la Vía
Campesina a la valoración cultural es no sólo una
forma de resistencia sino una propuesta de
avanzada, que tiene que ver con su búsqueda de
alternativas afincadas en las prácticas de la
gente.
Inspiradas inicialmente por el monumental
desarrollo de las místicas, que consisten en
cortos
momentos que combinan expresiones culturales de
distintas vertientes con el espíritu militante,
integradas a toda actividad por el Movimiento Sin
Tierra de Brasil –MST-, estas artes son ahora
parte
de la cultura mundial de la Vía Campesina.
Por su parte, el inspirador de este proceso, el
MST
de Brasil, no solo rescata la importancia de la
cultura a través de los rituales de mística, sino
que ésta es parte integral de su proyecto de
sociedad. A través de la producción y difusión
de
espectáculos, festivales, discos, videos, el
movimiento impulsa un vasto programa de redención
de las diversas expresiones culturales campesinas
de ese país, en particular aquellas que no tienen
un espacio en los medios tradicionales.
Así, la creatividad ocupa un lugar clave en las
nuevas formas de acción y resistencia. Sus
expresiones son participativas, están acompañadas
de una desacralización del escenario y una
democratización de la puesta en escena. Son
innovadoras pues, por primera vez, se fusionan en
una idea, propuesta, ritual o acto, expresiones,
sonidos, e instrumentos, provenientes de los más
recónditos lugares campesinos del planeta.
Se trata de creaciones colectivas, basadas en el
rescate de las culturas y en la incorporación de
nuevos valores, imágenes, mensajes, como por
ejemplo la integración entre las generaciones o
la
igualdad entre los géneros. A veces, la puesta
en
escena intercala técnicas ancestrales con el
actual
multimedia u otras tecnologías, pero en todos los
casos los elementos de la naturaleza y las
expresiones de las distintas cosmovisiones
siempre
son el centro.
Siendo el rescate de la cultura campesina un
aspecto esencial de un proyecto amplio de
sociedad,
vemos también como reconocidos/as creadores/as,
músicos/as, fotógrafos/as, cineastas, artistas
plásticos/as se suman a éstas luchas ya sea
contribuyendo a la preservación de las memorias
del proceso, aportando con la difusión de las
ideas
o compartiendo su creación con los movimientos.
Pero, la creatividad campesina se expresa,
también,
en el surgimiento de una estética militante, en
el
desarrollo de símbolos y en una manera común de
hacer las cosas. Semillas, tierra, alimentos,
flores, banderas, canastas, sombreros,
arte-sanía,
ocupan siempre un lugar especial en los espacios
comunes; esto es parte de la estima colectiva y
del
sentido de humanidad que caracteriza la nueva
cultura campesina, generada en torno a la
propuesta
de globalizar la esperanza y las luchas, ambas a
la
vez.