La Formación de Cuadros: desafíos y necesidades

2005-10-18 00:00:00

Después de tantos debates durante este seminario sobre el problema de la formación de cuadros, no se puede añadir mucho, sino solamente hacer un esfuerzo de síntesis. Hemos escuchado el relato de muchas experiencias en varias partes del mundo y en particular del MST. De todo eso aparece muy claramente la necesidad de coherencia entre formación de cuadros y pedagogía del movimiento. El movimiento mismo es el principal proceso educativo. No hay cuadros sin base como no hay ganado sin pasto.

I. Principios del contenido de la formación de cuadros

Para iniciar la reflexión, podemos resumir los grandes principios del contenido de la formación en tres aspectos de la visión analítica de las sociedades.

1. Una perspectiva de conjunto que significa que ningún hecho social representa la totalidad de una situación. Cada uno forma parte de un conjunto. Si tomamos como ejemplo la percepción social de los campesinos vemos que está condicionada por un sistema socioeconómico donde entran muchos elementos. Se trata de un todo que abarca las relaciones sociales, la cultura, la organización política, la macro y la micro dimensión, hasta el papel específico de los hombres y de las mujeres.

2. Sin embargo, si los hechos sociales no pueden ser entendidos de manera aislada, debemos añadir también que todos tienen una dimensión histórica. En el caso de los campesinos, se trata de la revolución de las técnicas agrícolas, del desarrollo del capitalismo rural, de las políticas antagonistas de los actores sociales : los terratenientes, los campesinos.

3. Una tercera dimensión es el hecho que toda realidad es dialéctica. Siempre se trata de actores en interacción. Cuando los terratenientes mecanizan la agricultura, los campesinos excluidos reaccionan. Cuando los campesinos se organizan, los terratenientes utilizan medios jurídicos o represivos para defender sus intereses, etc. Este proceso dialéctico nunca se termina, aún dentro de un proceso revolucionario o con régimen socialista. Toda experiencia que se define como el fin de la historia termina en sus propias contradicciones. Lo hemos visto con el Asocialismo real@ y lo veremos también con el neoliberalismo.

II. Programas de formación de cuadros

Estos tres grandes principios, la totalidad de la realidad, la historicidad y su carácter dialéctico, tienen consecuencias para el programa de formación de los cuadros. Eso significa en particular los elementos siguientes.

1. Una formación en economía política, es decir hoy día el estudio del funcionamiento del sistema capitalista, es una primera necesidad. Este último se presenta como lo más eficaz para la producción de bienes y servicios. Sin embargo si definimos la economía como la actividad que produce la base de la vida física, cultural y espiritual de todos los seres humanos en el mundo, llegamos a la conclusión que el sistema económico capitalista es el más ineficaz que la historia humana ha producido.

Jamás hemos tenido tanta riqueza y jamás tantos pobres. Eso se explica porque el mercado es una relación social y no un hecho de naturaleza y el mercado capitalista una relación social necesariamente desigual. No hay acumulación sin extracción de riquezas. Como la apropiación es privada, el proceso crea la desigualdad, que se transforma en el motor de la economía. Concebir el mercado como un hecho de naturaleza permite dar una base ideológica de la legitimidad sólida a la economía de mercado capitalista que invade la cultura del mundo entero, especialmente en un período donde los ciudadanos son transformados en consumidores. Deslegitimizar este proceso desde un punto de vista económico, es la primera tarea antes, de hacerlo desde una perspectiva ética y por eso una buena formación de economía política es indispensable.

2. La historia social también debe tener un lugar fundamental. Se trata concretamente en el caso de esta escuela, de la historia de los campesinos, de la introducción del capitalismo agrario y de los movimientos campesinos en el Brasil.

En este país, una primera reacción a la introducción del capitalismo en el campo de la agricultura fueron los movimientos religiosos de protesta social. Hubo numerosas iniciativas en el Brasil, a partir del s. XIX. Los ejemplos más conocidos fueron el de Canudos, de Contestado, del Padre Cícero, etc. Todos trababan de construir una Jerusalén celeste para escapar de la situación creada por la penetración del capitalismo. Sin embargo, en general terminaron en un baño de sangre y una catástrofe social, en gran parte por falta de análisis adecuado de la situación. Podemos añadir también otras corrientes, como lo que pasó en el Nordeste con los Cangaçeros, y después la historia de las Ligas Camponesas ; también los esfuerzos específicos, como el movimiento de Natal iniciado por la Iglesia Católica, en gran parte en contra la influencia de las Ligas Campesinas.

Así, la historia social con sus aspectos económicos, políticos y culturales tiene que ser una maestra para los cuadros de un movimiento como el MST.

3. En tercer lugar aparece la importancia de una filosofía, a la vez racional y dialéctica. Se trata, en particular, de lucha contra una corriente actualmente bastante desarrollada en todas las ciencias humanas, desde la filosofía hasta la sociología, pero también, de manera menos sistemática, en la mentalidad de varias ONGs y de algunos movimientos sociales. El posmodernismo. Este pensamiento filosófico valoriza de manera exclusiva la historia inmediata, pone el individuo en el centro de la preocupación, olvidando la comunidad y el colectivo, y fragmenta la realidad, ignorando la existencia de estructuras o sistemas. Es el mejor pensamiento (o la mejor ideología) para el sistema capitalista hoy globalizado.

Evidentemente, esta posición intelectual no corresponde con la filosofía fundamental del MST, pero es necesario formar los cuadros en una perspectiva que los permite contestar a una corriente que prevalen en muchos sitios, constituyendo un obstáculo a una acción profunda y radical.

4. La cuarta dimensión de la formación consiste en estudiar los efectos de la aplicación de la lógica del capitalismo al sector agrícola. El desarrollo de una agricultura productivista, sobre la base de los principios del capitalismo, es decir, de la ley del valor, puede aparecer atractivo, especialmente en un país que tiene posibilidades de desarrollo agrícola enormes, frente a un mundo que se preocupa por la alimentación de la población mundial en los diez o quince años que vienen.

Me acuerdo de una visita en los años sesenta, antes del golpe militar, en una hacienda moderna en los alrededores de São Paulo. Fernando Henrique Cardoso, colega en ese tiempo en el campo de la sociología me había invitado para pasar un domingo con su propietario, amigo de él. Fernando Henrique estaba muy atraído por la filosofía fundamental de este empresario rural. De hecho, este último había adoptado los parámetros de una organización de tipo industrial. Él había mecanizado la mayor parte de las operaciones de la agricultura y de la ganadería, y había realizado un salto productivo bastante impresionante.

Sin embargo, los aspectos sociales de este tipo de política eran relativamente poco conocidos. De verdad, él daba un mejor salario a los obreros agrícolas, pero no se tomaba en cuenta los centenarios de pequeños campesinos, que dentro de esta lógica, podrían perder sus medios de subsistencia y ser obligados a refugiarse en los barrios marginales de las grandes ciudades. Eso significa que la valorización de algunos aspectos atractivos de la organización capitalista, bastante efectivos a corto plazo, no pueden impedir un juicio más global. Debemos añadir que la fórmula productivista en la agricultura no ha sido todavía bastante deslegitimada desde un punto de vista económico, es decir en referencia a su papel de producción. Lo es por el momento, en general solamente desde un punto de vista social o moral.

Lo mismo vale del Plan del Banco Mundial de hacer desaparecer la agricultura campesina y de transformarla en una agricultura productivista dentro de los veinticinco años que vienen, bajo pretexto de la necesidad de nutrir la población mundial.

Este tipo de política económica está muy discutida por varios grupos y personalidades del mundo académico como por los movimientos campesinos, porque no tiene en cuenta el costo ecológico de este tipo de agricultura, ni tampoco la lógica económica que hace bajar de manera unilateral los precios agrícolas, ni se preocupa de la suerte de casi los 3 mil millones de persona que viven de la agricultura campesina.

Otros ejemplos de los efectos de este tipo de lógica económica capitalista aplicada al mundo rural pueden también entrar en consideración. Se trata, por ejemplo, de los Karen del norte de Tailandia, una minoría étnica bastante numerosa y que vive en las montañas del norte y del este del país. Una parte de esta minoría se encuentra ahora con gran dificultad de poder sobrevivir y de seguir su modo de existencia tradicional. Por una parte, sus regiones son transformadas en parques naturales, lo que significa que no pueden extender su actividad económica rural, en particular el cultivo de arroz.

Por otra parte, grandes empresas del agronegocio, como Monsanto, los obligan a adoptar una agricultura industrial, en particular del maíz transgénico, destinado a la exportación para la nutrición del ganado europeo. A pesar del hecho de que los cultivos transgénicos están prohibidos en Tailandia, se extienden sobre centenares de hectáreas, que obligan también los pequeños campesinos Karen a abandonar su cultivo de arroz y a depender económicamente de la transnacional norteamericana. Estas últimas pagan precios mínimos para la producción de los campesinos, lo que tiene como consecuencia que ellos son obligados a tener un segundo trabajo para poder sobrevivir.

El último ejemplo, lo más caricatural y dramático, es la situación de Sri Lanka. Desde 1996, el Banco Mundial decidió que el cultivo del arroz tenía que desaparecer en Sri Lanka. Hace 3.000 años que se cultiva el arroz en Sri Lanka, el arroz forma el 70% del consumo de cereales, 80% de los pequeños campesinos producen arroz. El arroz forma parte de la historia, de la cultura, de la literatura, de la poesía, del paisaje, pero tiene que desaparecer.

La razón es simple y clara. Es más barato comprar arroz en el Vietnam y Tailandia de que producirlo en Sri Lanka por varias razones. El Banco Mundial dictó las condiciones que permiten aplicar esta política económica y exige del gobierno de Sri Lanka tres medidas : primero, suprimir los organismos regulando el mercado de arroz, segundo, instituir un impuesto sobre el agua de riego. Hace mas de 2.000 años que el riego está organizado en Sri Lanka y jamás el pequeño campesinado ha tenido que pagar el agua. Este impuesto debe ser privatizado y el resultado será que los campesinos ya no podrán sobrevivir con su producción. La tercera medida es la exigencia de establecer la tierra como mercancía (una commodity), porque hasta ahora, como herencia del modo de producción asiático, la tierra donde se produce el arroz es todavía colectiva.

En consecuencia, el gobierno de Sri Lanka tiene que distribuir 1.200.000 títulos de propiedad a los pequeños campesinos, no para el bienestar de ellos, sino para ponerlos en condición de vender sus tierras, evidentemente a un precio muy bajo. Las corporaciones nacionales e internacionales están ya presentes para comprar las tierras.

Sin embargo, como hay un millón de pequeños campesinos que producen arroz, el Banco Mundial se preocupó de esta situación, afirmando que es una oportunidad para Sri Lanka, que todavía está poco urbanizada. Evidentemente, como todos sabemos, (los pequeños campesinos empobrecidos vienen a vivir en los barrios residenciales y en las grandes villas de las ciudades!

Como el gobierno de Sri Lanka no aplicaba las medidas bastante rápidamente, el Banco Mundial suspendió el crédito internacional por un año para forzar al gobierno a promulgarlas. Después de la elección de un gobierno más neoliberal, este último produjo un documento llamado ARegaining Sri Lanka@ (regañar Sri Lanka), que dice que es una bendición para el país de tener en el futuro una mano de obra abundante y barata para atraer el capital extranjero, necesario para el desarrollo de la economía. Y el documento, siguiendo el vocabulario del Banco Mundial, llama eso de Apro-poor grwth : un crecimiento a favor de los pobres@, pero como decía un dirigente de los movimientos campesinos de Sri Lanka, lo raro es que antes de iniciar un crecimiento a favor de los pobres, se deben hacer los pobres.

Sin embargo, como hace ya cuarenta años que Sri Lanka está tratando de atraer capital extranjero con mano de obra barata, la lucha social se ha desarrollado. La población de Sri Lanka es bastante culta, todos han hecho por lo menos uno o dos años de secundaria. Eso ha tenido como resultado que la presión social hizo aumentar los salarios, organizar un sistema de seguro de pensión bastante desarrollado. Resultado, la mano de obra de Sri Lanka es demasiado cara y los capitales se van del país para invertirse en el Vietnam o en China. La única solución para el gobierno es de hacer bajar el precio del trabajo si quiere atraer más capital extranjero, y es exactamente la conclusión a la cual él ha llegado. Está ahora pasando nuevas leyes para disminuir el salario real, la red de seguro social y las pensiones.

Esa es la lógica del capital. Debemos ser muy conscientes de lo que significa. Las consecuencias en Sri Lanka son dramáticas. En el año 2002 el país ha tenido el más alto índice de suicidios del mundo y la mayoría eran pequeños campesinos.

III. Analizar la realidad y adoptar una pedagogía adaptada

Hace mucho tiempo que el MST se inspiró en el famoso: ver, juzgar, actuar, propuesto por la JOC (Juventud obrera cristiana), fundada por el sacerdote belga, Joseph Cardijn. Y eso realmente es la orientación que se debe seguir en la formación de los cuadros.

1. Partir de los actores mismos

Los especialistas de la realidad son la gente, son los campesinos sin tierra, son los pobres que han emigrado en las grandes ciudades. Ellos conocen la realidad porque la viven. Hoy día muchos de ellos tiene información y tal vez mucha información. Lo que falta generalmente es la capacidad de sistematizarla y organizarla en un instrumento de lucha social. Eso es el papel de los cuadros, observar, analizar, sintetizar, acompañando así los campesinos en su combate cotidiano. Es una tarea relativamente simple, pero que exige un conocimiento de conjunto ayudado por los elementos de formación que hemos descrito antes y una pedagogía activa.

Un ejemplo de eso fue el trabajo que hemos podido realizar con los obreros agrícolas del té, en Sri Lanka. Estos trabajadores eran los más pobres del país. Vivían en condiciones infrahumanas y la mayoría eran analfabetos. Reunidos en grupos, la pedagogía consistía en hacerlos hablar sobre sus situaciones y sobre los hechos que ellos conocían muy bien. Había una gran pizarra donde se indicaban todos sus conocimientos, pero puestos en una cierta clasificación. En una primera columna se escribía todos los hechos económicos, en una segunda los hechos sociales, en una tercera los hechos políticos, en otra columna los hechos culturales y finalmente los hechos religiosos.

Después de una hora o a veces dos horas de conversación, ellos veían cual era su propio saber, más o menos ya organizado de manera sistemática. Era un ejercicio muy fácil, y que los interesaba enormemente.

Después se trataba de establecer las vinculaciones entre los diferentes campos. En el campo económico se veía algunas situaciones y se podía indicar cuales eran sus consecuencias sociales y eventualmente cual era la vinculación lógica entre las situaciones económicas y las orientaciones políticas. Lo mismo valía con los hechos culturales y religiosos. Y así poco a poco ellos empezaban a entender la lógica que funcionaba detrás de los hechos económicos y sociales.

Evidentemente, no era un puro ejercicio teórico. Eso desembocaba sobre una perspectiva de acción : )que podemos hacer nosotros, de manera inmediata, con acciones que toman más tiempo ; con cuales esfuerzos alcanzarlos ; )que tipo de influencia política ejercer, etc.?

Otro ejemplo, fue una experiencia similar en las Filipinas. Un seminario reuniendo 100 personas, cincuenta de las Filipinas y cincuenta de otros países asiáticos se realizó durante tres semanas, en 1976, para formar cuadros al análisis social, a la reflexión social y a la pedagogía de análisis. Se llamó Ael análisis estructural@. Este tipo de análisis que implicaba los actores en su propia situación y desembocaba en una perspectiva de acción, se repitió en centenares de lugares en las Filipinas, tanto con obreros como de campesinos y también de estudiantes, jóvenes, religiosos y religiosas.

El resultado fue una ola de conciencia social en el país que poco a poco influyó un gran número de personas, durante el régimen dictatorial de Marcos. Al año siguiente, cuando regresé para hacer otro seminario similar con las responsables de las grandes congregaciones religiosas femeninas de Asia, fuí declarado persona non grata en Filipinas y expulsado del país.

2. El análisis de la realidad exige una pedagogía

El Brasil tiene la gran ventaja de tener en su memoria colectiva el trabajo de Paulo Freire, que fue más que un método de alfabetización, sino un instrumento de conocimiento social. No se necesita insistir más sobre la importancia de esta óptica. También Paulo Freire toma como punto de partida el nivel de conocimiento de la gente para ayudarlos a progresar ellos mismos en su capacidad de análisis, en función de lo que pueden finalmente decidir de hacer. En este sentido es muy parecido a la metodología de la JOC de la cual hemos hablado antes.

La pedagogía no tiene que concentrarse únicamente en el descubrimiento de los mecanismos sociales. Para un movimiento campesino, es también muy importante desarrollar un conocimiento técnico en el dominio de la agricultura. Los dos tienen de ir juntos. Eso permitiría de entender que lo social y lo técnico tienen que integrarse. En general los campesinos no tienen mucha dificultad de entender esa dimensión de la problemática, porque son acostumbrados a tener que sobrevivir en plena simbiosis con la naturaleza.

Un ejemplo interesante fue la Reforma agraria en el Vietnam. En el delta del Río Rojo, en el norte del país, había una fragmentación enorme de las tierras, en función de la densidad demográfica. Después de la Reforma agraria de 1945, las tierras de arroz y de verduras B la mayoría de la producción agrícola B eran colectivas. Por una parte era la continuación de la organización social de la producción del modo de producción asiático : cada año los campesinos recibían una parte de la tierra a cultivar. Existían también algunos propietarios privados, resultado de la colonización francesa o de la burocracia elitista tradicional que acordaba más tierra a algunas familias que a otras. Sin embargo, en función de la densidad demográfica, los grandes propietarios eran los que tenían diez hectáreas o más. (Una gran diferencia con el Brasil!

La Reforma Agraria no impuso la colectivización forzada del campesino vietnamita. Trató de aumentar la productividad por medio de organización de la producción. La primera medida fue de reorganizar el sistema de riego. Grandes canales fueron construidos por el Estado central, dejando a las comunas la realización del riego local. Fue hecho de tal manera que era más ventajoso para los campesinos de producir en cooperativas que producir individualmente. Hubo también incentivos de tipo económico, para la compra de semillas o de fertilizantes, como para la comercialización de los productos. Sin embargo, durante veinte