Mujeres del campo: una urgencia de igualdad

2004-06-14 00:00:00

Más de un centenar de mujeres provenientes de 47 países,
de todo el mundo, participaron en la II Asamblea
Internacional de Mujeres del Campo que, como parte de la
Conferencia de la Vía Campesina, se realizó en Sao Paulo
(Brasil) el 12 y 13 de junio del 2004.

Con una agenda pautada por el riesgo de desaparición de
los modos de vida campesinos, que resulta de la creciente
transnacionalización de la producción rural, las mujeres
encontraron el tiempo propicio para priorizar el tema de
su participación ciudadana, en todos los ámbitos, y
elaborar una agenda que amalgama la lucha contra el
patriarcado y el neoliberalismo.

En sentido contrario al abandono del campo que las
dinámicas del capital generan, el movimiento de mujeres
rurales se amplifica en números y se robustece en
contenidos, pues su resistencia en el campo implica tomas
de posición claras frente a temáticas de punta, tales
como la biogenética, y su monumental industria de
híbridos, entre cuyos íconos figuran los alimentos
transgénicos; o la propiedad intelectual, cuyo registro
privado constituye la mayor piratería de conocimientos
que se haya conocido.

A la par de los debates sobre los devastadores efectos
del libre comercio sobre las mujeres del campo, se
colocaron en la agenda temáticas que requieren urgente
toma de medidas, como es el asunto de la persistente
violencia física y sexual, cuyo registro se extiende
desde el territorio doméstico hasta el geopolítico, este
último agudizado por la embestida imperialista para tomar
control del mundo y sus recursos. La erradicación de la
violencia contra las mujeres en el mundo rural, en un
contexto de militarización creciente y de machismo
soliviantado, es prioridad mundial.

Las mujeres, venidas de los cinco continentes,
visualizaron su diversidad como una fortaleza, cuya
frontera no termina en las significativas expresiones
culturales, que cada etnia y contexto producen, sino que
abarca dominios como el del conocimiento, como lo es el
desarrollado por las mujeres en la agricultura, la
hibridación natural de semillas, la alimentación, y otros
campos.

En la actualización del marco reivindicativo que resultó
de la Asamblea, tienen especial relevancia problemáticas
inherentes a la conjunción entre el patriarcado y el
modelo, como es el caso de las restricciones a la
ciudadanía, nombre, herencia, autonomía económica, acceso
a la tierra, educación, estatus social, y otros, los
mismos que atraviesan las realidades de las mujeres del
campo en el Norte y en el Sur.

La Vía Campesina es única en su género, no sólo por ser
la mayor articulación del movimiento del campo en el
mundo, sino también por tener el lineamiento del 50% de
participación de las mujeres en todas sus esferas, por
eso mismo, estas últimas expresaron ahora la necesidad de
seguir adelante y hacer que la organización adopte
políticas explícitas, para enfrentar las situaciones
estructurales que limitan su participación. Ello con la
intención de cambiar el mundo empezando desde adentro.