Seguridad Alimentaria, Reforma Agraria y Transgénicos

2002-11-25 00:00:00

En el marco del II Foro Social Mundial, realizado en Porto
Alegre, Brasil, entre el 31 de enero y el 5 de febrero del
presente año, Vía Campesina y la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones del Campo, CLOC, promovieron el debate: «Reforma
Agraria, Soberanía Alimentaria y Transgé-nicos». Al evento
asistieron más de 2 mil personas, quienes escucharon las
ponencias de Armando Bartra de México, Ricardo Petrela de
Bélgica y Peter Rosset de los Estados Unidos.

Los expositores señalaron que el imponer un patrón único de vida
significaría un «suicidio planetario», en referencia al intento
de las grandes potencias de uniformizar el pensamiento, las
semillas, los negocios, incluso las personas; eliminando la
multietnicidad y desdeñando la preservación de la biodiversidad.

El agua como recurso indispensable para la producción de la
tierra está bajo control de las grandes empresas de negocios del
campo; la reforma agraria asistencialista, fundamentada en la
entrega de tierra sin ser acompañada de políticas públicas de
desarrollo económico, son otros de los problemas que aquejan no
solamente a los campesinos, sino al mundo entero.

Ante esta situación, los presentes saludaron la posición de Vía
Campesina y de la CLOC de «globalizar la lucha», pues esta
estrategia es la única que se puede enfrentar a la
mundialización impuesta por los grandes capitales y sus
gobiernos. «Es preciso continuar luchando por la tierra, pero
también por condiciones de producción y comercialización. Eso
requiere una lucha global».

A continuación presentamos algunos análisis, definiciones,
propuestas y acuerdos sobre lo debatido en este panel de
Seguridad Alimentaria, Reforma Agraria y Transgénicos.

Soberanía Alimentaria

Se entiende por Soberanía Alimentaria el derecho de los pueblos
a definir sus propias políticas sustentables de producción,
transformación, comercialización, distribución y consumo de
alimentos, garantizando el derecho a la alimentación para toda
la población, con base en la pequeña y mediana producción,
respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos
campesinos, pesqueros e indígenas de producción y
comercialización agropecuaria, y de gestión de los espacios
rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental.
La soberanía alimentaria debe asentarse en sistemas diversi-
ficados de producción basados en tecnologías ecológicamente
sustentables.

LA OMC y al inseguridad alimentaria

Durante las dos últimas décadas se han aplicado políticas
neoliberales tanto desde organismos multilaterales tales como el
FMI, el BM y la OMC como desde muchos de los gobiernos del
mundo. Y a pesar de todo ello, está muy lejos de haberse
cumplido los compromisos adoptados para satisfacer las
necesidades de alimentación de los pueblos.

Transcurridos más de 5 años desde la Cumbre Mundial de la
Alimentación convocada por la FAO y celebrada en Roma-Italia, y
más de 7 años de los acuerdos sobre agricultura de la Ronda de
Uruguay del GATT (hoy OMC), la situación se ha agravado.

En nuestro planeta globalizado, hoy, más de 800 millones de
personas sufren hambre y más del doble sufren malnutrición. Al
menos 1.300 millones de seres luchan por sobrevivir con menos de
un dólar por día. En nuestros tiempos cada día unas cien mil
personas mueren de hambre en el mundo. Si a ese número
increíble de personas sumamos las que mueren por epidemias y
guerras en los países subdesarrollados, la cifra de muertos por
causas atribuibles al modelo económico y social de crecimiento
existente ascendió el año pasado a más de 58 millones. Esto es,
una cifra superior de muertos a la que ocasionó la II Guerra
Mundial durante seis años.

Están creciendo las desigualdades entre países ricos y pobres y
también en el interior de todos ellos. Hoy más de 80 países
tienen una renta per capita inferior a la de hace una década.
Se está globalizando la pobreza y la exclusión social. Según el
PNUD el 20% más rico de la población mundial controla el 86% del
PIB mundial y el 82% de las exportaciones de bienes y servicios.
En la actualidad 500 Corporaciones transnacionales producen
aproximadamente el 47% del PIB mundial, ocupando al 1,59% de los
trabajadores de todo el mundo.

Así pues, la esperanza de un nuevo milenio sin pobreza, sin
hambre y en paz se ha visto frustrada para vergüenza de toda la
humanidad.

La exclusión

El hambre y la desnutrición no son el resultado de la fatalidad,
ni de un problema geográfico, ni de fenómenos climatológicos
adversos, aunque todo ello puede influir. El hambre y la
desnutrición son el resultado de haber excluido a millones de
personas del acceso a bienes y recursos productivos tales como
la tierra, el bosque, el mar, el agua, las semillas, la
tecnología y el conocimiento. Son, ante todo, consecuencia de
las políticas económicas, agrícolas y comerciales a escala
mundial, regional y nacional impuestas por los poderes
mundiales, sus corporaciones transnacionales y sus múltiples
expresiones tanto en los países desarrollados como en los del
Tercer Mundo, en su afán de mantener y acrecentar su hegemonía
política, económica, cultural y militar en el actual proceso de
reestructuración económica global.

Según los promotores de esas políticas, la liberalización del
comercio potenciada en la última década, debería incrementar el
volumen de los intercambios, estimular el crecimiento económico,
modernizar las economías y reducir la pobreza y el hambre en el
mundo.

Lo que ha sucedido en realidad es que esas políticas han
aumentado las ventas y las ganancias de esos poderes económicos,
mientras que los pueblos de los países en vías de desarrollo han
incrementado su deuda externa y los sectores populares han
aumentado sus niveles de pobreza, miseria y exclusión por todas
partes. Se ha acelerado el ritmo de concentración del mercado
agrícola internacional en unas pocas empresas transnaciona-les,
aumentando simultáneamente la dependencia e inseguridad
alimentaria de la mayoría de los pueblos.

Transnacionales, transgénicos, agroquímicos y agrotóxicos

El proceso de integración vertical del sector alimentario no
tiene precedentes en la historia de las fusiones industriales.
Las 10 mayores empresas de cada rama controlan el 84% del
mercado mundial de agroquímicos, el 60% del mercado mundial
veterinario, el 48% del mercado mundial farmacéutico y el 30%
del mercado mundial de semillas. Cinco de esas grandes
corporaciones están presentes simultáneamente en las cuatro
ramas productivas señaladas (Pharmacia -antes Monsanto; Syngenta
– fusión de Novartis y Astra-Zeneca; Dupont; Dow Chemicals y
Aventis). Entre las cinco controlan el 100% de las semillas
transgénicas del mundo y una de ellas, Monsanto, vendió el 94%
de las semillas transgénicas plantadas hasta el 2001.

Desde 1995, el Acuerdo de la OMC impone una liberalización
creciente de las políticas agrarias y de los intercambios de
productos agrícolas. Las políticas de subvenciones a la
producción y subsidios a las exportaciones permiten que las
empresas transnacionales adquieran productos a muy bajos precios
para venderlos a precios mucho más altos a los consumidores
tanto del Sur como del Norte.

Las políticas neoliberales hacia el campo, de hecho han
impulsado un proceso de desruralización forzada de vastas
proporciones y consecuencias dramáticas. Han desencadenado una
auténtica guerra contra las agriculturas campesinas e indígenas
que, en algunos casos, llega a configurar un verdadero genocidio
y etnocidio. Igualmente, las comunidades de pescadores
artesanales han ido perdiendo cada vez más el acceso a sus
propios recursos. El 70% de las personas pobres en el mundo
viven en zonas rurales y dependen casi totalmente de la
agricultura y el desarrollo rural para su subsistencia.
Con las políticas neoliberales, el hambre y la malnutrición
crecen, no por ausencia de alimentos, sino por ausencia de
derechos.

Propuestas

Los asistentes a la Conferencia sobre Seguridad Alimentaria
realizaron propuestas, entorno a las cuales los campesinos se
comprometieron a movilizarse, con base a alianzas entre los
diferentes actores de la sociedad, desde los campesinos a los
consumidores, para que participen de forma activa en todas las
tomas de decisión que afectan a la cadena alimentaria. Las
propuestas son:
- Reconocimiento del derecho a la alimentación como un derecho
humano fundamental.
- Reconocimiento de una agricultura con campesinos, indígenas
y comunidades pesqueras.
- Reconocimiento de la multietnici-dad de las naciones y
reconocimiento y valorización de las identidades de los pueblos
originarios.
- Garantía al acceso a una alimentación sana y suficiente para
todas las personas, principalmente para los sectores más
vulnerables.
- Puesta en marcha de procesos integrales de reforma agraria
adaptados a las condiciones de cada país y región.
- Acceso equitativo a los recursos productivos, principalmente
tierra, agua y bosque, así como a los medios de producción,
financiamiento y capacitación.
- Desarrollo y promoción de sistemas alimentarios sostenibles.
- Elaboración por parte de los Estados de un Código de
Conducta sobre el Derecho Humano a una alimentación adecuada.
- Ratificación y aplicación del Pacto sobre derechos
económicos, sociales y culturales adoptado por la Asamblea
General de Naciones Unidas en 1996.
- Defensa del derecho de los pueblos a la alimentación.
Adopción por las Naciones Unidas de una Convención Mundial de
Soberanía Alimentaria y Bienestar Nutricional.
- Rechazo de cualquier injerencia de la OMC en la
alimentación, la agricultura, la pesca y las políticas
nacionales que las regulan.
- Configuración de un nuevo orden democrático y transparente
para regular el comercio internacional y que incluya la creación
de una Corte Internacional de Apelación independiente de la OMC.
- Cese inmediato de las prácticas comerciales desleales que
establecen precios de mercado por debajo de los costos de
producción, aplicando subvenciones a la producción y subsidios a
las exportaciones.
- Prohibición de la biopiratería y de las patentes sobre los
seres vivos.
- Prohibición de la experimentación sobre OGMs a cielo
abierto, así como prohibición de su producción y
comercialización hasta que se pueda conocer con seguridad su
naturaleza e impactos, aplicando estrictamente el principio de
precaución.
- Integración de los objetivos de bienestar nutricional en las
políticas y los programas nacionales de alimentación.
- Reconocimiento del papel fundamental de las mujeres en la
producción, recolección, comercializa-ción y transformación de
los productos de la agricultura y la pesca así como en la
preservación y reproducción de las culturas alimentarías de los
pueblos.
- Reconocimiento del derecho al acceso a los recursos
naturales (tierra, semillas, agua, etc.) y la declaración de
estos recursos como patrimonio de la humanidad.
- La promoción de la agricultura campesina como modelo de
producción de alimentos eficiente y sostenible.
- La regulación democrática y participativa de los
intercambios comerciales agrícolas con el objetivo de
desarrollar un comercio más justo entre el campesino y el
consumidor.

Por último, se llegó a los siguientes acuerdos:

- Generar una amplia difusión de los resultados de la
Conferencia sobre Seguridad Alimentaria.
- Participar en los procesos nacionales de preparación de la
Cumbre Mundial de la Alimentación (Roma + 5).
- Presentación y defensa de las propuestas realizadas en esta
Conferencia en los Foros Regionales de preparación de la
mencionada Cumbre, así como la participación en el Foro paralelo
de la sociedad civil desarrollando las ideas de la Soberanía
Alimentaria.
- Preparar para el próximo FSM una Conferencia de Soberanía
Alimen-taria articulada con un conjunto de talleres que permitan
profundizar conceptos, intercambiar experiencias y ofrecer más y
mejores respuestas.