En la continuidad del Encuentro Nacional de Mujeres en Lucha por Soberanía Alimentar y Energética, en la tarde de viernes se realizaron seis talleres simultáneos profundizando los principales temas que, por la voz de las mujeres, fortalecen la consci
Mujeres organizadas construyen alternativas al modelo capitalismo de desarrollo
En la continuidad del Encuentro Nacional de Mujeres en Lucha por Soberanía Alimentar y Energética, en la tarde de viernes se realizaron seis talleres simultáneos profundizando los principales temas que, por la voz de las mujeres, fortalecen la consciencia de construir una nueva sociedad y apuntar para alternativas.
En síntesis, el debate de las mesas es lo que sigue.
Las amenazas del monocultivo y la falsa solución de la agro energía
Las consecuencias y el desafío de romper con el modelo de sociedad que determina la producción de energía en el mundo fue lo que norteó la mesa. Camila Moreno, de Tierra de Derechos, presentó la cuestión del petróleo como central en la discusión. “La agro energía surge como alternativa en un momento en que el petróleo apunta para acabar. En que hay una fuerte disputa por el petróleo que todavía resta; y en que la agro energía busca solucionar un problema particular y no global”.
Para Nívea Regina, del MST, es importante resaltar la alianza entre las empresas petroleras, las transnacionales y empresas automovilísticas para mantener este patrón de consumo de los países centrales. “Esta demanda internacional por agro combustibles, en especial el etanol, trae graves consecuencias, entre ellas la expropiación de tierras, la desnacionalización de territorios y la superexplotación del trabajo, y que también está directamente relacionada a la crisis de los alimentos”.
Para finalizar, Ana Isabel Ramalho, del MPA, afirmó que es importante involucrar la población urbana en la lucha y en el debate sobre agro energía. “Toda esta cuestión va más allá de cualquier problema individual, sea como campesina o como trabajadora urbana. Eso debe convergir en nuestra estrategia como clase trabajadora”, resaltó.
Privatización del agua y el modelo energético brasileño
La asociación de la concentración de tierra y agua genera más concentración y poder. Para Valquíria Lima, de la Articulación del Semiárido Brasileño (ASA), el suelo, así como el agua, no es un recurso renovable. A cada año, cerca de 6 mil toneladas de suelo son desperdiciadas por procesos de erosión causados por prácticas inadecuadas.
Eso se vuelve más grave cuando, en el mundo, sólo 1,5 billón de hectáreas son de tierras con condición de ser utilizada para la agricultura. Mientras ese área tiende a reducir, la población mundial, hoy de 6,5 mil millones de personas, tiende a crecer, debiendo llegar a 9 mil millones en el año de 2050.
El agua utilizada y no contabilizada en los costes de producción de alimentos para exportación y biocombustibles es, según Sônia Loschi, de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), lo que se puede llamar del agua virtual. Toda esa mercantilização del agua esta basada en el entendimiento de que ese es un bien público con valor económico, a servicio del capital. Es la privatización del agua. Para tenerse una idea, para cada kilo de carne de ganado producida del País, son necesarios de 13 a 20 mil litros de agua.
Los datos presentados muestran que del total del agua dulce en el mundo, 12% está en Brasil. Aquí, el agua es mal distribuido, siendo 70% destinada a la agricultura y 20% a la industria. Daiane Homm, del Movimiento de los Afectados por Represas (MAB), denuncia que la utilización de ese agua se da, en la agricultura, por el agro negocio, y en la industria, por sólo 666 empresas electro intensivas. El agua tiene el poder de generar mucha riqueza, por ello es albo de los capitalistas, destaca Daiane.
Patrones de consumo en el campo y en la ciudad
Por tras de cada producto, hay un enorme uso del agua y energía. Además, son creadas falsas necesidades, que incentivan un consumo desenfrenado, que puede agotar los recursos del planeta. “Nuestro rol empieza antes mismo de comprar. Necesitamos cuestionar se necesitamos de aquello”, apunta Maria de Lurdes Lima de Fonseca, del Sindicato de los Trabajadores en la Industria de Energía (Sindieletro). Ella refuerza que 18% de la energía generada en Brasil es desperdiciada, ejemplificando la necesidad de organizarse mejor el uso del potencial energético.
Para Maria de Lurdes, para cambiar los patrones de consumo, es necesario una re-educación, una organización de los consumidores, además de cambios en el patrón alimentar. Rachel Moreno, del Observatorio de la Mujer, refuerza la importancia de consumirse menos, recordando de los cuatro “R” – Repensar, Reducir, Reutilizar y Reciclar. Pero apunta que además, es importante el incentivo y el consumo de la producción solidaria, y el control social sobre la producción. Y en ello las mujeres tienen un rol fundamental, ya que son responsables por 80% de las decisiones de consumo.
Rachel apunta todavía la importancia de superar el juego de la publicidad, que intenta poner el consumo como solución para los problemas. “Las personas no compran el producto, compran un modelo de felicidad. Para cada segmento, son ofrecidos valores y modelos. Pero la felicidad mismo nunca viene, y queda siendo eternamente perseguida por el consumo desenfrenado”.
Eliane de Moura Martins, del Movimiento de los Trabajadores Desempleados (MTD) concuerda con la relevancia de repensarse las formas de consumo. Pero refuerza que el avance del capital pone para los trabajadores un ritmo intenso de superexplotación. “Nunca trabajamos tanto. El capitalismo intenta resumirnos al máximo del individualismo, succionando todo nuestro tiempo. La apropiación de la riqueza es realizada con mucha violencia”. Por lo tanto, la salida puesta por ella es la lucha organizada de la clase trabajadora.
La industria de la alimentación y la relación con la salud
Para garantizar una mayor durabilidad, los alimentos tuvieron que pasar por una serie de transformaciones en el proceso de industrialización, respondiendo a los intereses de las transnacionales. Ese fue el elemento central debatido en esta mesa, compuesta por Geni Dalla Rosa, del Sindicato de los Trabajadores de la Industria de la Alimentación, Rosemeri Krefta, del Movimiento de Mujeres Campesinas (MMC) y Luciana Maria Piovesan, del MMC.
Según Luciana, la estandarización de la comida es para matar la vida: “Todo alimento verdadero es fruto de la naturaleza, pero es transformado por la energía del ser humano para acumulación del capitalismo. Debemos luchar para rescatar el modo campesino de producción de los alimentos para salvar la humanidad”.
La producción de energía y el avance del control de la biodiversidad
El monopolio de las grandes empresas capitalistas en detrimento de la biodiversidad fue el destaque de esa mesa temática, formada por la integrante del GT Biodiversidad de la Articulación Nacional de Agroecologia (ANA), Paula Almeida; Marijane Lisboa, de la Red Brasileña de Justicia Ambiental; y Gilvania Ferreira, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).
La importancia de la biodiversidad y de que las mujeres se apropien de ella fue destacada por Paula Almeida, que citó el ejemplo de como las mujeres guardan y preservan las semillas criollas, también conocidas como semillas de la pasión. “Hoy la diversidad de las semillas está en las manos de la población tradicional, sin embargo el conocimiento acerca de eso no tiene protección alguna”. Paula también destacó los riesgos que las semillas tradicionales vienen corriendo con el los transgénicos.
Sobre ese tema específicamente, Marijane Lisboa resaltó que existen varios mitos acerca de los transgénicos, a ejemplo de que ese tipo de plantío necesita de menos herbicida; que es más productivo; y que es el único tipo de producción capaz de acabar con el hambre mundial. “Nada de eso es verdad. Cuando ustedes oigan eso, pueden pedir para que prueben. Hasta hoy nadie consiguió probar nada de eso”, afirmó.
Para Gilvania Ferreira, el secreto para la preservación de la biodiversidad está “en el dominio sobre nuestras riquezas, a ejemplo de las mujeres que luchan por las áreas de babaçus en Maranhão. Necesitamos hacer que todas las mujeres puedan tener el control de la biodiversidad, conociendo y se apropiando de toda la riqueza de la tierra”.
Cambios Climáticos e Injusticia Ambiental
Cerca de 40 mujeres discutieron los cambios climáticos vividos en todo el mundo y sus injustas consecuencias para los países del Sur global. Julianna Malerba, de la FASE, y Lúcia Ortiz, de la Amigos de la Tierra Brasil, habían recorrieron la historia de la lucha ambientalista y presentaron la cuestión de la injusticia ambiental: los países del Norte son los mayores responsables por la emisión de gases contaminadores y los países del sur están en la región más afectada por los cambios climáticos. Cecília Bernardi, de AREDE y MMM, presentó la catástrofe vivida en la región de Misiones, Rio Grande do Sul, en que estiajes y fuertes lluvias de granizo devastaron varias ciudades de la región.
El modelo capitalista de desarrollo, en la busca incesante por el lucro, incentiva la producción de gases nocivos, la devastación de los biomas para la plantación de monocultivos, la utilización de matrices energéticas contaminantes, entre otras actividades que asociadas al alto índice de consumo, practicado en los países del norte, generan el calentamiento global y los diversos cambios climáticos que alcanzan todo el mundo y, sobre todo, los países del sur. Algunas convenciones mundiales y acuerdos habían sido hechos, pero los países del norte se niegan a reducir la emisión de gases y, cuando lo hacen, es a través del traspaso de las tecnologías de producción contaminantes para los países del sur. “Ellos quedaron con la punta de la industrialización y nos dejaron con los proyectos que demandan más agua, más energía, más recursos naturales”, denuncia Lúcia Ortiz.