Coyuntura agraria y la CPMI de la Tierra

2004-09-16 00:00:00

MST Informa, Año III - nº 67, viernes, 25 de junio de 2004

Estimados amigos y amigas del MST, Como siempre, queremos
compartir con vosotros la lucha por la Reforma Agraria en
Brasil. Esta quincena vamos a analizar algunos elementos de la
coyuntura agraria relacionados con el agro-negocio y la CPMI
de la Tierra (Comisión Parlamentaria Mixta de Investigación,
compuesta por senadores y deputados).

Nuestro movimiento lucha incansablemente contra la
concentración de la propiedad de la tierra. Pensamos que
solamente con la democratización de la propiedad de la tierra,
que ocurre con un proceso de Reforma Agraria, podemos
enfrentarnos a la pobreza y a la desigualdad social.

Para eso, bastaría con aplicar la Constitución brasileña, que
determina que todas las grandes propiedades, los latifundios,
que no cumplen la función social, deben ser desapropiados,
indemnizados sus propietarios y distribuidos entre los
trabajadores rurales sin tierra.

Según los cálculos del Plan Nacional de Reforma Agraria,
elaborado a finales del año pasado, existen, aproximadamente,
55 mil inmuebles rurales clasificados como grandes propiedades
improductivas, que controlan 116 millones de hectáreas. Ellos
son apenas el 1% de todos los propietarios rurales de Brasil.

El MST siempre afirmó en su lucha política que nuestro enemigo
principal es el latifundio. Por eso, nuestra lucha es para que
esos 116 millones de hectáreas sean desapropiados para la
Reforma Agraria.

En los últimos meses, sin embargo, estamos asistiendo a la
construcción de una nueva alianza entre el capital extranjero,
representado por las transnacionales de la agricultura
(Monsanto, Sygenta, Cargill, Bunge, etc.) y los grandes
capitalistas brasileños del agro-negocio con los latifundistas
atrasados. Esa misma alianza tuvo lugar en 1964 y acabó en un
golpe militar para impedir las reformas democráticas, entre
ellas, la Reforma Agraria.

Con esa alianza las elites brasileñas salieron en defensa del
latifundio, atacando al MST. ¿Por qué hacen eso?

Primero, por cuestiones prácticas, ya que muchos de los
capitalistas y de las transnacionales son también dueños de
los latifundios. Segundo, por interés de clase. Por más que
digamos que luchamos contra el latifundio, ellos se unen, para
defender sus intereses de clase dominante. Tercero, porque
ellos defienden para la agricultura brasileña el modelo del
agro-negocio, de grandes propiedades de monocultivo para
exportación, tan sólo para ganar dinero. Y, por tanto, miran
para el latifundio y ven en él su frontera agrícola para
expandir el capital. Y si el gobierno desapropia esos
latifundios y los entrega al pueblo, ellos pierden el área de
expansión de sus negocios. Cuarto, por razones políticas, que
temen que el gobierno Lula honre sus compromisos de campaña y
haga realmente la Reforma Agraria. Entonces atacan al MST,
para mantener al gobierno presionado y con las manos atadas. Y
quinto, por razones ideológicas. La clase dominante brasileña
nunca admite que los pobres puedan desarrollarse, tener sus
organizaciones autónomas, y en definitiva, que tomen parte de
la riqueza producida en este país. Al final, si existen tantos
privilegiados es porque existen millones de pobres
sustentándolos.

En ese contexto es en el que las elites accionaron todo su
poderío económico, político e ideológico en defensa del
latifundio y atacan a todos los que luchan por la Reforma
Agraria. Atacan y manipulan todos los días, usando su poder de
monopolio de los medios de comunicación. La manipulación de
las informaciones en los medios de comunicación es una
vergüenza nacional.

Atacan en el parlamento y por eso ahora los ruralistas y sus
parlamentarios, coordinados por los diputados Lupion (estado
de Paraná) y Caiado (estado de Goiás) del PFL (Partido de la
Frente Liberal) y por el senador Álvaro Dias (estado de
Paraná, PSDB o Partido de la Social Democracia Brasileña),
todos ellos defensores de los intereses del latifundio en la
CPMI, quieren transformar la CPMI de la tierra en un arma
contra los que luchan por la Reforma Agraria. Pero el objetivo
de la CPMI es analizar y dar respuestas a la violencia y
pobreza en el campo y a la concentración de tierras.

Esos defensores del latifundio parten de una falsa acusación:
que el MST está usando recursos públicos para organizar
ocupaciones. No entienden nada de pueblo, de pobres y de sus
movimientos sociales. Los pobres, los trabajadores, se
movilizan por necesidad. Por ser sin tierra, y no porque
alguien esté pagando para que ellos luchen.

Las entidades que realizan trabajos de asistencia social,
educacional, cultural y de cualificación profesional en áreas
de asentamiento conquistadas por la lucha del MST y de otros
movimientos sociales del campo, por medio de convenios con
recursos públicos, pasaron a ser víctimas de los diputados y
senadores de la UDR (Unión Democrática Ruralista), llevando
informaciones falsas sobre las mismas para conseguir la
quiebra del sigilo bancario.

Sin embargo, cuando se exige que las entidades de los grandes
hacendados también investiguen sus cuentas, entonces no lo
aceptan. Es escandalosa la parcialidad de esas decisiones,
demostrando su carácter y objetivo político-electoral. Buscan,
en verdad, desgastar a las entidades que apoyan a los millares
de familias Sin Tierra en su proceso de conquista de la
ciudadanía para entonces intentar estigmatizar la lucha por la
Reforma Agraria. Por otro lado, protegen las cuentas de la CNA
(Confederación Nacional de la Agricultura), OCB (Organización
de las Cooperativas Brasileñas) y UDR (Unión Democrática
Ruralista), por miedo a lo que el pueblo brasileño podría
descubrir.

¿Por qué no piden al Ministerio de Agricultura informaciones
sobre cómo se gastan los recursos públicos destinados por
convenio a organizaciones de hacendados, en organizar
exposiciones de ganado?

Es extraño que esos mismos que quieren quebrar sigilos
bancarios de organizaciones que apoyan actividades sociales de
los movimientos, escondan la quiebra de sigilo de las cuentas
de CC-5. Esconden quiénes son los diez mil brasileños ricos,
que según la hacienda pública tienen 82.000 millones de
dólares depositados en cuentas en el exterior.

La Reforma Agraria es una necesidad para toda la sociedad
brasileña. Es un instrumento importantísimo para democratizar
nuestra sociedad y la propiedad de la tierra. Para generar
trabajo en el medio rural y combatir la pobreza y la
desigualdad social. Por más que los poderosos, las elites,
defiendan con uñas y dientes sus privilegios seculares, el
pueblo va a continuar organizándose y luchando por sus
derechos.

El MST continuará organizando a los trabajadores para que
luchen por sus derechos. No nos asusta el ladrido de los
privilegiados.

Secretaría Nacional del MST