Culpa mayor

2003-08-27 00:00:00

MST Informa Año II - Nº 43 viernes, 11 de julio de 2003

Las carabelas de Pedro Álvares Cabral se aproximan a la
playa, donde un grupo de indios las observa. Un indio
mira a otro y dice: " Uff... Ahí llega aquel tema de la
reforma agraria." El tema de la reforma agraria tal vez
no sea tan antiguo como el Descubrimiento de Brasil, pero
ciertamente es uno de los temas más viejos y recurrentes
de Brasil. Tanto, que adquirió una cierta connotación
folclórica.

Hablar mucho de reforma agraria y nunca hacerla sería una
de las simpáticas inconsecuencias brasileñas, algo como
nuestra impuntualidad o cualquier otro mal hábito. Pero
como era un ideal noble, y como el hecho de tener tanta
tierra en Brasil aparecía como una especie de
remordimiento geográfico permanente, la reforma agraria
estaba en todo discurso de candidato y en todo programa
de gobierno, tanto de izquierdas como de derechas. El
gran, imperdonable crimen de los que comenzaron a
organizar el movimiento de los sin tierra fue, en primer
lugar, organizarse, y en segundo lugar, querer
transformar la retórica en realidad. Enfrentarse a una de
las premisas del patriciado brasileño y de sus discursos
que asume que la buena intención es suficiente y les
exime de llevar a cabo. Desafiaron una de las más
arraigadas tradiciones nacionales.

No se trata de justificar o de incentivar las ocupaciones
del MST y la ilegalidad, puesto que la violencia siempre
favorece la reacción. Pero la culpa mayor del punto de
combustión al que llegó la cuestión agraria en Brasil no
es del activismo que hoy asusta, de multitudes de
excluidos del campo y de las ciudades, que no son causa
sino efecto, y sí de toda una historia de promesas no
cumplidas o mal cumplidas, de insensibilidad, de
oportunidades perdidas — y de buenos discursos.

No sirve de nada, claro, decir aquí que el momento de
saldar la cuenta de la deuda social brasileña acumulada
desde las carabelas, la cuenta de todo lo que no fue
llevado a cabo, está llegando, ¡ja, ja, ja! y merecido,
porque en una combustión general nos quemaremos todos.
Pero no culpen a las víctimas. Lula no vistió uniforme
enemigo, como quiere la oposición, cuando se puso la
gorra del MST. El enemigo usa sombrero de copa. O usaba,
en las caricaturas antiguas.

*Artículo publicado originalmente en O Globo, de
10/07/2003