Nuevos escenarios, nuevas resistencias

2004-06-24 00:00:00

Los escenarios de los combates sociales latinoamericanas
cambian a una velocidad sorprendente. Un síntoma de estos
cambios de escenario lo está protagonizando el Movimiento de
Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, que sostiene
que su principal enemigo ya no es el latifundio sino el
agronegocio.

La profundización del capitalismo en las áreas rurales está
provocando cambios económicos, políticos, sociales y
culturales en varios países de América Latina. El cultivo de
soja en Argentina, segundo productor mundial luego de Estados
Unidos, provocó entre 1991 y 2001 la emigración del 33% de la
población activa rural, además de una fuerte polarización
económica y social y la destrucción del patrimonio cultural y
natural del país. Ahí donde es cultivada de forma intensa y
extensa, "la soja deja secuelas devastadoras"(1) .

En Brasil, el agronegocio está en alza, tanto en el terreno
económico como en el político. En 2003, primer año del
gobierno de Luiz Inazio Lula da Silva, el agronegocio fue el
responsable del mayor superávit comercial en la historia del
país. Con 30 mil millones de dólares exportados, el negocio
agropecuario es responsable del 42% de las exportaciones
brasileñas. El llamado "complejo soja" lidera este proceso
con el 25% de las exportaciones del sector; las exportaciones
sojeras crecieron en un año un espectacular 35%. El alza de
los precios internacionales y la tracción de mercados
importantes, sobre todo China, explican en gran medida este
suceso. Pero la exportación de productos agropecuarios por el
agronegocio obliga a la importación de otros productos, tanto
para el consumo popular como para uso industrial. Así, Brasil
exporta algodón pero a su vez debe importar algodón para
abastecer la industria nacional, en tanto está importando
alimentos básicos como arroz, frijoles, maíz, trigo y
leche(2) .

Nuevos equilibrios

El agronegocio no sólo afecta la soberanía alimenticia del
país sino también los equilibrios políticos. En los próximos
años las exportaciones del agronegocio seguirán creciendo, y
con ello el poder político del sector, representado en el
gabinete de Lula nada menos que por el ministro de
Agricultura, Roberto Rodrigues. Una
de las razones que explica la apuesta de Lula al agronegocio
es que la explosión de las exportaciones (están creciendo a
un ritmo del 22% anual desde comienzos de 2003) disminuye la
vulnerabilidad externa del país, mejorando la relación entre
producto bruto y deuda externa(3) .

La trampa es evidente: las exportaciones sólo crecen en
aquellos rubros dominados por las multinacionales (soja y
agronegocio son el mejor ejemplo de dominio absoluto de ese
sector), lo que su vez provoca desequilibrios internos que
redundan en un aumento de la dependencia (alimenticia) y,
sobre todo, en un crecimiento del poder de las
multinacionales. El caso argentino debería eximir cualquier
comentario.

Los desequilibrios sociales que provoca el agronegocio están
modificando la geografía de las luchas sociales. Bernardo
Mançano Fernandes, geógrafo y asesor del MST, sostiene que
las grandes empresas en el campo brasileño concentran más la
tierra y la renta, no generan empleos ni alimentos y sus
exportaciones están destinadas a pagar los intereses de la
deuda externa que nunca termina de crecer. Por eso sostiene
que "los sin tierra no luchan más sólo contra el latifundio"
y que ahora "su principal enemigo es el agronegocio"(4) . Y
concluye: "El latifundio improductivo está siendo arrendado
para plantíos de soja. Eso no genera empleo ni mueve la
economía local".

Tampoco es cierto que la explosión exportadora promovida por
el agronegocio redunde en una menor vulnerabilidad
internacional. Según un informe de la OMC, la corriente
mundial indica un crecimiento de los productos procesados
entre las exportaciones agrícolas, pero Brasil redujo las
exportaciones de alimentos procesados en siete puntos entre
1990 y 2002. En el mismo período, crecieron las importaciones
de productos agrícolas procesados(5) . Se trata del mismo
proceso de "reprimarización" de las exportaciones que
registró Argentina desde la aplicación del modelo neoliberal
a comienzos de la década de 1990.

A los desequilibrios anotados se suma la desigual
distribución de la ayuda estatal, que los profundiza. Los
pequeños productores de Brasil (responsables del 40% de la
riqueza producida en el medio rural y del 70% de los
alimentos que llegan a la mesa de los brasileños) ocupan 14
millones de personas mientras el latifundio exportador ocupa
sólo 421 mil trabajadores. Sin embargo, son esos latifundios
los que concentran el grueso de la ayuda estatal: durante el
primer año del gobierno de Lula se liberaron 4.500 millones
de reales en apoyo de la agricultura campesina, la misma
cifra que recibieron sólo 15 empresas transnacionales del
sector agropecuario, entre ellas Nestlé, Bunge, Cargill,
Bayer y Monsanto(6) . Las previsiones para la zafra 2003/2004
establecen que el Estado apoyará con 7 mil millones de reales
la agricultura campesina pero con 38 mil millones al
agronegocio.

Un viraje de largo aliento

Los campesinos y sin tierra brasileños enfrentan un enemigo
poderoso que intenta expulsarlos de las zonas rurales. La
capacidad de las grandes multinacionales agropecuarias de
avanzar sobre la tierra es hoy mucho mayor que la de los
campesinos de recuperarlas. Mançano Fernandes asegura que en
la zona más conflictiva del estado de San Pablo, el Pontal do
Paranapanema, los sin tierra recuperaron en diez años 100 mil
hectáreas en las que se asentaron cinco mil familias. Pero el
reciente avance de la soja en la misma región ocupó otras 100
mil hectáreas en apenas dos años.

Uno de los escenarios que están cambiando tiene que ver con
el tipo de argumentos que utilizan los sin tierra. Se señala
que el latifundio es improductivo, pero no puede decirse lo
mismo del agronegocio. Se trata de poner en cuestión el
carácter de la producción: o está dirigida al mercado
internacional o a las necesidades de la población; o a las
exportaciones o al mercado interno. Ambas opciones son
incompatibles. Ciertamente, nadie en su sano juicio puede
negar la importancia de las exportaciones, pero la producción
como tal debe no debe estar orientada al mercado
internacional, siempre en manos de unas pocas
multinacionales.

Un segundo cambio de escenario está relacionado con el
carácter de las luchas. Como señala Mançano Fernandes en el
Jornal Sem Terra, la táctica de las ocupaciones se acentuará
hacia las áreas del agronegocio. Esto supone una
confrontación inédita, no ya con la vieja oligarquía
terrateniente en decadencia, sino con el más pujante sector
neoliberal. Este viraje en las luchas sociales rurales
enfrenta al movimiento a desafíos inéditos, que lo pueden
llevar a profundizar su confrontación con el sistema.

En tercer lugar, el agronegocio está sólidamente instalado en
el gobierno de Lula. Esta alianza crea también una situación
nueva y compleja al movimiento, que no podrá enfrentarla con
una táctica simplista, en virtud de la relación de fuerzas
existente hoy en Brasil. Hasta ahora el MST ha demostrado que
ningún gobierno, ni siquiera el de Lula, es capaz de
cooptarlo o domesticarlo. Las luchas desarrolladas en el
"abril rojo", mes en el que fueron ocupadas unas cien
haciendas, es una clara señal de que la autonomía del MST no
decae sino que se mantiene en todo su vigor. Pero los sin
tierra tampoco buscan un enfrentamiento frontal con el
gobierno. De alguna manera, están construyendo un nuevo
escenario, más complejo que el anterior pero que, a su vez,
abre nuevas posibilidades para profundizar la lucha que
llevan desde hace más de 20 años.

Este nuevo escenario posneoliberal tiene algunas similitudes
con la situación que atraviesan los movimientos en Argentina,
y parcialmente en Bolivia, donde ya no es posible seguir
peleando igual que antes de los gobiernos de Kirchner y Mesa.
Complejidad no es sinónimo de parálisis, sino de creación de
nuevas formas de acción para seguir avanzando

Notas:

(1) "Desojando", informe en Cash, suplemento económico de Página 12, Buenos Aires, 13 de junio de 2004.

(2) Ariovaldo Umbelino de Oliveira, "Os mitos sobre o agronegócio no Brasil", en Jornal Sem Terra No. 24,
mayo-junio de 2004.

(3) Véase O Estado de Sao Paulo, "País fica mais forte para enfrentar risco externo", sección Economía, 6 de
junio de 2004.

(4) "MST volta suas baterías contra o agronegócio", en O Estado de Sao Paulo, 30 de mayo de 2004.

(5) "País vai a contramao do agronegócio, diz OMC", O Estado de Sao Paulo, 12 de junio de 2004.

(6) "Pequeno produtor sustenta setor agrícola, mas tem créditos restritos", en www.mst.org.br 26 de mayo de
2004.