José Brito: Antes luchábamos contra terratenientes y ahora lo hacemos contra multinacionales

2000-11-29 00:00:00

Premios Príncipe de Asturias 2000 / Cooperación internacional

(José Brito Ribeiro, "Zequinha", es dirigente del Movimiento de Campesinos
Sin Tierra de Brasil. Recibió en Oviedo un premio alternativo al concedido
al presidente brasileño, Henrique Cardoso, y le recordó al mandatario su
gran asignatura pendiente: la reforma agraria.

José Brito, la voz de cinco millones de familias pobres campesinas en
Brasil "Antes luchábamos contra terratenientes y ahora lo hacemos contra
multinacionales")

Oviedo, E.G.

José Brito Ribeiro es un campesino sin tierra. Vive en un preasentamiento
en el Estado brasileño de Espíritu Santo, y su presencia en Oviedo sirvió
para recordarle al presidente, Henrique Cardoso, cuánto queda por hacer en
Brasil, un país con un 22 por ciento de población campesina, con 300.000
familias que ya viven en asentamientos campesinos y otras 120.000 a la
espera de un trozo de tierra, hoy improductiva "hace 50 años nos
enfrentábamos a los terratenientes, ahora a los bancos y las
multinacionales, a las grandes industrias y empresas de comunicación".

Un jornalero en el Brasil gana 70 dólares al mes, mientras que un
funcionario de ciudad percibe unos 1.000 dólares. Un kilo de carne cuesta
3 dólares; un coche modesto 8.000. "Nuestra Constitución dice que toda
tierra improductiva debe ser expropiada, pero Cardoso expropia lo justo
para atenuar los conflictos. No tiene voluntad ni iniciativa". Brito
Ribeiro es líder del Movimiento de los Sin Tierra, el MST de Brasil. Tiene
35 años y es una de las voces de los casi cinco millones de familias
campesinas sin tierra "para vivir con dignidad en mi país se necesitan unos
300 dólares al mes. Ningún campesino los gana, ninguno tiene un seguro
agrario ni médico. La reforma agraria está pendiente y Cardoso creó un
ministerio para este asunto. Pero sólo después de que 19 campesinos fueran
brutalmente asesinados. Las grandes empresas se están haciendo con el
control del campo".

Los asentamientos campesinos funcionan. Primero en tienda de campaña;
después, formando comunidades muy organizadas, muy horizontales en su
gestión. En esos asentamientos sobre tierra improductiva expropiada a
grandes terratenientes, cada familia campesina obtiene 10 y 15 hectáreas de
terreno. "Mucho mejor que irse a la ciudad, a los suburbios y favelas,
dominadas por mafias y donde la gente vive de forma miserable".