El hombre nuevo del MST

2003-07-24 00:00:00

En medio del Estado de Goias, en el asentamiento de Canudos,
en un "salón" con piso de concreto, paredes y techo de
hojas de palma, un muchacho expone su trabajo final en la
Escuela de Formación Básica del MST. Se trata de un
campesino del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra
del Brasil. En el auditorio 92 jóvenes dirigentes, alumnos
de la Escuela, el equipo de la Coordinación Político
Pedagógica, varios Dirigentes Estaduales y 4 chilenos que
hemos viajado a recoger experiencia, escuchan con atención.

Se trata de la culminación de un trabajo de cerca de 3
meses.

El alumno ha preparado su monografía sobre "Las dificultades
que tiene la organización del MST al pasar del campamento al
asentamiento"

Quienes escuchamos su exposición nos vamos enterando de su
propia experiencia en las ocupaciones de tierras no
cultivadas de grandes haciendas, de los ataques de los
hacendados, de la heroica resistencia de los campesinos y
sus familias hasta instalar una campamento, partiendo de la
nada y contando sólo con el apoyo de la gente del
Movimiento. Allí podrán pasar años antes que el Gobierno les
de la concesión de la tierra para legalizar los cultivos,
establecer asentamientos y lograr luego asistencia técnica,
maquinaria y semillas, en otra lucha con múltiples avances y
retrocesos.

El problema expuesto consistía en que mientras en los
campamentos la disposición de los campesinos a incorporarse
al Movimiento como militantes, a participar en las marchas,
en la defensa del terreno, en la organización de la escuela,
de los cultivos y otras tareas colectivas, era buena, en la
etapa de asentamiento el trabajo de la organización no era
tan fácil. Había la tendencia en muchas familias a
concentrarse en solucionar sus problemas en forma aislada y
de ahí la necesidad de buscar nuevas formas de trabajo con
ellos.

El exponente analizó varias causas y luego propuso varias
soluciones, algunas ya probadas en la práctica y otras sólo
en la fase de teoría.

En esta misma forma y sobre diferentes temas, fuimos
testigos, de exposiciones de trabajos elaborados por el
resto de los jóvenes dirigentes del MST que participaban en
la Escuela. Con sencillez y modestia, nos hacían partícipes
de una reflexión teórica sobre su práctica político-social.

Tras este hecho que relato, está la experiencia de miles de
campesinos y también de habitantes de las ciudades del
Brasil que integran el Movimiento y que desde 1979 , año en
que iniciaron las ocupaciones, han ido elaborando,
construyendo una alternativa en un proceso de acciones y
reflexiones que los coloca hoy sobre bases lo bastante
sólidas como para poder resistir y reaccionar, ante el
fuerte embate del neoliberalismo y la reacción en el mundo

Desde los primeros años la experiencia les fue mostrando que
no bastaba con ocupar la tierra y cultivarla, porque el
movimiento en sí estaba produciendo algo más, un hombre, una
mujer, un joven, un niño con una identidad distinta, un "Sem
Terra".

No se trataba de un nuevo propietario, se trataba de seres
humanos que querían usar un bien que consideraban común, la
tierra, en beneficio de todos y para ello estaban dispuestos
a luchar, resistir, enfrentarse al sistema y cambiarlo. Se
presentaba, entonces, también el desafío de darles la
formación más adecuada a esa nueva apuesta.

Y en ese contexto la tarea implicaba dos aspectos
fundamentales: por una parte debían dar formación a sus
militantes y cuadros dirigentes y por otra parte, abordar la
educación de los niños y jóvenes de los campamentos y
asentamientos, así como la alfabetización de los adultos.

El tipo de formación que necesitaban dar a sus militantes
emanó en cada uno de sus Congresos resumida en sus consignas
que reflejaron la idea principal de su pensamiento en ese
momento.

"La tierra para el que la trabaja" (1985) fue la consigna
del primer Congreso, indicando con ello la determinación de
luchar contra quienes tenían la tierra y no la necesitaban.
La formación para sus militantes, fue de agitación y
propaganda para vencer el miedo a ocupar las tierras. Y los
contenidos para explicarles como funcionaba la sociedad y
porqué había ricos y pobres, provenían del materialismo
histórico, de la Biblia, del Estatuto de la Tierra y de la
economía política.

"Ocupar, resistir y producir" (1990) fue el pensamiento del
segundo Congreso.. La formación va en dos sentidos: en
preparar para resistir haciendo ocupaciones masivas y por
otro lado, hacer producir la tierra ocupada. En esta última
tarea se trata de convencer de la necesidad de trabajar en
cooperativas y organizar bien el trabajo productivo.

"Reforma Agraria, una lucha de todos" (1995) fue la orden en
el tercer Congreso porque se veía que la implantación del
modelo económico destruiría también la pequeña agricultura.
Las movilizaciones incluyeron solidaridad con otros sectores
de pequeños propietarios, constituyéndose en espacios de
concientización masiva, el MST alcanzó gran reconocimiento
externo.

"Reforma Agraria por un Brasil sin latifundio" (2000) fue la
consigna del cuarto Congreso. Se trata de un retroceso en
las demandas, pero necesario dado que el neoliberalismo
consiguió una serie de derrotas de los trabajadores y en esa
circunstancia, se trataba de preservar lo ya conquistado. El
Movimiento se abocó a mejorar las estructuras y mejorar la
preparación de sus dirigentes para enfrentar arremetidas de
los EEUU como el ALCA.

Luego de la victoria de Lula la orden de "por un Brasil sin
latifundio" gana más significación. No se sabe si él hará
las reformas necesarias, pero el MST aprovechará el signo de
cambio que significa esta elección, para continuar con las
ocupaciones, las marchas, las movilizaciones y las presiones
sobre el Gobierno para lograr avanzar en su lucha contra el
latifundio.

Paralelamente al proceso de formación de los militantes y
dirigentes del movimiento se desarrolló la batalla por la
educación formal de niños y jóvenes bajo los principios y
valores del Movimiento.

Ello significó una lucha por lograr escuelas, luego, que
éstas fueran estructuradas y con planes especiales para
jóvenes y niños campesinos, y más adelante por lograr formar
sus propios maestros. Sin embargo y paralelamente a la lucha
contra las instancias gubernamentales, con la ayuda de
pedagogos como Paulo Freire y trabajando con los escritos de
Makarenko, de Gramsci, de Lenin, etc. integrantes del
Movimiento han ido elaborando la Pedagogía de los Sin Tierra
que contempla diversos aspectos que tienen que ver con la
educación y formación de este "hombre nuevo".

En primer lugar el principal agente educativo es el
Movimiento mismo que en sus vivencias colectivas,
ocupaciones, marchas, campamentos, asentamientos, trabajo
productivo, místicas, va formando a los integrantes de las
familias completas. Se produce un proceso de identificación
muy fuerte con el Movimiento porque este tiene la fortaleza
de un camino recorrido con objetivos logrados en muchos
lugares.

Un segundo elemento es que se educan en la lucha permanente
para cambiar el actual estado de cosas. Y esta mentalidad de
cambio se vive también en lo cotidiano, no repitiendo en la
misma forma las actividades diarias, dejando volar la
imaginación y la creatividad en la disposición de los
elementos en la sala de clase, en el embellecimiento de los
lugares que ocupan, improvisando actividades de animación en
los descansos y sobretodo desarrollando las actividades con
variadas formas y elementos.

Esa formación y esa lucha se da en colectivo y por tanto el
aprender a valorar el aporte de los demás, el ser modesto
con las opiniones propias, el respetar lo resuelto por el
colectivo son elementos que se ejercitan diariamente. Esta
es también una forma de conseguir que la unidad de acción
pase a ser un elemento natural para quienes tienen que
enfrentar enemigos tan poderosos

Un elemento muy determinante en el proceso pedagógico es la
Tierra , en el sentido , que los ocupantes, hayan sido antes
campesinos o no, recuperan raíces históricas de la
producción agrícola en Brasil. Por ello la formación incluye
en forma permanente el trabajo y la producción en el campo,
incluso trasladando hoy las escuelas de Formación Básica de
Dirigentes a los asentamientos. Está muy presente el hecho
que el Movimiento está formando personas en nuevas
relaciones de trabajo agrícola y nuevas relaciones de
producción y ello se aprende en la práctica.

Hay también un proceso educativo a través de la "elaboración
de la cultura de los Sin Tierra" que en su lucha van
proyectando nuevos valores, convicciones, ideas,
principios, conocimientos, expresiones materiales, música,
costumbres que se perciben en los campamentos,
asentamientos, escuelas, cursos de formación, marchas, y que
además trasmiten a través de sus relaciones con otras
personas, de la mística, de los símbolos, de los gestos, del
arte.

El referirme aquí al rol de la mística en la vida del MST
significaría en la práctica escribir otro artículo. Por ello
sólo quiero destacar que la mística además de ser un
elemento de la cultura es empleado como factor esencial en
la formación de las nuevas generaciones y en la mantención
del optimismo revolucionario entregando, a través de ella,
la posibilidad de vivir anticipadamente aquello por lo cual
se está luchando.

De la valiosa experiencia recogida del Movimiento de los
Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil, tendremos
oportunidad de conocer más directamente de los protagonistas
en el mes de Septiembre en que una importante delegación
viaje a Chile con motivo de los 30 años del Golpe militar
que derrocó al presidente Salvador Allende.

* Marta Godoy H. Licenciada en Ciencias Sociales Universidad
de La Habana